CAPITULO 32: UN VERDADERO AMIGO.

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—¡¿Por qué te aferras a estar con él?!— le gritó Rukia.

—Porque... porque...— tartamudeo Kaori intentando no derramar las lágrimas.

—Porque no has podido saldar tu deuda... ¿verdad? .... Kaori-sama...

   Kaori dio un leve respingó mientras se llevó la mano derecha al pecho.

—No has podido salvarlo... ¿no es así?— continuo la mujer herida de gravedad.

   Rukia observó la escena perpleja. Kaori se llevó amabas manos a la cabeza mientras se aguantaba tanto el llanto como los gritos que se acumulaban en su garganta, le dolía el pecho, tal vez ella tenía razón, tal vez sólo seguía con Aizen porque no había podido saldar su deuda.

—¡Cállate, Sayuri!—bramó Kaori —¡No sabes nada!

—¡Claro que si, Kaori-sama!

—Él se está convirtiendo en un monstruo— intervino Rukia —Ahora la única que puede detenerlo eres tú.

—¡No lo entiendes!— Kaori explotó en llanto —¡No puedo! ¡Le amo demasiado! ¡NO PUEDO MATARLO!

—Si la única forma de salvar a un ser amado es matándolo, debes buscar la forma de mantenerlo con vida— murmuró Rukia cabizbaja.

   "No puedo matar a Sosuke, pero como rayor puedo mantenerlo con vida, ¡¿cómo carajos enmendó los errores que he cometido a través de los siglos?!" pensó Kaori desesperada. Su corazón se aceleró, miró con atención a las dos chicas que la miraban fijamente, de pronto la más alta se desvaneció en el suelo, la sangre comenzó a formar un charco de sangre a su alrededor. Kaori dio un paso al frente pero su cadena se sacudió con fuerza, la desesperación y el miedo profundo la invadió. Se dio cuenta de que Aizen había sido herido.

—Imposible...— se dijo para si misma —... ¡¡¡SOSUKE!!!

   Salió de ahí con un shunpo, pero entonces la cadena se sacudió una última vez y siete eslabones más se unieron a los tres ya existente, ahí cinco de los cuales se rompieron convirtiéndose en polvo, Kaori se detuvo en seco. Tomó lo que quedaba de la cadena entres sus manos, la cadena se había roto, el vínculo que la unía con Aizen se había vaporizado. Apretó la cadena entre sus dedos, y con lágrimas en los ojos dio un poderoso alarido, uno de los eslabones permanecía ligeramente abierto, eso significaba que su cadena con su dueño estaba rota y que ya estaba lista para forjar otro vínculo. No importa cuanto pasará sus dedos por la cadena, aquello no era parte de su imaginación, todo era real.

   Elevó la mirada al cielo y sin pensarlo dos veces corrió a través de las calles guiándose por el reiatsu de Aizen, temiendo lo peor. La cadena sólo podía ser rota por dos razones; la primera era la renuncia del dueño y la segunda era la muerte del mismo.Después de unos segundo corriendo con su más poderoso shunpo llegó hasta el lugar en donde el reiatsu de Aizen se estaba debilitando, se detuvo frente a él con las mejillas empapadas en lágrimas. Aizen yacía recostado en el suelo con un enorme hueco en su pecho y el Hogyoku ya no se encontraba en él. La sangre abandonó el rostro de Kaori y su corazón se paralizó al ver aquella siniestra escena, no tenía palabras para describir lo que sentía ni tampoco ninguna salia de su boca. Se llevó las manos a la cadena de su pecho y la apretó con fuerza, después un intenso reiatsu creciendo exponencialmente llamó su atención. Aizen intensamente con aquella masculina voz, Kaori lo miro de inmediato pero justo antes de acercarse una explosión de reiatsu la hizo detenerse y retroceder unos pasos mientras cubría su rostro.

—Sosuke—musitó.

    Cuando la explosión llegó a su fin, en lo alto del cielo se podía observar a Aizen en su completa evolución. El corazón de Kaori dio un vuelco dentro de su pecho, aquel riatsu era monstruoso, continuo mirándolo mientra él descendía. De pronto desapareció dejando perpleja a la pelinegra, ella dio media vuelta  y observó como Aizen se acercaba a un callejón en donde ella detectó el reiatsu de Gin. Ahogó un grito cuando la espada del pelicastaño atravesó el pecho del hombre de cabello lila. El Hogyoku volvió a Aizen y con una poderosa explosión que levantó varios escombros el pelicastaño quedo frente a Kaori.

   De pronto la pelinegra observó como una silueta con cabello pelirrojo descendía hasta quedar cerca del ya casi muerto Gin.

—Sé que me quería asesinar pero nunca pensé que lograría destrozar la cadena—murmuró el pelicastaño.

   Kaori apartó a Sosuke con su brazo y corrió hacía el pelilila, colocó sus manos en su pecho y el destello rosa salió de ellas para rechazar la herida.

—Como lo siento— decía la pelinegra al borde del llanto, Rangiku la miró —. Lo lamento tanto.

—¿Qué haces, Kaori? ¿Acaso me estás traicionando?—preguntó Aizen mirándola fijamente.

***

Narra Kaori.

Gin. Tal vez no fue el más allegado a Sosuke ni el ser más confiable del mundo pero sabía cuales eran sus verdaderas intenciones y sinceramente me habían parecido muy nobles. A demás, cumplió con su promesa, lo hizo antes de que mi locura me carcomiera por completo.

—Gracias, Gin— le susurre con las mejillas cayéndome del rostro.


Tiempo atrás...

—Necesito un favor, Gin— murmure con la mirada fija en la luna de Hueco Mundo.

—¿Qué sucede, Kaori-san?

     Suspire. 

—Sé cuales son tus verdaderas intenciones y el por qué sigues a Sosuke, sé también que él lo sabe. Así que por eso puedo confiar en ti.

     Él enarcó una ceja, estaba claro que no sabía a lo que me refería.

—Mi locura está alcanzando un nuevo nivel, Gin. Mi amor por Sosuke es demasiado fuerte como para matarlo.

     Claramente pude ver como su sonrisa se borraba de su rostro.

—Cuando lo asesines hazlo en el centro del pecho, en donde se incrustará el Hogyoku— mi comentario pareció preocuparle—. Ahí está mi cadena, sólo puede ser rota por dos razones; la primera es la renuncia del dueño y la segunda es la muerte del mismo. Si por alguna razón Sosuke no llegará a morir quiero que destroces mi cadena.

—¿Cómo sabes que lo haré?

—Porque confió en ti— le sonreí —. Así si rompes mi cadena, aunque él este con vida, podré asesinarlo.

   Abrió los ojos, lo mire, la profundidad de aquellos ojos celeste confirmaron mi petición.

—¿Te puedo preguntar algo, Kaori-san?

        Asiento sin mirarlo.

—¿Por qué has decidido esto?

—Porque más que amor lo que tengo hacía Sosuke es una obsesión y en mis momentos de lucidez, claro si así podemos llamarle, he llegado a la conclusión de que me hago daño y le hago daño a él. Cultive lo que sembré por muchos años, Gin, y al final está dando frutos.

—No te entiendo, Kaori-san.

—El día que él me salvó la vida jure protegerlo, eso fue lo que le hizo daño, yo era mucho más fuerte que él en demasiados sentidos. Por una parte sé que se sintió bien por ya no estar solo, pero conforme pasaron los años él cambió... se volvió agresivo y buscaba superarme... después lo abandone— hago una pausa para contener las lágrimas —¡Por Dios, sabía que no debía abandonarlo! ¡Pero si seguía con él lo iba a asesinar!

        Gin colocó una mano sobre mi hombro, tenía el ceño ligeramente fruncido y ya no estaba su habitual sonrisa que me provocaba, en algunas ocasiones, miedo.

—Tal vez se sintió débil al no poder protegerte como tu lo protegías a él. Piénsalo bien... tal vez al descubrir tu verdadero poder se sintió... débil...

   ¿Gin diciéndome estas cosas? De verdad que me estoy volviendo loca.

—No te preocupes, Kaori-san. Cumpliré con tu petición.

—Gracias... Gin.




|Bleach: LA ESPECIE EXTINTA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora