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—No es lindo ponerse la misma ropa— Se lamentó ella, abriendo la puerta del cuarto de baño. Justin la observó y sonrió. Que bonita lucía con el cabello mojado.

—Iremos de compras, no te preocupes— Avisó él. —¿Ya estás lista?— Preguntó. Rosalyn terminó de cepillarse el cabello frente al espejo del baño.

—Si, eso creo— Respondió ella.

—Bien. Es mi turno de bañarme— Dijo él, llegando hasta la puerta del baño. Rosalyn se vió a si misma por última vez. Se giró para salir, pero Justin puso su brazo en el borde de la puerta, impidiéndole salir.

—¿Algún problema, Bieber?— Preguntó ella. Justin sonrió cautivante.

—Me gustaría recibir un beso tuyo antes... ¿Puedo?— Preguntó, amarrando su brazo a la cintura de ella. Se juntaron de nuevo. Ella sonrió.

—Inténtalo— Sugirió ella. Sin previo aviso, Justin se metió al baño y cerró la puerta detrás de él. De un ágil movimiento, la pegó a la pared y la acorraló con ambos brazos. Ella rió. —¿Qué haces? Dijiste un beso...— Susurró ella. Justin se lambió los labios y sonrió. Joder... era tan sexy.

—Y eso es lo que voy a darte... pero tengo mis técnicas— Advirtió él. Rosalyn soltó una risa traviesa.

—¿Técnicas?— Dijo en tono de burla.

—Técnicas para llevarte a la luna... con un simple beso— Informó. Rosalyn volvió a reír, pero esta era una risa nerviosa. Observó como los ojos de Justin se llenaban de lujuria... tragó saliva. Oh, no. La excitó de manera inmediata.

—Oh, creo que usted presume de algo imposible, señor Bieber— Se burló ella. Pero sólo para provocarlo... para animarlo a que le diera el beso más increíble de todos. Si... por favor.

—¿Imposible? Imposible será detenernos, muñeca...— Le susurró, lo más cerca de sus labios posible. Ambos sonrieron al mismo tiempo, antes de que Justin la atrapara una vez más... en un profundo beso. Exigente, placentero... con sus labios ardiendo en fuego de nuevo. Contagió ese calor en ella. Rosalyn se sostuvo de su cuello, lo obligó a no separarse. Justin empezó a comerle la boca con ganas. Cada que la saboreaba era... adictivo. La sujetó de la cintura, luego de la espalda... después metió ambas manos bajo su blusa, tocándole la espalda desnuda. Las manos suaves de él viajaron por toda su piel, erizándosela por completo. Ella pudo sentir el frío de la pared chocando contra su piel, pero al mismo tiempo sentir las manos de Justin, le provocaba una sensación asombrosa. Sus lenguas empezaron a chocarse con desesperación. Sus labios empezaron a hincharse. Justin dio pequeños pasos, llevándola hasta la esquina de la pared. La apretó contra su cuerpo. Estaban quedándose sin respiración. Pero él no se estaba equivocando... literalmente la estaba llevando a la luna con ese beso. Era tan magnífico. No querían parar. De pronto, ella le mordió el labio inferior. Justin se separó ligeramente de sus labios. Sonrió pero al mismo tiempo se quejó.

—¿Por qué lo has hecho?— Preguntó. —Te encanta morder a la gente, ¿Verdad?—.

—Corrección... me encanta morderte... sólo a tí— Confesó ella. En el rostro de Justin se dibujó una sonrisa maliciosa.

—Si es así, entonces hazlo... cuántas veces quieras, muñeca— Dijo él. Volvió a hundirse en sus labios, profunda y placenteramente. Ella se estremeció al sentir como las manos de Justin llegaban hasta su trasero... la apretó. Maldición. Pudo sentir una vez más la enorme erección de él entre sus piernas. Volvió a hacerlo. Joder... esto se sentía tan bien. Sus respiraciones se agitaron más. Él bajó a su cuello para lambérselo y besárselo. Santa lengua experta de Justin. Se imaginó su lengua en... oh Dios, estaba teniendo pensamientos realmente prohibidos. Pero era imposible no tenerlos con él comiéndosela de esa forma, tan ardiente. Empezó a apretarla contra la pared, haciéndola sentir su miembro con cada roce. Joder, joder, joder. Este hombre era el Diablo de nuevo. Y de nuevo, la apretó con ganas. Mierda, esto era demasiado. Ella gimió. Justin volvió a subir a sus labios, besando la comisura de estos. —Hay tantas cosas que quiero hacerte, cariño...— Le susurró, dándole más besos, dándole más apretones contra la pared. A ella se le empezó a nublar la vista.

Detrás de los Mester. 1temDonde viven las historias. Descúbrelo ahora