El juego recién empieza (AVQG 2)

Capítulo 22: Confesiones indeseadas.

Segundo capitulo de este maratón.

Allá vamos.

Espesor que os haya gustado el capítulo anterior porque este tiene aun más suspense.

Paige

¿Que demonios le pasa a Emily pensando que yo le haría daño a Jared? ¿Y a que vino la pregunta de Jared? ¿Será que recordó?

Pero si fuese así no seguiría a lado de Emily o es que ya se ha enamorado de ella.

Cuando vi a Jared lleno de dolor se me partió el alma. Actúe como una perra pero no es la primera vez que el trata con esa parte de mi carácter. Anteriormente me devolvía los insultos pero esta vez no. ¿En que estaba pensando?

Ann me abraza para tranquilizarme después de lo que acabo de presenciar. Me siento culpable con cada poro de mi piel. No debí empujar tanto esperando que proteste de vuelta. Jared de ahora es mas blando de alguna manera que aquel del que me enamoré yo. En algunos momentos pienso en dejar las cosas así comí están. Alejarme de todo y buscar otra manera de ser feliz. Pero es entonces que Jared hace alguna cosa y me recuerda al antiguo él.

El frío de la noche no ayuda a la situación puesto que dejamos nuestras cosas dentro y él se encuentra tan solo en una fina camiseta de manga corta blanca que transparenta los tatuajes de su torso. Cada una de las lineas de su cuerpo define quien es o quien era porque el tatuaje de su muñeca perdió el significado para él.

-Osito mio ¿Que te hizo esta loca? -pregunta Emily señalándome.

-Emily deja de decir tonterías -sale a mi defensa sin dudarlo.

-No la defiendas cuando esta claro que casi te mueres por su culpa -Emily se interpone entre Jared y yo.

Los profesores encargados arreglan todo con el museo y nos avisan de la reserva del restaurante que tenemos para esta noche. Toda la clase vamos a cenar en el mismo restaurante en el centro de la ciudad.

Sin decir una palabra mas cojo de la mano a Ann y nos adelantamos al resto. No volvemos a entrar al museo sino que lo rodeamos. Cada paso es un sufrimiento. Cogemos el primer taxi y nos vamos al restaurante.

Ann y San dan la dirección y se encargan de pagar. Yo estoy perdida en el mundo del exterior del taxi. Las calles llenas de vida de París me dan envidia. Incluso de noche los colores de los edificios se distinguen como luciérnagas en la noche. Pasamos a una pareja quizá unos años mas joven que nosotros cogidos de la manos y sonriéndose el uno al otro.

Así estábamos Jared y yo después del la noche de la graduación mientras íbamos a conseguir mi último regalo. Una marca eterna. Acaricio el tatuaje de mi muñeca deseando que fuesen los dedos de Jared los que lo hagan.

Hace un día me volvió a sostener entre sus brazos mientras ambos alcazabamos el placer. Esos mismos brazos cuyos patrones tracé con mis besos antes de lo que la desgracia sucediera.

Cuando el taxi para nos bajamos delante de un lujoso restaurante pero en el que podamos entrar vestidos un poco mas casuales. Personas en el interior llevan vestidos de miles de euros. Ann lleva unos pantalones negros ajustados con una blusa de seda rosa pálido. Los zapatos de tacón plano y la chaqueta blanca completan su conjunto. Sam esta vestido mas simple. Unos vaqueros oscuros y una camisa a cuadros. Y yo.

Yo llevo una falda beis con una camisa negra con pájaros blancos de manga larga. En los pies llevo unos botines negros de tacón. Un bolso Prada en el brazo y mi pelo recogido en una trenza francesa suelta.