CAPITULO 22: AMISTAD.

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Narra Kaori.

Rukia está aquí, carajo, no creí que su amistad con esa humana fuera tan fuerte, hasta que no se enfrente con un Espada no puedo intervenir. ¿Quién será el primero? Llegué hasta donde Sosuke se encontraba, no podía seguir a sus preciados súbditos todo el bendito día.

—¿Que pasa, Kaori-san?— me pregunta Gin.

—Parezco niñera detrás de los Espada— le contesto.

   Me dirijo al asiento de Sosuke y me tumbó en él con los brazos en los respaldos, suspirando. Sosuke me mira sin mucha preocupación o cualquier otra expresión. Entonces un mensajero apareció, todos posamos miradas en él, coloque mi barbilla sobre mi mano y emití un perezoso sonido.

—Tengo información sobre la actual situación— dijo sin mirarnos—. Acabamos de saber que el Privaron Espada número 103, Dordonii Alessandro del Socacchio-sama fue asesinado por los intrusos.

—Ya veo— dijo Sosuke —. Fue un poco más difícil para él de lo que yo esperaba. Debí saber que derrotar a alguien con el nivel de Dordonii sería fácil.

—Esta ocultando algo— dije aún emitiendo un sonido perezoso —, nii-san...

   El mensajero comenzó a temblar, no dijo nada, Sosuke asintió.

—¿Quién envío a los Exequias ir tras él?— preguntó nii-san mientras elevaba su reiatsu para hacer que el mensajero sucumbiera.

   De pronto un hombre de pelo rosado irrumpió en la habitación.

—Fui yo, Aizen-sama— dijo el pelirosado. Fruncí el ceño.

—Szayel Aporro— musite algo molesta, es mi trabajo observarles y ni siquiera me había enterado de ellos. Se puso de rodillas.

—¡Mis más profundas disculpas!— vociferó —Quise tomar ventaja de que estaba herido, para asegurar su muerte. Así que di la orden.

   Me levante violentamente y con un Sonido aparecí frente a él, lo levante de los cabellos, tenía los músculos tensados, podía ver una sonrisa en el interior de sus ojos.

—Ese es mi trabajo, señor Granz— musite enojada —. ¿Acaso cree que soy una inútil?

—No, no, Kaori-sama... sé que lo que hice no estuvo bien.

   Le planté un puñetazo en la cara, cayó al suelo con las gafas destrozadas al igual que su nariz, la sangre brotaba abundante de su nariz rota. Lo levanté del cuello.

—No me importa que ventaja quieras sacar de esto, Octava. Pero te aseguró que si te metes con mi trabajo me la pagarás muy caro. Con esto tienes suficiente castigo, vuelve a hacer algo como eso y te arrancaré la cabeza con mis propias manos.

   Lo solté. Las manos me temblaban, lo patee fuera de la habitación y cerré la puerta sin pensarlo.

—¿Te estás divirtiendo, Kaori?— me preguntó Sosuke.

—Realmente anhelaba golpearlo desde hace tiempo— confesé —. Iré a hacer mi trabajo, antes de que ese idiota se vuelva a meter en mis asuntos.

—No seas tan estricta— me dijo.

—Y tu no seas tan flexible.

•••

Narra Kaori.  

Sigo el rieatsu de Rukia una vez que salí de la habitación de Sosuke, voy con mi Sonido, es igual que el shunpo pero me resulta más fastidioso usar el shunpo. De pronto el reiatsu de un Privaron Espada llama mi atención, me detengo y veo a Cirucci Sanderwicci tirada en el suelo a punto de colapsar.

—Kaori-sama— murmura pasmada.

   Pongo mi mano al frente y sin dudarlo digo:

Cero— y el ataque sale disparado de mi mano destruyendo lo poco que quedaba de ella, dejando solo unas partes de su cuerpo. Hago un mohín y continuo mi búsqueda de la pequeña shinigami.

   Salí a lo que simulaba ser las afueras de las noches con un cielo despejado, su reiatsu ya no se encontraba muy lejos, un fuerte estruendo llamó mi atención, desvíe la mirada y observe a Nnoitra peleando con uno de los intrusos, un simple humano. Lo ignore, no debe tener problemas. De pronto el corazón se me paraliza dentro del pecho, el reiatsu de Rukia está a punto de desaparecer. Corro lo más rápido que puedo, el viento me arranca las lágrimas de los ojos, llegó por fin a la habitación y empujo la puerta. Hay hielo y nieve por todos lados, Aaroniero esta muerto, mientras que la pequeña shinigami de pelo negro esta tira en el suelo moribunda y su espada esta partida por la mitad.

—¡Maldita sea, Rukia!— grite, me acerqué a ella —¡¿Por qué carajos viniste?!

   Coloqué con cuidado su cabeza, le quite el arma que le atravesaba el abdomen y comencé mi labor curativa mirando furtivamente de vez en cuando para saber que nadie se acercaba. Aunque sabía que Sosuke me estaba viendo.

—K-Kaori. . .— musitó Rukia —. . . ¿en verdad. . . eres. . . tú?

—Sí, pequeña, pero tranquila ya estarás bien. No dejaré que mueras. 

—¿Por. . . qué. . . lo. . . haces?

—Porque somos amigas, no me perdonaría el dejarte morir.

   Ella negó lentamente con la cabeza, enarque una ceja.

—¿Por. . . qué. . . estas. . . con. . . Aizen?

    Apreté los ojos, continué curándola hasta que sano por completo, intento levantarse pero la golpee detrás de la nuca para desmayarla. 

—I. . .chi. . .go— masculló antes de desmayarse. ¿Lo quieres mucho verdad? Cuando te sané sentí una gran conexión con él. No la pierdas, Rukia. La acosté sobre el suelo y coloque su zanpakuto en su mano derecha, le acaricie la mejilla y salí de ahí con un shunpo. Ella estará bien.

   El enorme reiatsu de Ichigo me provoco el detenerme agresivamente, desvié la mirada, venía de las torres y también Ulquiorra estaba ahí, creo que no debo porque preocuparme. . . espera, hay alguien más, un reiatsu pequeño pero familiar. . . Nelliel. . . IMPOSIBLE. ¿Qué va a pasar?  



|Bleach: LA ESPECIE EXTINTA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora