Capitulo 20

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Era Viernes por la mañana y ______ apenas se levantó, sintió el cuerpo completamente débil. Caminó hasta la cocina con un fuerte dolor de cabeza, se tomó unas pastillas y se volvió a su habitación. Vió el reloj: 10:20am. No iría a la universidad, definitivamente. Al parecer había agarrado un resfriado por la noche anterior. «Pero valla que valió la pena» sonrió.



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-Ya está, dile al jefe que terminé antes, por favor. Nos vemos el Lunes Karen- Dijo Justin despidiéndose de beso de su compañera de trabajo.


Salió de aquél estresante lugar, fue hasta el hotel donde estaba hospedándose. Se duchó, se cambió y se perfumó bastante. Eso lo hizo recordar a Harry, él odiaba que hiciera eso. Salió de su casa directo a la universidad para recoger a ______.


Llegó, estacionó su moto y empezó a buscarla. Recorrió pasillos y salones pero nada. La llamó a su celular y nada tampoco. Así que finalmente decidió llamar a Caitlin.



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-¡NO! ¡TU MATASTE A KEVIN!- Gritó furiosa, luego le dio una cachetada, dejándolo más sorprendido que nunca.


-Te arrepentirás de esto mi amor...- Susurró Zac alejándose de ahí.


______ sintió como una mano le tocaba el brazo, luego un susurro en su oído 'despierta princesa' la hizo pararse de golpe. Abrió los ojos, estaba agitada y algo asustada por aquella pesadilla que acababa de tener, que no eran más que recuerdos.


-Hey, tranquila, soy yo- Dijo Justin viéndola extrañado. Ella suspiró al verlo junto a ella, sentado en la orilla de la cama, tan guapo, con ese olor cautivante y esos ojos miel que la volvían loca.


-Justin... ¿Justin? ¿Cómo entraste?- Preguntó confundida, acomodándose el cabello.


-Tranquila... Caitlin me abrió. Ya se ha ido. ¿Por qué no fuíste a la universidad? Estuve buscándote...- Protestó él.


-Estoy enferma, Justin. Me duele la cabeza y me siento debilitada- Dijo con la voz semi-ronca. Justin rió en voz baja.


-Ah... ¿Tan duro te di?- Rió pervertido. Ella lo golpeó en el brazo, pero no pudo evitar reír.


-¡Que idiota! Tengo un resfriado, debió ser por el clima. Si no me hubieras obligado a entrar al lago, estaría bien- Renegó ella. Justin se acomodó un poco más cerca de ella, obligándola a pegarse por completo al respaldo de la cama.


-¿Me has dicho idiota?- Dijo acercándose poco a poco a su rostro.


-Si, ¿Tienes problema con eso, idiota?- Repitió ella, solo para hacerlo enojar. Justin rió pero inmediatamente hizo cara de enojado. Ella alzó las cejas.


-Te arrepentirás, cariño, a mi nadie me llama idiota- Se acercó más a sus labios. -Me las pagarás-.


De un fugaz movimiento, se pegó a su boca. Pero no fue lento, si no rápido, exigente y 'excitante'. Empezó a succionarle cada centímetro de sus labios, era completamente adictivo. La tomó por el cuello para impedir que se separaran. Entrelazó su lengua con la de ella, haciendo despertar cada hormona en su organismo.


-Hey, no, te contagiaré el resfriado- Dijo ella entre besos. Justin la miró por un momento.


-Está bien- Volvió a sus labios, para darle un dulce beso. -Espera aquí-.


Justin se puso de pié y salió de la habitación. Ella se quedó algo confundida, pero se quedó en la misma posición. Tocó sus labios ligeramente, le pulsaban. Sonrió. Como desearía volver a besarlo, pero de verdad no quería enfermarlo también.


Pasaron unos instantes para que ella se quedara pasmada. Justin entró a la habitación con una gran sonrisa en el rostro, ocultando un poco su rostro tras... un ramo de flores. Si, un precioso e inmenso ramo de rosas rojas. Era absolutamente hermoso. Se acercó hasta ella y se las entregó.


-______ O'Donnell, ¿Quieres ser mi novia?- Preguntó con inmensa seguridad, mirándola fijamente a los ojos.



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-¿Dónde está Justin?- Volvió a repetir.


-Ya le he dicho que no sé nada... hace mucho que no lo veo- Se negó nuevamente Harry.


-Mira, hijo. Si tu no cooperas y estás mintiendo, saldrás perjudicado. Necesitamos saber donde está, no nos compliques las cosas- Pidió el policía de nuevo.


-Le digo la verdad. Si no está en su casa, no sé a donde se fue...- Protestó. El policía negó con la cabeza, en gesto de desaprobación.


-Bien, espero estés diciendo la verdad. Pero por más que quieras ocultarlo, lo encontraremos- Y con esto se dio media vuelta y se fue. Harry suspiró... «En que lío te metiste Justin... si tan solo supiera donde mierda estás» Se lamentó. Volvió adentro de su casa y se dispuso a llamar a Chaz. Tenía que saber el estado de salud de Liam.



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No estaba soñando, pero podía parecer que sí. Su corazón se llenó de alegría, al igual que su rostro. Apartó el ramo a un lado de la cama, se puso de pié y se lanzó a los brazos de Justin.


-¡Si! ¡Si si si si si!- Dijo emocionada. La sonrisa en su rostro se hizo enorme. Justin le subió ambos pies arriba de los suyos, haciéndola quedar más alta que él.


-Gracias preciosa... te daré lo mejor de mi... prometo hacerte feliz a cada momento y estar siempre a tu lado... lo prometo ______- Dijo acariciándole un mechón de cabello. Ella no tuvo palabras, simplemente sonrió, sintió una felicidad que la recorrió, deseaba con todas sus ganas que así fuera de ahora en adelante. Tener a Justin sólo para ella.


Justin prosiguió a besarla con ternura, entreabrió sus labios para adentrarse más en ella, prolongándole una suavidad y calidez única. Sus labios húmedos chocando entre sí podían lograr parar el tiempo, congelarlo, borrarlo. Sólo eran ellos dos: amándose. La fue empujando poco a poco hacia la cama, hasta hacerla topar. ______ se fue recostando poco a poco, mientras Justin la empujaba cada vez más, hasta hacerla quedar completamente acostada. Luego él se subió en ella delicadamente. Se separó de sus labios para observarla por un momento.


-¿Recuerdas lo de ayer?- Preguntó Justin.


-No... ¿Me ayudas a recordar?- Respondió ella. Justin sonrió sensualmente.


-Con gusto-.



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-¿Quieres decir qué...- Se trabó por los nervios. -...lo desconectarán?- Finalizó con un temor que le recorría las venas.


-Si no responde más su corazón sin los aparatos, sí... el se irá- Dijo Chaz con tono preocupante. Harry colgó el teléfono y cerró con fuerza los ojos, para luego jalarse a sí mismo el cabello. Máximo quedarían 2 o 3 días para que Liam permaneciera con vida. Sólo un milagro lo salvaría. Su familia estaba tomando la difícil decisión de sacarlo del coma o esperar más tiempo. «Es ahora o nunca. Debo confesar la verdad de una vez por todas, lo siento Justin». Se paró de la silla, tomó las llaves de su auto y se dirigió hasta la comisaría. «Esto... esto es solo por el bien de todos, Dios me comprenda».



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