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Mismo día. Sábado. 1:02 pm.

-Baja la velocidad- Pidió Rosalyn. -Conduces igual de psicópata que mi hermano- Dijo burlona. Justin rió, mientras se detenía en un semáforo en rojo. -Que por cierto, tiene un lamborghini también, pero es rojo. ¿No te lo había mencionado?-.

-No, muñeca. En realidad, no me has mencionado nada de tu familia...- Respondió él, mientras fijaba su vista en ella. Rosalyn se puso seria. Era cierto. No le había dicho absolutamente nada de ellos. De pronto, sintió un inexplicable dolor dentro de ella. Los recordó. James. Lizbeth. Johán. ¡Su familia! Hacía un mes que no los veía. Se percató de cuanto los extrañaba. Agachó la mirada y no dijo nada. -¿Estás bien?- Le preguntó Justin.

-El semáforo está en verde- Susurró ella, esquivando el tema. Justin suspiró y volteó su vista hacia el frente. Pisó el acelerador.

-Eso no contesta a mi pregunta. ¿Estás bien?- Insistió él, mientras fijaba su vista en el camino.

-Lo estoy- Dijo con el mismo tono bajo.

-No, no lo estás- Afirmó Justin. -Los extrañas y yo entiendo eso...- Susurró. Ella tragó saliva. Oh, no. Un pequeño nudo se formó en su garganta al recordar a su familia.

-No quiero hablar de eso- Pidió.

-Podrías llamarlos y decirles que estás bien...- Aconsejó él.

-Justin- Dijo ella en tono fuerte. -Te dije que no quiero hablar de eso- Exigió, girando su cabeza hacia la ventana.

-Ha pasado un mes desde que te fuiste. Podrías visitarlos y...-.

-¡Justin!- Gritó ella. Sus ojos por poco se cristalizan. -¿Podrías callarte?- Finalizó. Esto le afectaba demasiado y él no lo entendía. Justin suspiró. Quitó una de sus manos del volante y la puso sobre una rodilla de ella.

-Lo siento- Se disculpó. -A veces hablo de más. Perdón. Solo trato de ayudarte-.

-Me ayudas más si no me recuerdas esas cosas, ¿De acuerdo?- Pidió ella, mirándolo de perfil. Él asintió y no volteó a verla.

-Entiendo- Susurró, ligeramente decepcionado. Rosalyn se quedó mirándolo unos segundos. Silencio incómodo llenó el auto. Se tomó esos segundos para verlo así, de perfil. Wow. Qué guapo era este hombre. Sus labios levemente carnosos, su nariz perfectamente formada, sus ojos mieles, sus cejas, su piel completamente blanca, su cabello castaño rubio, santo Dios... era un tesoro en vida. Suspiró inconscientemente al verlo. Él volteó y se percató de que lo observaba. -No me mires así, voy manejando, podría chocar- Le pidió. Rosalyn frunció el ceño.

-¿Chocar? ¿Por qué?- Preguntó confundida.

-Por que me distrae tu mirada, Rosalyn- Dijo firme. -No me gusta distraerme cuando conduzco-.

-Entiendo- Susurró ella, imitando su misma palabra y tono de minutos antes. Justin sonrió ligeramente. Ese silencio vacío volvió a hacerse presente. De pronto, Rosalyn se quitó la chaqueta azul que la cubría, captando la atención de Justin. Se quedó con una blusa púrpura debajo, pegada a su cuerpo, que marcaba a la perfección su bonito abdomen y pechos. Alcanzó un pequeño cuadernillo que había encima del portavasos. Con una hoja, empezó a abanicarse a si misma.

-¿Se puede saber qué haces?- Preguntó él, mirándola de reojo.

-Tengo calor Justin, ¿Tiene algo de malo?- Preguntó. Oh, una idea vino a su mente. Su lado malvado empezó a idear planes.

-No- Susurró él, evitando mirarla.

-¿Tienes agua aquí?- Preguntó ella.

-Si, en la parte de atrás, en la guantera- Le avisó. Rosalyn se desabrochó el cinturón de seguridad y asomó la mitad de su cuerpo hacia el asiento de atrás, para buscar la botella. Con esto solo consiguió que sus piernas y trasero quedaran a la vista de Justin. Él tragó saliva al verla. Joder. Y ella, sólo se esmeró en tardarse en buscarla. -¿No la encuentras o qué?- Preguntó, desesperado. Mierda, algo crecía en sus pantalones al verla tan sensualmente expuesta junto a él. Concéntrate en el camino Bieber, concéntrate.

Detrás de los Mester. 1temDonde viven las historias. Descúbrelo ahora