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—Nosé porqué no llega Justin, ya es la 1:15— Dijo Rosalyn ligeramente desconcertada.

—Ya llegará— Aseguró él. —Pero oye... no sé por qué insistes en presentármelo, el te dijo que te tenía una sorpresa, yo aquí solo hago estorbo y...— Ella lo interrumpió.

—No seas dramático, Bruce— Pidió Rosalyn. —Debo aprovechar que venías pasando por aquí para que lo conozcas. Sólo será rápido, solo los presentaré y puedes irte, ¿Si?— Imploró. Bruce frunció el ceño, confundido.

—Espera... ¿Qué?— Asimiló bien lo que ella acababa de decirle. —Tú me citaste aquí, yo no venía pasando de casualidad— Dijo él. Rosalyn se quedó perpleja. No podía ser cierto.

—Debes estar bromeando— Aseguró ella. —Yo nunca te cité aquí, Bruce. Justin me citó a mí y por eso vine—.

—Oh no, querida amiga. Sí me citaste— Sacó su celular del bolsillo y empezó a teclear. Segundos después le mostró la pantalla. Ella no pudo creer lo que sus ojos vieron. —'¿Por qué no veniste a clase tonto? Estaré en el lago de Central Park al salir, ve allá. -Rosalyn'— Lo leyó y ella seguía boquiabierta. —Supuse que eras tú porque me llamaste tonto. Nadie me insulta y lo hace sonar lindo, solo tú. Me llegó el mensaje a las 9:46— Aseguró. Rosalyn estaba estupefacta.

—¿Qué clase de broma es esta, Bruce?— Preguntó. —Yo jamás te envié ese mensaje. De hecho la maestra Collins me quitó el celular antes de las 9. Esto no puede ser posible— Dijo ella sorprendida.

—Wow— Susurró él. —Pues entonces alguien debe estar jugando contigo, querida. ¿Quién pudo haber sido?— Preguntó.

—No tengo idea— Dijo ella. —Pero ya es casi la 1 y media y Justin no llega— Se lamentó. —Tengo un mal presentimiento—.

—¿Quieres que nos vayamos de aquí?— Preguntó él, para tranquilizarla.

—No— Dijo ella firme. —Lo esperaremos—.

-

Conducían hacia la comisaría. Gates volteó a ver a Justin. Él ponía su atención en todas las calles que transitaban. Parecía concentrado en el camino. Volteaba a ratos hacia la ventana de atrás, como buscando algo.

—¿Pasa algo muchacho?— Le preguntó. Justin no respondió ni se movió un centímetro. —Te pregunté algo— Habló en voz alta.

—Tengo derecho a guardar silencio, ¿No?— Preguntó Justin sin mucha gana.

—Lo tienes. Pero lo que hablemos aquí en el auto, no será usado en tu contra. Lo prometo— Aseguró. Justin apretó la mandíbula.

—Bien— Susurró Justin. —¿Qué quiere que le diga?—.

—¿Qué hacías en Central Park?— Preguntó primeramente. Justin se quedó callado un momento. Ese dolor dentro de él volvió al recordar la escena.

—Mi novia me citó ahí— Respondió.

—¿Tu novia? ¿Cómo se llama?— Preguntó.

—Usted sabe que no se lo voy a decir— Dijo Justin sarcástico.

—De acuerdo— Habló Gates. —Algo te tiene inquieto. ¿Qué es?— Preguntó.

—No es nada. Verá...— Pausó un momento, para acomodarse bien las esposas, pues estas le incomodaban ligeramente. —Ayer estuve recibiendo llamadas a mi celular. Era un hombre. No pude reconocer su voz y ahora debo admitir que me siento observado. Eso me tiene inquieto— Confesó. Gates pareció abrir ligeramente la boca, en gesto de sorpresa.

Detrás de los Mester. 1temDonde viven las historias. Descúbrelo ahora