Capítulo IV

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Secó el sudor de su frente con la toalla y bebió un trago largo de agua, Sehun miró a su amigo quien le había sostenido el saco; Jongin sonrió internamente, acercándose a él, deleitándose con su cuerpo.
-Sehun ¿nos vamos ya?
-Sí, hombre. -quitó las vendas de sus puños.

¿Qué sucedió anoche?
-Simplemente, no quería trabajar.

Salieron del gimnasio, unos pasos más y sintieron una mirada taladrando sus espaldas ¿demonios? No, el aire continuaba tibio. Sehun giró la cabeza topándose con el chico de cabellos rubios y ojos almendrados, acomodó su cabello ante la mirada de él.

Luhan se aferró al brazo de Baekhyun mientras los espasmos del deseo lo abrumaban. El hijo de Azael, no dejaba de observarlo, desnudándolo con los ojos.
-Baek, no sigas caminando. Por favor.
-¿Te sientes mal? ¿Quieres que volvamos con Kyungsoo?
-No, es solo que... Jesús, viene hacia nosotros.
-¿Lo conoces? -dijo el bajo con sus ojos clavados en el de cabellos castaños.

Ambos evitaron soltar un jadeo cuando los dos hombres, verdaderos adonis, estaban bloqueando su visión periférica. Jongin arqueó una ceja al sentir el deseo que emanaban de sus cuerpos.
-Sí, nos conocemos. ¿Verdad, Luhan?
-¿Cómo sabes mi... -miró su ropa. Sí, maldita etiqueta de trabajo con su nombre.
-Soy Sehun. -se inclinó respetuoso.

Sehun, Sehun. Dios, aquella voz; pensó. Sin meditarlo dos veces, se acercó más a él apuntándolo con el dedo.
-Por tu culpa casi me despiden, estúpido. -bramó.
-Lu ¿qué dices?
-Baek, él fue quién me... -calló avergonzado, su amigo no sabía nada.
-¿Fui, quién?

Jongin alejó al muchacho suavemente, regalándole una pequeña sonrisa.
-Hombre, no causes problemas. Aquí no, Sehun.
-Kai, cállate. No seas envidioso. -se rió sutil de su propia broma.

-Lu, vámonos. -tomó a su amigo del brazo, sacándolo de allí.
-Espera.

Sehun agarró la muñeca de Luhan jalándolo hasta su cuerpo, haciendo que el mayor soltará un jadeo, aferró sus manos a la cintura ajena, el de ojos almendrados gimió.
-Para que continúes soñando conmigo.

Sin más, lo besó, devoró sus labios apreciando el acoplamiento de Luhan, el aura rojiza de éste abrazándolos, dando paso a la lujuria, olvidándose de lo demás.
Sehun sintió los celos del hijo de Leviatán y de aquel muchacho amigo de su ente de pasión. El mayor gimió jalando el cabello del castaño, notando como su cuerpo correspondía sin ningún pudor.
-Te veré luego, Lu. -susurró en su oído.
-Sí...

Caminó con su amigo, aún sintiendo como los labios de Sehun ardían sobre los suyos. Evitó jadear cuando una ola de placer recorrió su espina dorsal.

Serás todo mío, Luhan.

-Todo tuyo, todo. -murmuró.
-¿A quién le hablas? -miró a Baek nervioso, lo había oído.
-Eh... A nadie, solo es una estúpidez.
-Raro ese chico ¿no? Te besó.
-Sí, lo hizo...

Y lo haré una y mil veces más.

El deseo se había extendido como Azael había anhelado. Leviatán, continúaba queriendo lo que le era imposible de obtener.

Akatharto [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora