Dos

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12 de diciembre del 2015

Querido Justin:

Hoy por la mañana trate de hablar contigo, trate de decirte lo de mi tumor pero la alarma no sonó, se te hizo tarde para ir a trabajar, no desayunaste, tuve que comer nuestro desayuno a medio día. En verdad lo siento tanto, no fue mi intención que se te hiciera tarde por mi culpa.

Hoy hable con Victoria; mi mejor amiga, sobre el tumor, lloramos juntas y nos abrazamos, me dio el apoyo que de tu parte no siento, creo que había olvidado como se sentía  el escuchar a alguien decirte "te quiero". Ella insistió en que te lo diga tal cual es; rápido y al grano, pero no quiero que sea así Justin, quiero que sea lo mas suave posible para que puedas procesarlo con tranquilidad, no es una noticia que se puede tomar tan a la ligera.
Además, tu actitud no me inspira la seguridad de hacerlo.

Tengo miedo Justin, que los días pasen y no pueda decirte que sucede. Tengo miedo de morir y que te sientas culpable por ello, aunque posiblemente ni lamentes mi muerte.

Nunca pensé estar en una situación así, pero me he visto obligada a pensar en absolutamente todo, en que pasará después de que yo no este aquí, y he llegado a la triste conclusión que cuando muera nada será drásticamente diferente, será como si tirarás un mueble viejo que ya no servía, así me siento, así me haces sentir.

Me hubiera gustado tener hijos, llevarlos a la escuela, a partidos de fútbol, clases de ballet, pelear con ellos, escuchar que un pequeño ser me dijera " mamá "

Cuando llegaste de trabajar olías a perfume de mujer. Obviamente a mi mente llevaron ideas horribles. ¿Me eres infiel Justin? ¿Es que acaso no soy lo suficientemente mujer para ti, como para que tengas que busca en otra parte lo que tienes en casa?

Mientras limpiaba la cocina una punzada horrible vino a mi cabeza, me hizo soltar el plato y este se quebró.

—¿!Que sucede?!.-gritaste mientras te levantabas de tu silla.

—Justin... Me duele mi cabeza... Ayuda... Ayudame.- el dolor no me dejaba hablar.
De mala gana limpiaste los pedazos que estaban en el suelo y subiste a la habitación. Perdoname por hacerte enojar amor, no es mi intención ser tan torpe a veces. Después de que el dolor pasara fui más tarde a nuestra habitación, tenía una idea un tanto descabellada pero tal vez podría funcionar. Sin que te dieras cuenta entre al baño, me quite la ropa y me puse sólo una bata delgada. Salí confiada y sintiéndome sensual del baño, me puse frente a ti, y me comencé a quitar la bata. Tus ojos viajaron hacia mi cuerpo, pero tu mirada no era de deseo, era algo que no pude descifrar.

—Vistete Emma, te puedes enfermar.- la vergüenza me invadió por completo, comencé a caminar al baño mientras me cubría.

—Emma, eres tan hermosa, no hay una sola parte de tu cuerpo que no me provoque.- miraste mi cuerpo mientras ibas besando poco a poco.

—¿Me lo juras, me juras que siempre será así?.- te miré implorando una respuesta que me agradara.

—No quiero estar con alguien más Emma, te deseo y te amo sólo a ti.- besaste mi frente


Salí del triste recuerdo y volví a tapar mi cuerpo sintiéndome avergonzada y rechazada.
¿Que hice mal Justin? ¿Acaso mi cuerpo es desagradable? Es obvio que ya no te provocó el mismo deseo, no despierto nada en ti... ¿En que momento dejé de hacerlo?.

Me puse mi pijama y me metí a la cama a tu lado, nuevamente me diste la espalda, no me importó y te abracé, al parecer no te molesto pues no te moviste, después de mucho tiempo, volví a sentir tu calor corporal por la noche. Aunque fuera por mi cuenta, aunque fuera porque solo yo estaba aferrada a ti.

Hasta aquí el día de hoy amor.
Te ama

Emma

Querido Justin...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora