CAPITULO 32

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Justin tomó aire antes de volver a hablar.


-¿Desde mañana? No entiendo... ¿Tengo que ir desde mañana, mamá?- Preguntó casi sin habla.


-Si hijo... a la única escuela militar que hay en Filadelfia. Es el condado de 'Mainwood'. Tendrás que salirte de trabajar los próximos meses, irás 8 horas diarias, tú eliges los horarios, pero debes ir- Ahora su llanto era notable. -Yo... no quisiera que esto estuviera pasando Justin-.


-Mamá, no llores, por favor- Pidió Justin. Escuchar a su madre llorar y no estar ahí para abrazarla, era la peor tortura de todas. -Todo... todo saldrá bien- Suspiró.


-¡No! Las cosas no estarán bien y lo sabes Justin. Jaxon y tu padre tienen 1 año completo allá, y este infierno no termina... no soporto más, tengo miedo de que no vuelvan... y ahora tú te vas también...- Sus palabras eran acompañadas de lágrimas de sufrimiento. Justin sintió que el corazón se le estrujaba. Le dolía también... y mucho.


-Mamá... tranquila- Sintió que lloraría también pero se contuvo. -Voy a prepararme al cien por ciento. Estoy entrenado desde pequeño para esto, ha llegado el momento, tengo que hacerlo por ellos, por la nación. Sólo te pido que no llores mamá... te prometo que esto acabará pronto, quizá parezca eterno pero no lo és... Irak nos necesita- Ahora una lagrima salió por si sola, Justin la limpió amargamente.


-Odio esto, lo odio tanto. ¿Puedo verte mañana, hijo?- Preguntó.


-Claro madre. Iré a tu casa en la tarde. Llámale a Amber, pídele que valla. Y tranquilízate... te amo mamá- Susurró Justin, con voz confiable. Pattie suspiró profundamente.


-Está bien hijo. Te amo, cuídate mucho-.


Justin colgó. Se percató de que la mano le temblaba. Más bien, él temblaba. Siempre trataba de hacerse el fuerte frente a su madre, pero no era así. Quizá lo era, pero esto en realidad le dolía, lo debilitaba. Una situación como la guerra no era nada fácil... se trataba de la vida o la muerte. Justin aún podía recordar aquellas noches en que su mamá lloraba por horas... que él y su hermana solo trataban de consolarla, asegurándole que Jaxon y Jeremy volverían pronto. Pero ellos jamás regresaban. También recordaba a la perfección cuando tenía solo 9 años, el día en que su padre y su hermano se fueron a la guerra por primera vez. Nevaba, era diciembre. Pero no se trató de un diciembre con villancicos de fondo, no. Fue la primera vez que ellos luchaban en la guerra. Ese día, Justin salió, con una enorme chamarra que lo cubría por completo. El camión de guerra traía muchos soldados, sólo faltaban por subir ellos. Él lo tomó de los brazos, le dio un beso en la frente, para luego decirle: 'Ahora tu eres el hombre de la casa. Cuidarás a tu madre y a tu hermana como yo cuidé de ellas pequeño, confío plenamente en ti. Algún día vendrás conmigo'. Luego le había sonreído enormemente. 'Nunca olvides que te amo, hijo. Sé fuerte ante todo' y se había marchado. La nieve no dejaba de caer. Pattie había jalado del brazo a Justin y lo metió a la casa, con el dolor tan profundo de ver a su esposo y a su hijo partir. Justin no comprendía bien todo aquello, era solo un niño, hasta ahora. Jaxon en ese entonces tenía 18 años, tan joven y ya tenía que acompañarlo. Ahora, Jaxon tenía 29 años de edad, y ya había pasado dos veces por la guerra. Gracias a dios, él y su padre habían vuelto aquél día, sólo habían durado medio año luchando. Pero esta vez, ya era más de un año y las cosas se alargarían. Era por esa razón que el coronel había solicitado traer a todos los hijos jóvenes que tuvieran los soldados, que ya fueran capaces de luchar por si mismos. Era necesaria la ayuda. Sólo así podría acabar más pronto.


Justin entró a la casa, fingiendo la mejor actitud del mundo. No estaba dispuesto a decirle a ninguno de ellos, Caitlin, Harry... _______. Mucho menos a ella, es que simplemente no tenía las palabras para decírselo. Era increíble como los trataba la vida. Justo cuando todo empezaba a arreglarse, una situación como aquella se presentaba. Justin no quería lastimarla más, no quería provocarle más dolor, esperaría el momento adecuado para decírselo. La amaba demasiado, le dolería hasta el alma dejarla. Pero algún día se lo diría, algún día muy cercano.

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