Volvamos a empezar.

Capítulo 3.

-Verás... desde aquel día no puedo dejar de pensar en ti, en cómo te perdí de una forma muy estúpida e inmadura para mí. Todo lo que veo me recuerda a ti, hasta el tequila con sabor a tus besos. Recuerdo cuando nos pasábamos el día vagueando y comiendo guarradas varias viendo tu película favorita, Dirty dancing, la habías visto tantas veces que decías el texto de los protagonistas. - Sonrío como una idiota.- ¿Sabes? El mundo era una mierda, pero entonces... aparecías y sonreías. Y te juro que me da igual que fuese una mierda si tú me abrazabas... porque desde tus brazos todo se ve mucho más bonito. ¿Y sabes qué más? Bailaría contigo aun sin saber. Aunque no sonara música. Escribiría cada noche una canción para ti. Quizá te la leería después de hacer el amor. Y te miraría a los ojos antes de acostarme diciendo un te quiero sólo con la mirada. - Me sonrojo, cuando me sale mi vena poeta no hay quien me pare.

-Vanesa... -Suspira.- Me hiciste mucho daño y aunque ya estés más que perdonada no puedo volver contigo... Sería seguir haciéndome daño a mi misma y el daño ya fue bastante.

- ¿No confías en mí? - A veces me arrepiento de ser tan lanzada, pero bueno, ya lo he dicho.

-Confié en ti, y me fallaste.

Y ahí, justo ahí es cuando mi mundo se viene abajo. Cuando mi cuerpo literalmente está muerto. Cuando ya nada tiene sentido, ni siquiera respirar ¿para qué? Me siento como la mayor mierda del mundo. Aunque le doy toda la razón, hasta yo misma me fallé. Y ahora es cuando todo duele. Duele el silencio. Duele la ausencia. El saber que nunca más...

-Podemos seguir siendo amigas ¿no? - Dice con una sonrisa.

-Claro... - Digo con el poco ánimo que me queda.

Me da dos besos y se va. Creo que ya le toca salir a cantar. Pero me deja sola y con un vacío enorme. Y es que ella no se da cuenta de que le señalé a ella porque tiene los ojos más bonitos del mundo y porque tiene el mundo más bonito en sus ojos.