Capítulo 13

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HELENA


De las catorce horas de vuelo me pasé siete de ellas durmiendo y las otras siete dándole vueltas al asunto de volver a Roma, la conclusión es que no tengo ni idea de que haré al llegar , no sé que decirle a mis padres ni a mis amigos .
Antes de subirme al avión le mandé un mensaje a Alexia diciéndole que hablaríamos pronto , no le dije que sería a la cara.

Necesito respuestas pero no sé cuales son las preguntas que debo hacer. Solo tengo claro que necesito saber por qué mis padres no permitieron que me hablasen de Leo... que habré visto u oído para que mi mente se bloquease de esa forma , igual Leo tiene razón y es vivir mejor en la ignorancia , pero es una lástima que yo no me conforme con tan poco.

Salgo de la terminal internacional y busco un taxi, el hombre se apiada de mí y me ayuda a subir al maletero las dos maletas grandes y la pequeña.

- Muchas gracias, ya no me acordaba lo que era viajar con tanta maleta - digo sonriendo al hombre por el retrovisor .

- No se preocupe, para eso estoy . ¿ Viene de a Roma por negocios , estudios o de vacaciones ? - pregunta alegre mientras enciende el taxímetro y se acomoda en su asiento .

Una buena pregunta .

- Pues vuelvo a casa, hace demasiado tiempo que no vengo a Roma - respondo simplemente.

- Ah , es usted de aquí , entonces espere que le bajo el consumo.

Me río y él me guiña el ojo, todo se agradece la verdad .

- ¿A dónde la llevo ? -pregunta animado.

- Pues a Borghese, por favor.

- Allá vamos.

El taxista es un hombre muy amable, y me deja sola con mis pensamientos y contemplando Roma .

Coge una calle y pasamos cerca de Colisseo , y lo contemplo con la boca abierta.

- Creo que ha pasado demasiado tiempo fuera de casa - me dice el taxista mirándome por el espejo.

- Si , demasiado. Tengo suerte  de haber nacido en una de las ciudades más bonitas del mundo - digo ensimismada.

- Pues yo me quedé por amor , y pienso exactamente igual que usted, aunque pasen los años , siempre contemplo los monumentos con la boca abierta.

- ¿ Por amor ? Qué romántico - digo sonriendo como una tonta.

- Me enamoré de una italiana y aquí estoy , dos hijos guapísimos, una casa con una bonita terraza donde veo cada día la cúpula del Vaticano y un trabajo que me da para vivir bien.

- Me alegro - le respondo con toda la sinceridad del mundo .

- ¿ Por dónde ahora ?

- Pues coja por la derecha y ya le digo que casa es .

- Esta es la zona residencial , no sé si me dejarán pasar - responde mirando hacia el frente y yendo a 30km/h que es lo que permite la calle.

- Es esa de ahí , la de los muros altos.

- Pero ... Pero esa es la casa del alcalde - dice mirándome nervioso.

- Si , mi padre.

- No me diga ... ¡ Vaya ! ¡ Usted es Helena ! Mi mujer no se lo va a creer , ¡es usted muy amable ! - dice como si se sorprendiese de que sea agradable.

Respira (Crónicas de la mafia #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora