El centro comercial estaba repleto de nantes tanto de la iniciativa como de la agencia. Hace tan solo diez minutos que habían dado la voz de alarma y habían sacado a todos los humanos que disfrutaban de una tarde tranquila allí.
Desde entonces, no habían parado de entrar nantes de la agencia que se habían encargado de los que eran sus compañeros. No había visto a Gabby ni a ninguno de su equipo por lo que debían estar lejos de allí, y lo prefería o ella podría llegar a salir herida, era una batalla de demasiada envergadura, sabía que los que no acabaran muertos lo harían gravemente heridos y no quería ninguna de ambas suertes para la chica.
Él ya había recibido golpes, arañazos y más de una quemadura pero aún se mantenía lo suficientemente fuerte como para seguir peleando. Aún sentía el hombro resentido y aquello afectaba algo a su puntería pero consiguió desarmar al nante que frente a él lanzaba una roca de gran tamaño.
Escuchó los rugidos de un tigre en medio de la lucha y automáticamente su mirada detectó a la gran bestia albina entre la multitud.
-Maldición- la presencia de la chica latina allí conllevaba que todo su equipo también lo estaba, es decir, Gabby estaba allí.
Hace menos de veinticuatro horas estaba abrazada a ella y ahora volvían a luchar en bandos diferentes. Tenía que encontrarla para asegurarse de que nadie la dañaba.
Se encaminó hacia el piso de arriba, necesitaba una perspectiva de todo el centro a fin de poder hallarla y para ello precisaba de altura.
A medio camino tropezó y rodó por el suelo clavándose el arma en su hombro dañado. Alzó la vista buscando la causa y encontró la cabellera rubia de un chico que empezaba a hacérsele demasiado conocido.
-No tengo tiempo para esto-murmuró levantándose de un salto-. Joan, me encantaría quedarme para demostrarte que en una batalla siempre ganaría, pero tengo algo importante que hacer.
No le dio tiempo a marcharse cuando una ráfaga helada rozó su mejilla haciéndole estremecerse.
-¿Dónde ha quedado el agradecimiento por devolverte sana y salva a Gabby?- quiso saber Nathan sacudiendo su cabello que había quedado impregnado con pequeños copos de escarcha.
Joan se abalanzó sobre él gritando y le tiró al suelo posicionándose encima. Este golpeó con sus nudillos uno de sus pómulos obligando al rostro del encapuchado a girarse hacia esa dirección. Repitió este mismo proceso con la otra mejilla y siguió sin descanso hasta que Nathan consiguió detenerle. Aprovechando este agarre, alcanzó su cabeza y la estampó contra el suelo desorientando por un momento al chico del hielo que cerró los ojos conteniendo el mareo.
Nathan pataleó el cuerpo de su contrincante hasta conseguir quitárselo de encima y se levantó con la misma dificultad que lo hizo su enemigo. Ambos limpiaron la sangre que corría de las heridas abiertas de su rostro y se miraron durante unos minutos.
Joan volvió a lanzarse contra él pero esta vez, Nathan consiguió esquivarle. Con el siguiente intento de puñetazo, el encapuchado se encargó de hacerse con su arco y de apuntarlo hacia el rubio que detuvo sus movimientos por un momento.
Hizo ademán de avanzar y el arquero tensó la cuerda previniéndole de que se detuviera.
-Joan, no seas idiota- aconsejó Nathan quien tenía una vista perfecta de su corazón. Era imposible errar en ese tiro, hasta el más novato de los arqueros conseguiría acertar.
De un rápido movimiento disparó cerca de su oreja haciendo que el zumbido le aturdiera. Cuando consiguió recuperarse y darse cuenta de que no había sido golpeado por aquel proyectil, recibió un fuerte derechazo de Nathan que lo tumbó en el suelo inconsciente.
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Incomplete (Nante #2) ©
Roman pour AdolescentsSinopsis La calma siempre viene después de la tormenta, pero qué pasa si ocurre al contrario. Si después de que todo vuelva a la normalidad, de que las vidas continúen hay algo que lo vuelve a poner todo del revés. Tras seis meses de tranquilidad, u...