Querido Justin...

Veintiuno

31 de diciembre del 2015

Querido Justin:
Hoy al despertar sentía una extraña sensación en el pecho, la tuve durante todo el día.
El último día del año... Mi último año.

Ryan preparó el desayuno, pero lo note muy extraño, serio, frío pero sin ser grosero o tratarme mal.

-Tu tienes algo y no me lo quieres decir.- se exaltó por mis palabras.

-No pequeña, sólo pienso en que pronto regreso a dar clases y no he preparado nada para las clases.- siguió tomando de su café.

-No te creó, eso es muy simple de hacer, preparar una clase, yo puedo ayudarte.- Ryan me miró, su expresión era sería.

-Por lo que recuerdo, dijiste que eras mala en matemáticas.- toco mi hombro.

-Solo quería ayudarte, es todo.- deje de insistir, su actitud no me agradaba, no sabia sí estaba molesto conmigo o algo más lo hizo enojar.

Ambos hicimos cosas diferentes, yo limpiaba y el guardaba cosas, hacia arreglos a la casa.
Tome mi teléfono y llame a mi mamá.

-Hola madre, feliz fin de año.- dije suavemente

-Igualmente mi niña, he hablado con Justin, me ha contado todo.- suspire, ahora debía explicarle todo.

-¿Qué tal tu viaje madre?.- debía evitar a toda costa sus preguntas.

-No evites mi pregunta Emma.- su voz se torno dura.

-Supongo que el ya te ha contado todo madre, no se que quieres que te diga.- era un fastidio, esta mujer era terca.

-Dime como te sientes.- mi paciencia se terminó.

-Mal mamá, yo estaba bien con Ryan hasta que volvi a saber de el, no quiero verlo o escucharlo quiero quedarme aquí pero a la vez, estoy confundida, no se porque me busca, si lo único que hace es hacerme infeliz.- el ruido de algo caerse se escucho atrás de mi, gire mi cabeza y no había nada.

-No puedo decirte que hacer pero sabes que tarde o temprano.- era un reproche.

-Tendre que hablar con el lo se, Madre debo hacer algo, ¿te llamó luego?.- la verdad si debía hacer algo.

-Claro mi amor, te amo.- hizo el sonido de un beso.

-Yo más, adiós.- deje el teléfono en la silla y salí de ahí. Me tope con Ryan recogiendo un jarrón quebrado del suelo.

-Con que haz sido tu.- me senté en el suelo con el y empecé a levantar los pedazos azules de porcelana.

-Deja eso pequeña puedes lastimarte.- me quitó un trozo grande de porcelana de la mano.

-No es la gran cosa.- le di un beso en la mejilla.

-Debo ir a casa de mi padre, no se a que hora vuelva pero no será muy tarde lo prometo.- se levantó del suelo y beso mi frente.

-Ve con cuidado, no regreses tarde haré una cena especial por fin de año.- el hizo una sonrisa o más bien mueca.

-Claro pequeña.- me lanzó un beso y salió por la puerta.

Paso una hora, dos y tres y Ryan no llegaba, no le llame para no parecer desesperada. Escuche un auto detenerse frente a la casa, supose que era el.