-Chicos, yo iré a comprar algo de comer como nos mandó Meza, esperadme en los asientos- se ofreció Gabby. Tenía que encontrar a Nathan, aunque fuera peligroso, aunque pudiesen verlos, necesitaba saber qué era lo que no debían mirar.
-Está bien, no tardes- dijo Joan acompañando a Roxy hacia los asientos.
La rubia se dirigió al puesto de comida con paso lento, mirando a su alrededor en una búsqueda disimulada del encapuchado. No debía de llevar su habitual traje si ninguno de ellos se había percatado de su presencia, no obstante ninguno de los que se encontraba a su alrededor parecía ser él.
Se colocó a la cola a la espera de su turno y tal vez también dando tiempo a Nathan a que apareciera con más explicaciones. La cara de su compañero tras la barra de perritos llegó antes de que nadie llegara y ella le sonrió amablemente.
Sin idea de lo que pedir acabó con un refresco enorme y congelado en una mano y una bolsa de pipas en la otra. Suspiró alejándose del puesto con ambas manos llenas y por primera vez se dio cuenta de que no había escuchado los asientos que le habían sido asignados, ni siquiera tenía su entrada para poder ubicarse. Jamás había estado en un campo de fútbol pero sin ningún número o letra era complicado pararse a preguntar.
Se dirigió a una de las entradas hacia el campo de juego con la esperanza de tener más suerte en la búsqueda de sus amigos que la que había tenido con la de Nathan.
Los gritos de la multitud y las luces de los focos del campo la dieron de lleno en el rostro y un montón de puntos del mismo color que su camiseta se agitaron cada uno en su asiento.
-Perfecto, Gabby- maldijo para sí misma cuando no reconoció a nadie conocido entre los asistentes.
Un grupo de amigos pasó a su lado casi golpeándola y se dirigieron por un estrecho pasillo que quedaba delante de la primera fila de butacas. Se movieron así entre los asientos hasta encontrar el suyo.
No podía quedarse en la puerta durante todo el evento y preguntar a su equipo la ubicación de los asientos tampoco era una opción. Todos los auriculares estaban conectados entre sí y no sólo lo escucharían ellos dos, sino que todos los equipos se darían cuenta de su torpeza.
Caminó hasta donde los chicos se habían hecho camino y comenzó a pasearse entre las butacas en busca de sus amigos. Los asientos cada vez se iban ocupando más y se notaba que el acontecimiento había reunido a una gran cantidad de personas porque prácticamente no cabía nadie en el estadio.
Se encontró con varios integrantes de la agencia pero estaba completamente prohibido hablar con ellos, era una de las normas, nada de contacto entre los demás equipos, también debían ser completos desconocidos.
Varias filas de asientos después la pantalla del estadio empezó a emitir una música que delataba el inicio de las presentaciones del equipo. Antes de que los jugadores saltaran al campo la pantalla se encendió y dejó a la vista un mosaico de colores que se mezclaban entre sí.
Todos los asistentes alzaron la mirada cuando la voz del comentarista se coló por los altavoces dándoles la bienvenida.
-Buenas tardes a todos y bienvenidos a esta apasionante final- el público vitoreó con fuerza elevando un estruendo que seguramente se escucharía en las casas colindantes-. Tenemos el placer de ser los anfitriones de este gran acontecimiento y de contar con un público tan apasionado como el que tenemos hoy.
De nuevo la marea chilló al aire y algunos hasta se levantaron alzando banderas y bufandas que sacudieron con efusividad.
El barullo no terminó pues seguidamente saltaron los jugadores de ambos equipos al campo. Empezaron a saludar enérgicamente mientras botaban con la finalidad de calentar para el partido que acontecía.
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Incomplete (Nante #2) ©
Teen FictionSinopsis La calma siempre viene después de la tormenta, pero qué pasa si ocurre al contrario. Si después de que todo vuelva a la normalidad, de que las vidas continúen hay algo que lo vuelve a poner todo del revés. Tras seis meses de tranquilidad, u...