Capítulo 9.

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Despierto por los molestos rayos de luz. Miro a mi alrededor y estoy en mi patio, en una amaca, no sé cómo he podido llegar aquí. Tengo un fuerte dolor de cabeza, me arrepiento de haber bebido tanto, bueno, me arrepiento de haber bebido, sin más. Me levanto despacio, como puedo. Tengo que apoyarme a la pared ya que me cuesta la vida misma mantenerme en pie. Pasado unos segundos me encuentro un poco mejor, pero sigo apoyándome en la pared para andar.

Entro en casa y cojo una pastilla del cajón de la cocina. Me la tomo y bebo un poco de agua.

Busco mi móvil por toda la casa. Lo encuentro en mi cama, bueno, ya ni me hago la pregunta de cómo ha llegado ahí. Lo miro y ni una sola llamada perdida de Vanesa, ni siquiera un mensaje. Está claro que algo ha pasado.

Narra Vanesa.

Al abrir los ojos me encuentro en una habitación totalmente blanca. Miro a mi alrededor y hay un sofá, una mesilla donde hay unas pastillas, una ventana, y poco más.

Creo que mi cabeza va a explotar en cualquier momento. Me duele todo. Me miro los brazos y tengo un tubo que conecta con el gotero. Vale, estoy en un hospital.

Al poco tiempo mi mente se va refrescando y recuerdo que tuve... un accidente, supongo.

Vuelvo a mirar a mi alrededor y en un perchero está mi ropa y mi bolso. Recuerdo que ese día me puse un pantalón que no tenía bolsillos y dejé el móvil en mi bolso. Me levanto con cuidado. Rezo para que mi móvil no haya sufrido tanto y pueda llamar a alguien. Me acerco, cojo el bolso y rebusco hasta encontrarlo. Lo enciendo. Perfecto, sin batería. Vuelvo a rebuscar en mi bolso. Dios, afortunadamente traigo el cargador. Lo enchufo y lo pongo a cargar. Espero unos minutos. Veintisiete llamadas perdidas de Malú y treinta y cuatro mensajes. Mierda, la cena. Le llamo. Un tono, dos tonos, tres tonos...

-¿Sí?

-¿Malú...?

-Dios, Vanesa, ¿estás bien? ¿qué te ha pasado? ¿por qué no me cogías el teléfono? - Todo esto lo dice muy rápido y con un tono de preocupación.

-Yo... No sé que me ha pasado, creo que he tenido un accidente.

-¿Qué? ¿Estás bien?

-He estado mejor...

-¿Dónde estás?

-En el hospital.

-¿En cuál?

En ese momento entra un médico.

-Eh, por favor, túmbese. - Me ayuda a tumbarme con mucho cuidado.

Al hacerlo siento un fuerte dolor en la espalda y suelto un leve gemido.

-¿Te encuentras bien?

-Sí sí...

-Bueno...

-¿Podrías decirme en qué hospital estoy?

-En Carlos lll.

-Muchas gracias.

-Ahora quédese ahí y no se mueva. - Me lo dice con una sonrisa. Asiento. Me cambia el gotero y se va.

-Malú, en el Carlos lll.

-Vale, voy para allá cielo. - Por como me lo dice deduzco que está sonriendo.

-No tardes mucho por favor...

-No tardaré, cariño.

-Te quiero, Malú.

-Y yo a ti, Vanesa. - Sonrío.

Tras esto cuelgo y espero impaciente a que aparezca por la puerta.

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