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La mente le daba vueltas. Realmente tenía una enorme curiosidad por saber quien era esa tal 'Paris', que lo había llamado casi 6 veces. ¿Era tan importante como para insistirle así a Justin? ¿No se suponía que él no tenía amigos ni amigas? ¿Qué las únicas personas en su vida eran Richard y los chicos? ¿Le ocultaba algo? Oh, demonios. Tantos pensamientos la atormentaban. Terminó de maquillarse y guardó sus pinturas. Se quedó sentada en la cama, esperando a que Justin saliera del baño. Minutos después, escuchó que apagó la regadera. De pronto, se encontraba abriendo la puerta. Ya cambiado, con el cabello mojado. Tan fresco... tan... sensual.

-Estoy listo- Avisó él, con una bonita sonrisa en su rostro. -Y veo que también tú-.

Ella sonrió fingidamente, él pudo notar eso.

-¿Pasa algo?- Preguntó Justin. Ella se puso seria.

-Te han estado llamando un par de veces...- Avisó ella. Casi pudo jurar que Justin se puso pálido al escuchar eso, pero fingió estar normal.

-Oh, gracias- Respondió, algo inquieto. Llegó hasta su celular y lo revisó. Permaneció sin decir nada más, lo guardó en el bolsillo de su pantalón.

-¿Todo bien?- Preguntó ella, esperando a que él le informara de esa misteriosa chica.

-Si, todo bien- Respondió de inmediato. Eso solo inquietó más a Rosalyn. Necesitaba saber sobre ella.

-¿No llamarás de vuelta a Paris?- Se atrevió a decir ella. De manera inesperada, la mandíbula de Justin se apretó. Demonios...

-Revisaste el celular...- Susurró él, incómodamente.

-Si lo hice- Dijo ella. -¿No debí hacerlo?- Preguntó.

-No- Respondió Justin fríamente. -Paris no es nadie, ¿De acuerdo? Ahora, vámonos- Finalizó, evitando el tema. Rosalyn se puso de pié.

-¿Y por qué no ha dejado de llamar?- Preguntó ella. De pronto, el celular volvió a sonar. El rostro de Justin se empalideció de nuevo. Rosalyn se cruzó de brazos, mientras Justin sacaba su celular y lo ponía en vibrador. -A eso me refiero...- Susurró. Justin suspiró.

-Vamos a desayunar a algún restaurante de la ciudad, puedo decírtelo allá- Avisó él. Rosalyn notó su expresión de incomodidad. Se acercó a él y le tocó el hombro.

-Si no quieres decírmelo, está bien. No te obligaré a nada, Justin. Vámonos- Pidió, aún más fría. Justin volvió a suspirar. Ella no dijo nada más, lo esquivó, saliendo por la puerta. Después de eso, ambos tomaron un taxi que los llevó directo a la ciudad de Nueva York de nuevo. Se pararon a desayunar en un pequeño restaurante de Brooklyn. Empezaron a comer, sin decirse nada el uno a otro. Era totalmente incómodo.

-Bien, fue suficiente- Habló Justin, dejando de comer. Ella alzó la mirada y frunció las cejas.

-¿Qué?- Preguntó ella, continuando con su desayuno.

-Paris es mi ex novia- Confesó Justin de pronto. Rosalyn sintió una corriente eléctrica sumada con celos al mil por ciento dentro de su organismo. Mierda, mejor no debió decirlo. Permaneció callada y esquivó la mirada de Justin. Tomó su tenedor para comer más, pero Justin le apartó la mano y le arrebató el tenedor. -Mírame, joder- Pidió. -Mírame cuando te hablo- Ordenó. Oh, diablos... la mirada de Justin se puso obscura. Ahí estaba de nuevo, su otra personalidad.

-Dame mi tenedor- Ordenó ella.

-No, necesito que me mires a los ojos. Voy a contarte de Paris- Avisó él.

-No necesito saber nada de ella. No me interesa- Susurró ella. Demonios. Empezó a sentir un inexplicable dolor dentro de ella. Justin le había mentido al decirle que Vanessa Farrel había sido su único amor en la vida.

Detrás de los Mester. 1temDonde viven las historias. Descúbrelo ahora