Capítulo 40

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-Es completamente normal, no os preocupéis- avisó Ivon cuando Harry se desmayó-. Necesita descansar. Ahora sí deberíamos llevarlo a la agencia.

Joan deslizó uno de los brazos del chico por sus hombros y lo levantó cargando él con la mayor parte del cuerpo de Harry, ya que al otro lado Gabby imitó su gesto para no dejar que el rubio aguantase solo con su peso.

La cabeza de Harry quedó colgando hacia delante y sus pies arrastraban el suelo, pero el camino de vuelta fue corto y por calles secundarias para llamar la menor atención posible. La mayor parte de las personas que se cruzaban con ellos imaginaban que era una mala borrachera y pasaban de largo sin siquiera preguntar.

Minutos después ya se encontraba entre las sábanas blancas de la enfermería donde se encargaron de administrarle suero por una vía con el objetivo de que recuperase fuerzas y no se deshidratase.

Pese a su estado fue el único que se estaba librando de la charla de Meza, quien se sentía tremendamente decepcionada, pues no se esperaba tal imprudencia por parte de su equipo.

-El transporte está casi listo, pero no quiero volver a tener un incidente como este- advirtió Meza-. No quiero que Ivon salga de este edificio hasta entonces- la nombrada no parecía querer protestar, no por respeto a Meza, sino porque sabía que tenía razón-. Harry podría haber acabado peor, habéis tenido mucha suerte.

Miró de forma severa al grupo y sus ojos terminaron en Gabby sobre la que recayó toda su atención antes de concluir la conversación.

-La iniciativa es peligrosa y si pensáis que se han olvidado de vosotros o que podéis adelantaros a ellos, estáis muy equivocados- advirtió apretando las manos contra la mesa de su escritorio-. Son asesinos, todos lo son, y no dudarán en haceros daño para conseguir lo que quieren.

Gabby apretó los labios conteniendo su cara de disgusto, sabía que Meza sospechaba algo, pero nunca lo había dejado tan claro como entonces. Sabía que todavía no podía estar muy segura de su teoría porque de saberlo, la mujer ya habría intentado hablar con ella sobre el tema. No obstante su jefa actuaba con precaución en lo referente a la iniciativa pues sabía que era peligrosa.

-Podéis retiraros- concluyó sin mirar a ninguno de los presentes. Se dejó caer elegantemente sobre el asiento e ignoró su presencia.

Se colocaron en fila para salir, todos con la cabeza gacha, todos enfadados y decepcionados por igual.

Apenas a unos pasos de salir un pitido alertó a los presentes y el aire dejó de entrar en los pulmones de Gabby cuando se percató de que provenía de su pantalón. Cerró los ojos deseando que aquello no fuera verdad o que al menos no lo hubieran escuchado, pero cuando volvió a abrirlos todos la miraban, incluso Meza que entrecerraba los ojos inquisitiva.

-Cogí una de las máquinas que llevaba Harry en el bolsillo cuando tuvimos que pasar por el detector, debe de tener alguna alarma o recordatorio- se justificó metiendo la mano en los bolsillos para tocar la punta de flecha de la que había surgido el sonido-. Voy a devolverla.

Salió del despacho a tiempo de ver no sólo la cara de desconfianza de Meza sino también la de desaprobación de Roxy.

No fue a la habitación de Harry a devolver nada pues nada era lo que tenía. Tampoco fue hasta su cuarto, simplemente volvió a desandar el mismo camino para regresar a la enfermería a velar a su amigo, ya habría tiempo de responder a la llamada de aquella punta.

Harry seguía dormido y respiraba tranquilamente como si tras sus párpados se estuvieran proyectando las imágenes de un sueño agradable y tranquilo, muy lejano a lo que le esperaba en cuanto despertase.

Incomplete (Nante #2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora