Capítulo 30.

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Acabo de despertarme. Que fría está la almohada.
Entreabro los ojos y me encuentro con un ventanal enorme enfrente de mí. Te busco a mi lado y no estás.
Noto, por la luz que entra desde la terraza, que debe quedar relativamente poco para que amanezca.
Con esfuerzo, y no sin dirigir una triste mirada a las sábanas, me levanto y voy al baño.
Al salir, te veo en la terraza, estás apoyada en la barandilla, ligeramente inclinada, con sólo una camiseta y fumándote un cigarro, a pesar de mi insistencia de que no me gusta que lo hagas. Al oír que me acerco, giras el cuello y me dedicas una bonita sonrisa. Y te vuelves a quedar embobada mirando el cielo. ¿Y quién no iba a morirse de vergüenza mientras tú lo observas como si fuera el paraíso? Te juro que hasta el cielo empieza a pensar que el pecado, si es contigo, tampoco será tan malo.
A veces me gusta mirarla así, cuando piensa que estoy haciendo cualquier cosa y no me presta atención, y es ella misma.
Y es que con ella todo es mágico, porque se acerca, me hace reír y a veces hasta se me olvida de por qué estaba llorando.
Te giras y me ves mirándote, y ahora la que se sonroja soy yo y no el cielo, y te ríes, te acercas, y pienso que contigo, hasta escribir sobre ti es una pérdida de tiempo: nadie podrá valorar de un modo realista el valor de la calidez de tu sonrisa.

-¿Otra vez intentando componer mientras me miras? Te he pillado. - Dice mientras me da un beso y, a continuación, se tumba en la cama.

-Bueno, más o menos... ¿Qué vamos a hacer hoy? - Pregunto mientras la imito y, al acomodarme, la abrazo.

-Tú no sé, yo hoy tengo que ir a una entrevista de radio. - Suspira. - Hoy me apetece quedarme contigo. Aquí, abrazaditas y viendo una peli o algo.

-Pues como no puede ser... a mi me apetece ir a la playa. Así que cuando te vayas iré a dar un paseo por allí e intentaré componer algo.

-Como quieras cariño. - Me besa.- Yo voy a ducharme.

Se levanta y comienza a quitarse la ropa delante de mí muy lentamente. No puedo evitar morderme el labio inferior al ver tal tentación. Empieza por arriba, quitándose la camiseta. Lleva un sujetador de encaje negro y, no me preguntéis por qué pero hasta la ropa interior negra le queda extremadamente sexy. Sus movimientos intencionados hacen que pierda por un instante la razón, y es que, cualquiera la perdería teniéndola semidesnuda delante de ti. Me pregunta, con su voz ronca, si puedo ayudarle a quitarse el sujetador. Al hacerlo, no puedo remediar empezar a besarle el cuello y a darle pequeños mordiscos mientras su respiración se agita. Le echo el pelo hacia un lado y comienzo a observar su espalda. No podría contar con mis dedos las veces que le he contado todos y cada unos de los lunares de su espalda. Tiene exactamente treinta y dos lunares y, os puedo jurar, que es el paisaje más bonito que he visto en mi vida. Al quitarle el sujetador, hago que se gire bruscamente para darle un buen beso y, como si para ella fuera una diversión, comienza a reír en mi boca.

-¿Nunca tienes suficiente? Ya lo hicimos ayer. - Sonríe. ¿A caso hay un límite para hacer el amor? O, ¿con ella algo podría ser suficiente?

-Contigo nunca es suficiente. Digamos que así es otra manera de demostrarte lo mucho que te quiero. - Esta vez, la beso con ternura.

-Pues nunca dejes de demostrármelo de esa forma. Y, cariño, me voy a duchar que ya sabes que no me gusta llegar tarde. - Se apresura a entrar al baño y para mi sorpresa, deja la puerta abierta. Rápidamente se me ocurre una buena cursilada para hacerle. Comienzo a buscar en su bolsa de maquillaje y doy con un pinta labios rojo, perfecto.

Al oír el agua caer, voy despacio hasta el baño, siendo lo más sigilosa posible. Con el pinta labios, comienzo a pintar en el espejo una frase de mi queridísimo Manu Carrasco, pensaba poner una mía pero me gusta más la de él.

No soy nadie sin tu boca.

Igual pensáis que es una tontería o cosas así, pero realmente me gusta hacer este tipo de cosas. A veces soy extremadamente romántica cuando me lo propongo y siempre se dice que los pequeños detalles marcan la diferencia, ¿no?

Salgo del baño y comienzo a vestirme, a pesar de que hace un poco de calor, no voy a bañarme, aún es muy temprano y si lo hago, sería con Malú. Voy a ir a dar un paseo y a intentar componer algo, escuchar el sonido del mar siempre me inspira, no sé.

Espero un buen rato hasta que sale del baño, sale con el típico albornoz de hotel y con una sonrisa en la boca.

-Eres lo más cursi del mundo. - Ríe. Y no le quito razón, lo soy y bastante.

-Vamos, ahora dime que no te ha gustado. - Le reto.

-Pues no, no me ha gustado. - Se acerca. - Me ha encantado. - Y antes de que pueda decir algo ya tiene sus labios pegados a los míos. Y realmente, no pueden estar mucho tiempo separados. Es como si de dos imanes se tratase.

Luego, comienza a vestirse y peinarse, pero para mi sorpresa no se maquilla. A los pocos segundo me doy cuenta de que rara vez lo hace para una entrevista de radio, dice que allí nadie le ve. Yo ya he cogido mi guitarra y estoy dispuesta a salir. Nos despedimos con un largo beso y ella se va en un coche, en cambio yo, voy andando.

Narra Malú.

Entro en el ascensor del hotel y pulso el botón de la segunda planta. La entrevista ha ido muy bien pero nunca preguntan más allá de lo normal. Al llegar a mi habitación escucho risas y, que yo recuerde, la llave de la habitación solo la tiene Vanesa. Entro y me encuentro a una chica totalmente desconocida para mí, es morena, tiene los ojos verdes y está con sólo una camiseta. ¿Qué cojones está pasando aquí?

-Vanesa... ¿Qué es todo esto? - Pregunto intentando mantener la calma.

-Nada, es sólo una amiga. La he conocido en la playa. - Cierro los ojos y suspiro.

-¿Y por qué la traes a mi habitación? - Joder, es que me lo está poniendo en bandeja.

-No sé, nos apetecía estar en un sitio tranquilo hablando. ¿Qué hay de malo en que la traiga aquí?

-Vete, por favor. - No sé si estoy haciendo lo correcto. Probablemente no, pero no me apetece verla en este momento. ¿A caso no tenía otro sitio para hablar con ella, si es eso lo que estaban haciendo?

-¿Qué? ¿Por qué? - La miro y tiene cara de no entender absolutamente nada, la conozco, y no me extraña.

-No quiero verte en este momento Vanesa. Ya hablaremos. Ahora vete, por favor. - Sin entender muy bien esta situación lo hace, y su amiguita va con ella. Joder, ¿por qué al final todo me tiene que salir mal?

Y otra vez lo mismo, siempre es la misma historia una y otra vez, siempre en el punto de partida y parece que, cuánto más intentamos avanzar una casilla, más rápido volvemos donde empezamos a jugar. Y ya este absurdo juego, empieza a cansarme.

No llevaban nada juntas y ya las he vuelto a separar. De verdad, soy de lo que no hay...
Bueno, he estado con exámenes y me ha sido imposible subir antes, siento la tardanza.
Os vuelvo a dejar mi Twitter por si queréis seguirme y aportarme algo por MD, se agradecería.
@_Valuxx

Volvamos a empezar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora