Treinta y uno

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10 de enero del 2016

Querido Justin:
Fue extraño despertar en casa de mi madre, en mi antigua habitación, donde, cuando éramos novios entrabas a escondidas por las noches para dormir conmigo.

Donde dejabas regalos cuando yo estaba fuera de casa, donde pasamos tanto tiempo juntos, viendo películas, durmiendo o haciendo el amor.

Mi cuerpo dolía por los golpes, mis ojos ardían por lo mucho que había llorado, pero algo estaba en verdad extraño.

El plazo que los doctores me habían dado se cumplía mañana, incluso en horas y yo me sentía bien, no me dolía mi cabeza ni tenía mareos.

No me sentía como si fuera a morir, lo cual me inquieto bastante.

Tres golpes sonaron detrás de la puerta, era mi madre.

-Buenos días mi amor.- entró con un plato de frutas y lo dejó en la mesita que estaba a mi lado y se sentó junto a mi. -¿Como te sientes?.- tocó mi cara.

-Bien si hablamos físicamente a comparación de mi estado emocional.- Sonreí con tristeza. Ella me abrazo unos minutos.

-Se que no quieres hablar de esto mi cielo pero, el mes que te dieron, acaba... Mañana.- dijo con la voz quebrada.

Ella debía sentirse peor que todos, saber que tu hija este apuntó de morir, y estar con ella no debe ser fácil.

-Lo se pero, no me siento mal, no siento ningún dolor en mi cabeza, no siento la muerte cerca.- tome su mano y la apreté.

-Eres tan fuerte mi niña, no puedo imaginar mi vida sin ti, sin que vengas a mi cuando tengas un problema, sin que me llames cuando no sepas como se cocina algo, simplemente no puedo.- su llanto se hizo más fuerte.

-Tranquila, te aseguro que tu eres más fuerte que yo, y creeme estoy muy agradecida por ser tu hija, por haber sido educada por la mejor mujer del mundo.- ambas sonreímos y nos unimos en un fuerte abrazo.

-Te dejaré descansar un poco ¿si?.- se limpió las lágrimas con la manga de su suéter. -Llamame si necesitas algo.- salió de la habitación dejándome sola.

Me levante de la cama y fui hacia el baño, tome una ducha y abrí el armario, gracias a Dios había ropa mía aquí y zapatos, me vestí y me peine, tome mi celular con la esperanza de tener un mensaje tuyo; nada.

Tome a Boi entre mis brazos junto con el plato de fruta que había dejado mi madre hace rato y salí al jardín. Boi corría y perseguía su cola, disfrutaba verlo tan juguetón e inocente a toda lo malo que sucede a su al rededor.

Mi celular vibró, rápidamente lo saque de mi pantalón pensando que eras tu. Era el doctor James.

-¿Hola?.- contesté

-Emma buenos días, espero no ser inoportuno.- dijo tartamudeando unas palabras.

-No para nada, ¿que necesita?.- lleve una fresa a mi boca.

-Necesito que vengas a mi consultorio, es urgente, ven lo más rápido posible.- su voz era sería y fría. Tenía un presentimiento.

-En un rato estoy ahí, nos vemos.- termine la llamada y entre a la casa, mi madre estaba en la cocina. -Mi doctor me ha dicho que vaya a su consultorio, es urgente, ¿me prestarías tu auto?.- le dije.

-Yo te llevó linda, no quiero que algo te pase mientras conduces.- tomó las llaves de su auto y entramos en el, un rato después llegamos al hospital, mi madre decidió esperar en el auto.

Le dije a la recepcionista que el doctor me había pedido venir, ella me dejó pasar de inmediato.

Estaba el doctor detrás de su escritorio con el ceño fruncido leyendo dos carpetas.

-Hola doctor.- cerré la puerta y me acerque a su escritorio.

-Toma asiento Emma, debo decirte algo.- no se si estaba nervioso o molesto.

-¿Para que me pidió venir?.- quería ser directa.

-Este hospital cuenta con muchísimos pacientes, más cada día, aveces es muy difícil llevar el perfecto control de todos y cada uno y antes que nada espero y nos disculpes por esto.- puso las manos sobre una de las carpetas.

-¿Y eso en que me incluye a mi? Sea directo por favor, si es para recordarme que moriré mañana, no es necesario.- dije un poco alterada.

-No Emma, no morirás.- dijo con tono áspero.

-¿Que dijo?.- estaba confundida.

-Lo siento Emma, ha habido un error con los expedientes, te di por accidente un diagnóstico de otra paciente, no hay tumor, sólo es una fuerte migraña, no morirás al menos no por ahora.- mis ojos se abrieron como platos.

No podía creerlo, mi mente no procesaba bien lo que el me había dicho, sentía mis manos sudar.

-¡Un error! ¿Como pueden ser tan poco profesional con algo como esto? Me hicieron creer que moriría, me causó graves problemas con mi familia por un diagnóstico mortal ¡cuando era una estúpida migraña!.- golpee el escritorio con mi mano.

-Calmate Emma, te pido una disculpa, es un error que por única ve se ha dado.- el doctor se levantó de su silla.

-¡¿Y me tenía que tocar a mi?!, disculpe doctor pero esto tendran que hablarlo con mi abogado, con una tonta disculpa no pueden arreglar nada ¿Entendió? ¡Nada!.- salí casi corriéndo del hospital.

Las enfermeras me veían extraño, busqué con la mirada el auto de mi madre, corrí hacia el y entre.

-¿Qué paso cariño, que te han dicho?.- preguntó mi madre al ver mi estado en ese momento.

-Se han equivocado de diagnóstico, me dieron uno incorrecto.- ella abrio sus ojos.
-No tengo ningún tumor, no moriré.- la mire impresionada, ella me abrazó fuerte.

-Esto debe saberlo Justin mamá, si el se entera de esto, estaremos bien, el me perdonara y volveremos a estar juntos.- estaba emocionada y a la vez confundida.

-No querida, es mejor que esperes hasta mañana, el aún esta afectado y tu también, mañana yo misma te llevaré con el, hoy no.- negó con su cabeza.

-Entonces... Llevame con Victoria, por favor llevame ahora mamá.- Sonreí.

Al llegar a casa de Victoria y decirle la noticia, lloró y me abrazó tanto.
Tenía ganas de llorar, gritar, reír, golpear a alguien.

Estaba enojada por haber vívido con un miedo constante y en una mentirá un mes.

Pero feliz porque la vida me estaba dando otra oportunidad para estar contigo Justin, juntos.

Siempre juntos ¿Lo recuerdas?

Te quiere, Emma

¡Feliz navidad mis amores! Las amo muchísimo:* espero y les vaya muy bien, y que les guste este capítulo.

30 mg y 20 comentarios❤

InkSweet (Alejandra)

Querido Justin...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora