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  Tenían casi 1 hora hablando de cosas sin sentido, volviendo a ser los mismos de antes, divirtiéndose, no querían pensar en los problemas, querían disfrutar el tiempo que tenían para estar juntos. Justin la había llevado a un campo de césped que estaba atrás de la cabaña, un bello y enorme campo, verde y relajante.
—Déjame adivinar, ¡Te dijo que no!— Gritó ella atacada de la risa. Justin empezó a reír también, tratando de hablar.
—Si...— Justin reía también. —¡No te rías! Era un niño y no sabía que no debías pedirle a una niña que fuera tu novia frente a todo el salón... y menos si ella te diría que no— Justin hizo cara triste, ella lo abrazó, pero su risa no se controlaba.
—Aw— Dijo ella riendo. —Pobre mi bebé— Lo abrazó con ternura. —¡Lo rechazaron!— Hizo pucheros. Él frunció el ceño.
—¿Te burlas, eh?— La agarró de ambas manos, la acostó en el césped quedando él arriba de ella y muy cerca de su rostro, ella seguía riendo, ahora tratando de zafarse de Justin.
—Justin, suéltame— Se rió más. Él le estiró los brazos hacia arriba, impidiéndole soltarse.
—Arrepiéntete— Dijo riendo. —Arrepiéntete de burlarte de un galán como yo— La acorraló más.
—Le dijeron que no, al chico más rudo del planeta le dijeron que ¡NO! No no no no— Empezó a decirlo en forma de canción. Él empezó a reírse, la abrazó por la espalda y empezó a rodar en el césped, él quedaba arriba de ella, volvían a rodar y ella quedaba arriba de él. Esto provocó que empezaran a llenarse de césped de todo el cuerpo.
—¡Justin!— Seguía riendo, Justin no dejaba de rodar, obligándola a hacerlo también. —¡YA!— Gritó riendo, pero él no se detenía, dieron aproximadamente 20 vueltas, hasta que Justin por fin se detuvo, quedando arriba de ella.
—¿Ya te arrepientes?— Dijo él sonriendo. Ella calmó su risa.
—No— Dijo burlona. Él volvió a hacerla rodar dos veces más. Ella gritó, divertida.
—¿Ya?— Preguntó él.
—Si, si, si, ya— Pidió ella, ya estaba algo mareada de tantas vueltas. —Ya Beiber ya— Dijo. Justin la hizo rodar una vez más.
—¡Hey! ¿Eso por qué?— Gritó ella quejándose.
—Por llamarme 'Beiber'— Dijo Justin sonriéndole. Ella rió y luego hubo un momento de silencio. Ambos se quedaron callados, mirándose fijamente. Justin se acercó a su rostro y le acarició la mejilla. Ella le sonrió con dulzura.
—¿Te he dicho lo hermosa que eres?— Le preguntó él.
—¿Aún llena de césped?— Dijo ella, refiriéndose a que tenía de éste por todo el cuerpo y el cabello, él sonrió.
—Aún llena de césped. Aún recién levantada por las mañanas. Aún completamente sucia. Como sea que estés, cariño—.
Ella sonrió, lo tomó con ambas manos de las mejillas y lo atrajo a su rostro. Se hundieron en un beso, un profundo beso. Movían sus labios con suavidad, calidez y dulzura. Lo fueron convirtiendo más excitante, succionando cada centímetro que les era posible. Justin acariciaba cada parte de ella, bajó de su brazo a su cintura, a su abdomen, a su pierna. Le fascinaba.
Mientras profundizaban el beso, Justin la hizo rodar una vez más. Ella rió y se separó de sus labios, quedando arriba de él.
—Te amo— Le dijo él. ______ posó sus manos en el pecho de Justin. Él la abrazó por la espalda.
—También te amo— Respondió ella, sonrió y apenas volvió a besarlo, sintió que su celular vibraba. Se separó inmediatamente y vió la pantalla. Justin la miró extrañado.
—¿Quién es?— Preguntó. ______ hizo rostro de sorpresa.
—¡Por dios! Son 12 llamadas perdidas de Caitlin, desde ayer por la noche— Empezó a revisar con rapidez. —Me olvidé de ella... ¡Estará preocupadísima por mi!— Se lamentó. Justin se incorporó, ahora ambos estaban sentados.
—Tranquila, ¿Tienes crédito para llamarle?— Preguntó.
—No...— Susurró. Justin sacó su celular del bolsillo.
—Mierda— Dijo. —También tengo llamadas perdidas...— Empezó a teclear su celular. —8 de Harry y 5 de Chaz— Pasó sus manos por su cabello.
—Tenemos que irnos, Justin— Dijo ella. Justin asintió.
—Si, vámonos—.
El viaje de vuelta fue largo, ambos aprovecharon ese tiempo para hablar, cantar, reírse, de todo. Se sentían completamente felices de estar juntos de nuevo. Definitivamente sería difícil que alguien los separara ahora, al menos ellos así lo pensaban.
Después de media hora, llegaron a casa de ______. Ambos bajaron con tranquilidad. Ella sacó sus llaves y abrió la puerta. Al hacerlo, vió instantáneamente a una mujer sentada en el sillón de su sala. Le pareció conocida, hasta que la observó bien... no podía ser verdad.
—¿Mamá?— Preguntó, totalmente impactada. Caitlin apareció, sentada en el comedor, con rostro de preocupación.
—¿Qué tal hija?— Respondió ella. ______ aún estaba en shock.
—Tu... ¿Qué haces aquí?— Preguntó asustada. Justin miraba a aquella señora con extrañeza.
—Tengo que hablar contigo, a solas— Pidió su madre. ______ alzó una ceja.
—No creo que sea necesario. Pudiste haberme llamado... no te hubieras molestado en viajar— Dijo ella sarcástica. Rebecca se puso de pié.
—Si es necesario, porque de lo contrario no podría entregarte esto— Estiró su mano para dárselo. Era un sobre.
—¿Qué es esto?— Preguntó ______.
—Son documentos de ti y de tu padre, documentos tan importantes que no podría mandártelos por correo— Informó. —Creo que es hora de que sepas la verdad. Bien, ahora me retiro, estaré en el hotel 'Galling's' por hoy. Si quieres ir a verme después de que los leas, puedes hacerlo. Adiós— Salió por la puerta, haciendo que Justin se apartara.
______ se sentó en el sillón, confundida. ¿A que verdad se refería Rebecca? El miedo la recorrió. Inmediatamente abrió el sobre. Había muchos papeles ahí, pero el primero la dejó sin habla. Caitlin y Justin la miraron esperando respuestas, pero ella seguía callada. Empezó a leerlo, y su rostro se volvía más preocupante.
—¿Qué pasa, ______? Dinos algo— Dijo Justin desesperado.
—Esto...— Sus ojos se acuaron. Las lágrimas seguramente caerían en cualquier momento.
—¡Qué! ¡Habla!— Pidió Caitlin asustada. A ella le empezaron a temblar las manos con las que sostenía el documento.
—Es un acta de adopción...— Susurró. —De mi adopción—.


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