47º Zalgo.

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Mi cuerpo se sintió pesado. Un aura oscura me rodeaba, sentía que aún con los ojos abiertos, siendo yo misma, era controlada. Y todo tomo tan sólo unos segundos para ver sangre esparcida, cuerpos mutilados, cabezas degolladas y pocos sobrevivientes a mi alrededor. Slenderman, Masky, Hoodie y Toby permanecían detrás de mí observando con detalle la manera en que exterminaba a mis enemigos, nuestros enemigos.

Poco después ese extraño peso se esfumo, sin más ni más. Y sobre mi callo un cansancio inimaginable, como si hubiese practicado deporte durante días sin cesar. Me sentía débil, pero esta vez no de la misma manera como los últimos meses. Era una debilidad sin siquiera saber la razón, una debilidad irreal. No sabía ni cómo ni cuándo, pero de cierta manera la cantidad de muertes había aumentado gracias a mí, yo... los había matado.

Mi cuerpo, manos y ropa estaban llenas en sangre. Estaba de vuelta, en aquel bosque, rodeada por los que ahora no estaban vivos. Y Slenderman me miro.

Él no me reconocía. Pero yo seguía siendo yo, y eso lo sabía. Después todos se alejaron de mí. Yo simplemente mire incrédula y con una enorme confusión, además de que no podía moverme. Un aire frio recorrió mi espalda, y ahí estaba él.

Zalgo...*Pensé*

Me tomo en sus "Brazos" y me lanzo a un profundo abismo. Incapaz de poder impedirlo, mire a Slenderman de manera suplicante. Pero el no hizo nada, sólo se quedo ahí, viéndome caer en lo profundo de la oscuridad.

Desperté en un suelo frio, rodeado de paredes llenas de sangre, un olor extraño rodeaba el lugar. Un enorme lugar con las esquinas llenas de la oscuridad más densa, de las paredes se derramaba un líquido negro y de algunas partes de lo que parecía un enorme almacén, tentáculos negros, parecidos a los de Slenderman, salían de la nada. Algo muy raro. Hacia frio, mucho frio. Me incorpore y mire alrededor tratando de ubicarme. Frente mío se encontraba una silla grande con tres escalones abriendo paso en un camino lleno de restos de huesos, calaveras y cosas por el estilo. Me asuste y simplemente me levante de un salto, tambaleante. Aún me dolía el cuerpo y me sentía débil, además de tener distintas heridas por todo mi cuerpo, heridas como rasguños o cortadas pequeñas pero profundas que ardían demasiado, como si fueran rociadas con jugo de limón, moretones y golpes.

Me encontraba en modo observador, siendo incapaz de hablar o de comprender que sucedía, simplemente me limitaba a mirar, dejando mi mente en blanco.

Escuche una voz tenebrosa y que erizaba los vellos de mi piel.

Sorprendente ¿No crees?*Pregunto esa extraña voz que me hacía sentir inquieta*

–Creo que esto es todo menos sorprendente...*Dije prácticamente a la nada, pues a simple vista Zalgo no estaba*

Y comencé a ver una nube negra, como humo bastante denso, que se formaba de manera extraña justo arriba de aquella extraña silla, que viéndola bien, parecía también estar hecha de restos humanos.

Y de la nada, una extraña forma de ojos rojos, que no estaba completamente materializada se encontraba sentada ahí. Me observaba.

Hola Mikiare*Dijo sin más. Parecía conocerme* Espere mucho tiempo para que al final estuvieras aquí, conmigo.

Yo simplemente lo mire. ¿Este era Zalgo? ¿Un simple humo denso?

Oh, no pienses eso de mí. Tengo más poder del que parece.

Lo mire sorprendida, sabía lo que pensaba.

–Demuéstralo*Dije con tono desafiante mientras permanecía en ese lugar*

Aquella niña inocente [Creepypastas Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora