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10:12 pm. Rosalyn giró de nuevo en la cama. No podía encontrar la manera de sentirse cómoda. Para empezar, no estaba en su casa. Segundo, había escapado sin autorización de sus padres. Tercero, estaba en casa de un viejo amigo de su novio, con el cual se había besado. Lo que era aún peor, es que Justin no estaba junto a ella. Podría estar pasándola realmente mal, Richard pudo haberlo atrapado, y ella se olvidó de eso al estar con Taylor. Nunca se había sentido tan mal que ahora. Esta no era la Rosalyn que hacía siempre lo correcto. Estaba volviéndose otra persona. Dio un profundo suspiro y abrazó fuerte su almohada con ambos brazos. El nudo volvió a asfixiarla al recordar cómo había engañado a Justin. Se cubrió la cabeza con la almohada de tan solo pensarlo. Silenciosas lágrimas bañaron la tela poco a poco. Trató de no hacer ruido. De que Taylor no pudiera escuchar como sacaba todo ese dolor contenido. Todo esto estaba mal, realmente mal. Y en lugar de desahogarse, el dolor aumentaba. Cuando lo único que sonaba en la habitación era su llanto, la puerta se abrió. Un fuerte portazo la cerró de vuelta. Ella se quitó la almohada del rostro. Entonces, él encendió la luz.

-Justin... volviste...- Susurró ella. Limpió sus lágrimas y lo observó fijamente. Se miraron. Él tenía en una de sus manos una botella grande de cerveza. -¿Has estado bebiendo?- Preguntó, asustada. Pero más se asustó al ver sus ojos. Estaban hinchados y rojos. Como si hubiera llorado por horas enteras. Se preocupó muchísimo. Pero ella... ella estaba igual.

-Creo que eso es obvio- Respondió Justin, mostrándole la botella. Ella se levantó de la cama.

-Suelta eso Justin- Pidió. Él negó con la cabeza.

-Estoy de vuelta, Rosalyn. ¿No vas a preguntarme como me fue? ¿No te interesa saber si Richard y los chicos me atraparon?- Preguntó. Su tono de voz era claramente ebrio y sarcástico. Ella dio pasos cortos hacia él.

-Creo que eso es obvio- Dijo ella, devolviéndole la frase. Empezó a molestarse por su actitud. Justin apretó la mandíbula. -Estás ebrio, y creo que estuviste llorando, Justin. ¿Por qué?- Preguntó, preocupada.

-Necesito dormir- Respondió él. Dejó la botella sobre un mueble. Iba a acercarse a la cama pero Rosalyn se puso frente a él.

-No te atrevas a evadirme- Advirtió ella, poniendo una mano sobre el pecho de Justin. Él se quedó quieto, observándola.

-También tú estuviste llorando y no te estoy jodiendo, ¿Verdad? Ahora déjame dormir- Pidió. Rosalyn sintió un dolor inmenso al escucharlo decir eso. Justin iba a moverse de nuevo, pero ella no se quitaba del frente.

-¡Dime que pasó!- Gritó ella, exigiéndole. Necesitaba saberlo.

-¡Muévete!- Respondió él, con un grito similar. La empujó con tal fuerza que, Rosalyn cayó al suelo inmediatamente. Justin se quedó helado al verla tirada frente a él. Mierda. Ella se incorporó poco a poco, poniendo sus manos sobre el piso, para sentarse. Ese horrible dolor se incrementó dentro de ella. Sus ojos se cristalizaron. Observó a Justin, él no hacía nada. El nudo terminó asfixiándola y comenzó a derramar muchas lágrimas. Ella intentó levantarse y Justin estiró su brazo, ofreciéndoselo. -No medí mi fuerza... yo... lo siento, joder, perdón- Intentó levantarla, pero ella se levantó sola, ignorando su brazo. Él no se rindió, intentó abrazarla, realmente estaba arrepentido. Pero ella solo dio pasos hacia atrás.

-¡No me toques!- Gritó Rosalyn, envuelta en lágrimas. Justin sintió más apuñaladas a su corazón.

-No quise empujarte, estoy... estoy borracho, mírame, Rosalyn. Soy un idiota- La mandíbula empezó a temblarle. Joder.

-¡Lo eres!- Respondió ella, con voz fuerte.

-No llores. Necesito contarte lo que pasó- Dijo, siendo fuerte para no llorar de nuevo. Ella negó con la cabeza.

Detrás de los Mester. 1temDonde viven las historias. Descúbrelo ahora