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-¡MAMÁ!- Gritó con fuerza. Corrió hasta ella y se agachó para tomarle el pulso. Tocó su pecho. No pudo sentir nada. No respiraba. No se movía. Rosalyn empezó a sentir como la piel se le erizaba. Su corazón latía fuerte. Su estómago se estrujaba. Un nudo impresionantemente desgarrador se formaba en su garganta. Tenía a su madre frente a ella, con una gran cantidad de balazos en todo el cuerpo. Y se preguntó... ¿Cómo alguien podría ser tan cruel para dispararle tantas veces? ¿Por qué? ¿Por qué a ella? ¿Por qué a su madre? ¿Por qué a la mujer que más amaba en el mundo? ¿Por qué a la mujer que le dio la vida? ¿Por qué a una mujer tan buena como ella? Sus ojos se llenaron de lágrimas y tocó de nuevo el pecho de su madre, esperando un movimiento. -¡DESPIERTA! ¡MAMÁ DESPIERTA!- Gritó. Solo consiguió que sus manos se llenaran de la sangre provocada por las balas. Sintió las manos de Justin sobre su cintura, intentando levantarla, pero ella se resistía. Abrazó fuerte a Lizbeth. -¡SUÉLTAME JUSTIN! ¡MAMÁ NO TE VAYAS! ¡NO ME HAGAS ESTO, DESPIERTA!- Los gritos eran desgarradores. El dolor formándose dentro de ella estaba matándola a cada segundo. No tenía palabras para describir lo que estaba sintiendo. Entonces, soltó todo el llanto. No pudo con tanto. Acarició el cabello de su madre. Las lágrimas caían sin piedad sobre sus mejillas. -Mamá, te amo mamá... por favor abre los ojos... por favor- Le susurraba al oído. Y más lágrimas la invadían. Su corazón se hacía pedazos. Y comenzó a recordar todas las veces que peleaba con su madre. Todas las veces que la desobedeció. Que le parecía exagerada por no dejarla salir a fiestas. Que la cuidaba y era demasiado sobreprotectora. Y le dolía horriblemente. Estaba tan arrepentida por todo aquello. Deseó con todas sus fuerzas regresar el tiempo... corregir esos errores. Abrazar a su madre todos los días... hacerle caso en todo... pasar más tiempo con ella... contarle todos sus secretos... decirle cuanto la amaba... pero ya no podría... nunca más. Su madre se había ido. Y los recuerdos la ahogaban en llanto. Sentía que no podía respirar. Cerró sus ojos, seguía aferrada al cadáver de su madre. Justin intentaba apartarla.

-Por favor, suéltala... ella está en un lugar mejor... no te lastimes más...- Le rogaba Justin, pero ella no hacía caso. No podía soltarla. No podía dejar ir a la mujer que le dio la vida. Que le enseñó lo que es el amor de madre. Que la apoyaba incondicionalmente cuando todos le daban la espalda. Que se preocupaba por ella como nadie en el mundo. Que la hacía sonreír en sus peores momentos. Sólo ella... sólo el amor que una madre podría entregar. Ese amor que nadie puede superar. Y que Rosalyn, no tendría jamás. Más lágrimas. Más asfixia. Más apuñaladas a su corazón. Más dolor en su estómago. Se hacía débil con cada lágrima... con cada recuerdo. Esto era lo peor que le había pasado. Jamás había sentido tanto dolor. Jamás se sintió tan inservible y sola. Su madre era todo para ella. Este dolor era inimaginable, insoportable... el dolor de la muerte.

-No... mamá no...- Ya ni siquiera le salían las palabras. No pudo ejercer más fuerza sobre ella. Justin terminó por levantarla, sujetándola fuerte de la cintura. La abrazó con todas sus fuerzas, presionándola fuerte contra su cuerpo. Haciéndole saber que no estaba sola. Pero ella seguía intentando soltarse.

-Tranquila, tranquila... estoy aquí- Le susurró, acariciándole el cabello. Las lágrimas de Rosalyn comenzaron a bañar la camisa de Justin, pero a él no le importó. -Todo estará bien, vamos, respira- Rogaba. Estaba realmente preocupado. Ella apenas contenía la respiración. Las lágrimas la tenían invadida.

-Suéltame... Justin... déjame abrazarla- Con la poca fuerza que tenía, se soltó de él para volverse al cuerpo de su madre, pero él intentó sujetarla de nuevo.

-Tenemos que llamar a la ambulancia, tenemos que encontrar a tu padre- Avisó él. Ella empujó a Justin del pecho, logrando que él la soltara.

-¡Me quedaré con mi madre te guste o no!- Gritó ella. Justin negó con la cabeza. Se sintió pésimo al verla en ese estado. Quería abrazarla, besarla, hacerle sentir que todo estaría bien, pero ella no se lo permitía.

Detrás de los Mester. 1temDonde viven las historias. Descúbrelo ahora