CAPITULO 34: AIZEN VS KAORI

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—¡BAN-KAI!—gritó Kaori con todas sus fuerzas.

   Ichigo cerró los ojos lo más fuerte que pudo y cubrió sus oídos mientras se refugiaba a unos metros de ese lugar. La onda expansiva creo un cráter gigantesco en el suelo, Kaori concentraba toda su atención hacía el pelicastaño, de pronto lo que parecía ser una esfera roja los cubrió por completo, el interior en donde se encontraban era totalmente blanco. Aize miró a la pelinegra que ahora vestía de rojo de pie a cabeza: su cabello, iris y labios eran rojos, al igual que el vestido, las zapatillas los guantes de entretejido sin dedos y la gabardina. Su piel era blanca como la nieve. Ella forzaba a su mente a permanecer en blanco.

—Zettai Kami (Dios Absoluto)— murmuró la chica apenas entreabriendo sus labios.

   Aizen cayó de rodillas al suelo mientras se sujetaba el pecho e intentaba ponerse de pie.

—¿Qué es lo que está pasando?— preguntó él con esfuerzo.

—Mi reaitsu es demasiado para ti— respondió ella —. Lo lamento, Sosuke. No permitiré que mueras, pero tampoco permitiré que sigas adelante con todo esto.

   El pelicastaño elevó su mirada, colérico, y el Hogyoku comenzó a brillar. Kaori elevó una mano al frente y se lanzó contra Aizen, quien apenas logró esquivar el ataque.

—No importa si escapas— dijo ella —. Mi Bankai me permite atrapar a mi enemigo y a mi misma en esta capsula de tiempo congelado, totalmente ajena a todo lo que sucede allá afuera. Aquí el tiempo no pasa, bien pues podemos durar cien años aquí dentro y ninguno de los dos envejecerá ni un minuto mientras que allá afuera el tiempo habrá pasado con normalidad.

   Aizen abrió bien los ojos, como un par de platos.

—Nadie puede saber o sentir nada de lo que aquí está pasando—continuo la ahora pelirroja —. Sólo tú y yo. 

—¿Qué planeas hacer con esto?

—Detenerte, mi reiatsu es inagotable mientras permanezca aquí dentro, es perpetuo. Puedo pelear contigo para siempre si es necesario.

—¡¿Por qué lo haces?! ¡Maldita sea!

   Ella desvió la mirada y elevó su brazo hasta la altura de su rostro, un par de lágrimas cayeron de sus ojos, eran de sangre.

—Namida o nagashimasu (Derrama Lágrimas)—susurró.

  Un destello color negro salió de las yemas de sus dedos y cayo al piso, manchandolo del mismo color, de pronto esas manchas comenzaron a tomar forma humanoide, totalmente vestidas de negro sin rostro. Se lanzaron sobre Aizen quien intentó desesperamente quitárselas de encima pero cada vez que lo hacía algo pinchaba sus sienes, entonces todas se esfumaron.

***

Narra Aizen.

Cuando esas cosas se esfumaron elevé la mirada para observar a Kaori pero ya no estaba ahí. Mire a mi alrededor sin más que encontrarme que el puro color blanco. La desesperación comenzó a carcomerme desde el interior. Una mano se posó en mi hombro e instantáneamente gire para ver los poderosos ojos de Kaori, ahora no puedo sentir ningún reiatsu, no creo que lo este suprimiendo. Con puño cerrado intente golpearle pero lo que había tocado mi hombro desapareció, como una ilusión. 

—Sosuke...— escuche decir a Kaori con cierta pesadez —. La habilidad de la técnica Namida o nagashimasu es encontrar el punto débil de la persona para usarla en su contra. Ahora controlo tu mente.

—¿Mi debilidad?— pregunte confundido.

   Un nuevo toque me hizo dar media vuelta sobre mi lugar, una katana perforó mi abdomen, tome a Kaori del cuello y esta también se volvió a esfumar al igual que el corte que creí tener en el pecho, no había nada. La respiración se me entrecorto, esto me está volviendo loco.

—Soy tu debilidad, debo admitir que me sorprendes—susurró en mi oído pero no había nadie —. Pensé que nadie te importaba, que a nadie amabas.

—Kaori— murmure con un nudo en la garganta —, te amo más de lo que te imaginas.

Fin de la narración de Aizen.

***

La ahora pelirroja se hizo presente mirando al pelicastaño directamente a los ojos y sin pensarlo dos veces incrusto su mano en el pecho de él tomando el Hogyoku entre sus dedos, Aizen se quedó paralizado. Con su mano libre, ella, lo tomó por el cuello ejerciendo una ligera presión.

—¡¿Q-Qué...?!— tartamudeo él. Kaori apretó el Hogyoku en su mano y este comenzó a emitir un silbido y a palpitar sobre la piel de ella.

—Shirukurimuzonbare (Sello del Valle Carmesí)— susurró ella soltando el Hogyoku.

   Lo que parecía ser espadas carmesí atravesaron el cuerpo de Aizen, él ahogo un jadeo, su cuerpo se tenso y sus ojos se posicionaron en la pelinegra quien continuaba mirándolo gélidamente, las manos de Aizen rodearon los brazos de Kaori pero ella no se movió ni un centímetro.

***

Afuera de la esfera...

Ichigo abrió lentamente los ojos, vio la esfera color carmesí que estaba estática sobre un cráter bastante profundo. Se sentó sobre una roca y dio un suspiró, de pronto un hombre rubio se acercó a él.

—¡Urahara-san!— exclamó el Shinigami Sustituto.

—Me alegra que hayas cerrado los ojos—murmuró el rubio —. Si los hubieras mantenido abiertos quizás estarías dentro de la esfera, con ellos.

—¿Como sabes eso?

—Ella vino de Hueco Mundo cuando Grand Fisher apareció, después de una inoportuna presentación ella fue a mi tienda y me pidió un favor... ella deseaba acabar con Aizen-san. Decidí confiar en ella, fue una buena decisión— murmuró Kisuke.

***

Dentro de la esfera...

Kaori se alejó violentamente y se incorporó.

—¿Crees que puedes derrotarme con un nivel tan bajo de Kidou?—dijo él muy confiado.

—Me subestimas, Sosuke.

   El pelicastaño se lanzó contra Kaori pero justo antes de clavarle su puño en el rostro de detuvo en seco al ver como su evolución se deshacía, sus ojos quedaron bien abiertos, el estómago le dio un vuelco y ahogo un jadeo.

—Cuando toque el Hogyoku sentí su poder y su voluntad— dijo Kaori inexpresiva —. Él comprendió mis deseos. Él ya no te reconoce como su maestro, esa es su voluntad.

—¡¿QUÉ DICES?!

   Las espadas se hicieron más gruesas, él cayó de rodillas al suelo con la respiración entrecortada y el dolor recorriéndole todo el cuerpo. La pelirroja caminó con elegancia hasta llegar a él, se colocó en cuclillas y tocó su frente.

—Saishu Buresu (Aliento Final)—susurró con voz tenue.

   Aizen se paralizó, el sello comenzó a hacer efecto, comenzaba a consumirlo. De pronto se escuchó un crujido y Kaori se levanto enarcando una ceja, Aizen volvió en sí lo que desconcertó a la pelirroja.

—Imposible. Saishu Buresu paraliza los nervios del cuerpo para que el oponente actué a mi voluntad, mi voluntad fue que se quedará quieto mientras el sello hacía su trabajo—dijo atónita.

    La mano del pelicastaño alcanzo la de Kaori atraiéndolo a él, el cuerpo de Kaori temblaba, entonces... su concentración se perdió...

|Bleach: LA ESPECIE EXTINTA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora