CAPITULO 9: PADRE E HIJA.

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El Comandante miraba con intriga la zanpakuto de Kaori, desde que la había conocido nunca había visto su shikai, suficiente destrucción podía causar sellada, aquello ya era demasiado.

—¡¿LISTA PARA PELEAR CONMIGO?! —gritó el anciano.

—Ojalá hubiera otra manera de arreglar esto —susurró ella para si misma —. ¡Sí, padre!

   Ella sostuvo su espada con amabas manos y corrió a enfrentar al Comandante, quien hizo lo mismo. Una explosión dio lugar a lo que parecía una batalla insaciable. Ella blandió su espada sobre su cabeza y chocó contra la de él, el sonido fue sordo y seco.

   El anciano estaba sorprendido, ella no parecía hacer ningún esfuerzo.

—¿Quieres saber de mí? —le dijo ella y lo empujo con su espada —. Ni siquiera nací como un shinigami o un humano debieron haberlo hecho. A mí me crearon.

   Volvieron a chocar espadas, las llamas de la zanpakuto del Comandante eran ardientes como el infierno. Kaori colocó su mano sobre la hoja y lo que parecía una pequeña cuchilla brotó de la katana y se poso en la mano de ella. Kaori la extrajó y se la clavó en el brazo derecho a su padre.

—Ellos son una especie extinta que existía sólo para servir a un Amo. Pero los ingratos querían mas que solo servir, así que me crearon para asesinar a su deidad y así liberarlos —continuó ella.

   Una nueva navaja broto de su zanpakuto y ella se la clavo en el brazo izquierdo evadiendo la peligrosa zanpakuto de fuego.

—Así que cuando supe que después de matarlo ellos me matarían, decidí dejar a su deidad viva y los asesiné a ellos, bueno excepto a uno.... sólo deje vivo al que amaba... mi hermana adoptiva — le dijo Kaori sonriendo.

   Kaori saco una última navaja y sosteniendo el ataque de fuego con una mano desnuda se la clavó en el pecho. De pronto la flama de la zanpakuto se extinguió y volvió a su forma original, Yamamoto cayo de rodillas al suelo incapaz de moverse.

—¿Q-Qué es esto?

—La habilidad de Kami Kira, sus pequeñas navajas me permiten inmovilizar a mi oponente, deja los cuerpos sedados y sin la capacidad e moverse y sentir dolor. Como un anestésico pero me permite controlar las acciones de tu sistema nervioso. Puedo introducir esas navajas manualmente o mi espada puede hacerlo por mí. Funciona tanto en zanpakutos como en personas. Y con un comando de voz vives o mueres.

—Si que es poderosa — admitió el anciano.

—Aunque con las espadas solo puedo hacerlo si están liberadas.

   Kaori se sentó frente a él con su katana aun liberada e hizo que el viejo también se sentara.

—Continuaré con mi historia... Después de que dejé viva a esa persona, huí del lugar, y en mi búsqueda por alguien que me aceptara un joven me salvó — elevó su mirada al cielo —. Al principio me trató bien pero por una u otra cosa se volvió obsesivo, yo lo amaba como aun hermano. Pero no podía soportar el dolor que me hacia sufrir así que simplemente lo abandoné, después me encontré contigo y me brindaste el amor que necesitaba.

  El anciano la escuchaba atentamente.

—Por eso no puedo matarte, sólo puedo permitirte estar así, y si es preciso así te quedaras. No quiero causarte daño porque tu has sido bueno conmigo. Espero que me perdones, Yamamoto-sama.

—No, tú perdóname.... hija.

***

Narra Kaori.

Sus labios diciéndome hija provocan que las lágrimas caigan de mis ojos. Puedo sentir el reiatsu de Ichigo y Byakuya pelando con todo lo que tiene. Ese chico me enorgullece, para ser un humano tiene un gran potencial.

   Miré de nuevo al Comandante, tiene la mirada clavada en el suelo. He sufrido mucho en mi vida pero no me arrepiento de nada, bueno, tal vez solo me arrepiento de no haber podido tener la fuerza de voluntad necesaria para salvar a Rukia pero me hace feliz saber que aquel Ryoka la quiere lo suficiente para arriesgar su vida por ella.

—Y también no te he contado una cosa más — digo sin mirarlo —. No tengo una zanpakuto, mejor dicho, tengo tres. Es el único juego de zanpakuto trillizas que existe.

—¿Cómo dices?

    Me pongo de pie y clavo mi espada en el suelo.

—Esta es Kami Kira y este es su shikai — me llevo las manos a los lados contrarios de la cadera y dos zanpakuto más se hacen presentes, parecen como cualquier katana solo que estas son rosas con azul oscuro en la empuñadura —. Ellas son TsuinSshi, no las puedo usar por separado... por eso uso a Kami Kira.... este es su shikai... — las coloco en forma de cruz frente a mi rostro —¡Sukurimu, Tsuin Shi (Griten, Gemelas asesinas)!

   Las espadas desplegaron un brillo blanco y se liberaron, ambas era ahora un poco más pequeñas. Las hojas era color rosa pálido y enredaderas con espinas las rodeaban sobresaliendo de un color azul oscuro, la empuñadura era del mismo color y una cadena de metro y medio (se podía alargar cuanto quiera) color lila las unía, las puntas de las espinas eran rojas simulando sangre.

—Y aún tengo una liberación, mi más poderoso shikai.

   Vuelvo a la normalidad a las tres espadas, tomo a la primera en mi mano y la lanzó al cielo, coloco empuñadura con empuñadura a las gemelas y grito.

—¡Shine, Ketsueki famiri (Muere, Familia de Sangre)!

   Las gemelas se unen formando un arma de dos filos con la empuñadura al centro, toda de color rosa pálido con su empuñadura azul. Elevo mi mano libre y atrapo la tercera espada, es de color roja con pequeñas púas en todo el contorno, la empuñadura es negra.

—¡Impresionante, tres shikai!

   Vuelvo las espadas a la normalidad y las enfundo, desaparecen. Esta es una cualidad única de mi espada.

—Solo yo puedo liberarte de esas navajas sedantes con un comando de voz el que no diré... a menos que desistas de asesinar a medio Seireitei.

   De pronto el riatsu de un poderoso Hollow llama mi atención, viene de donde esta Ichigo peleando.... será que... no imposible. Sacudo la cabeza.

   Entonces el reiatsu de Byakuya desaparece tras una fuerte explosión. El Ryoka ha ganado. Sonrío.

—Bien hecho, Ichigo —digo para mis adentros.


|Bleach: LA ESPECIE EXTINTA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora