Plática de sexualidad. (?)

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Capítulo 32.

-Feliz navidad a todos- dije esporádicamente a Angelina y a la coordinadora, con una mezcla de nerviosismo y sarcasmo a la vez.

   Sonreí.

   Angelina puso los ojos en blanco y elevó una ceja.

   La coordinadora meneó la cabeza, en señal de desaprobación.

   -Son las cinco de la mañana, no es navidad- me corrigió ella.

   -Ah, perdí la noción del tiempo- dije torpemente-. Pensé que ya habíamos estado toda la primavera, verano y otoño aquí adentro, en el elevador- me puse de pie, sacudí mi pijama y negué con la cabeza. Elevé la mirada hacia ellas e imité el gesto desaprobatorio de la coordinadora-. Se tardaron más de lo debido. ¿No es así, Eric?

   Me volví hacia él, quien seguía sentado en el suelo del elevador. El miró a la coordinadora, a mí, luego a Angelina, para repetir su mirada hacia mí.

   Solo único que pudo hacer fue asentir y decir:

   -Ann siempre sabe todo. Justo lo que ella diga. Usted solo escúchela.

  Le guiñé un ojo y me volví hacia la coordinadora.

   -Entonces…- comencé a dar lentos pasos hacia afuera del elevador, al mismo tiempo que vi en los reflejos de los vidrios del elevador que Eric se ponía de pie-. Si seguimos en primavera…- continué lentamente-, todos podemos ir a nuestras habitaciones y dormir, tranquilos, hasta que amanezca, ¿no?- sonreí forzosamente.

   Sabía que no sería así de fácil: estábamos en problemas por estar así de juntos, en el elevador, en medio de la noche.

   -Ambos saben que no será así de fácil- dijo la coordinadora, fulminándome al salir del elevador, para terminar fulminando a Eric, también. Agradecí, internamente, que el director no fuera la persona que había venido a supervisar el viaje, porque el  me odiaba. Yo también odiaría a alguien si tirara mi librero y desacomodara todos mis libros, que estaban en orden alfabético. No lo culpaba-. Estaban juntos.

   -Sí…- le contesté, lentamente-. Para eso se crearon los dos géneros: para que estén juntos.

   -En medio de la noche- continuó ella, ignorando mis palabras.

   -La noche y el día son lo mismo, solo que inversos-dije-. No tiene que preocuparse. No pasó nada.

   -Encerrados en un elevador…- agregó Angelina.

   Había olvidado que estaba ahí.

   -Era claustrofóbica hace treinta minutos. No tienen de que preocuparse- mentí. Era mejor si decía eso, era más creíble que tener fobia a la oscuridad.

   -Abrazados- agregó la coordinadora.

   Eric salió del elevador completamente, sin decir nada.  Creo que era lo más inteligente: mantenernos callados, hacer lo que ella nos dijera, aceptar el castigo que nos fueran a poner. Lo sabía, mantenerme callada era lo mejor, pero continué hablando:

   -Estaba teniendo un ataque de pánico. El muy caballeroso Eric simplemente estaba ayudándome. Todavía existe la caballerosidad, ¿sabe?

   Eric, respaldándome por primera vez, asintió.

   -Cuando todos sabemos que tienen algo…- agregó Angelina. No se escucha celosa, solo divertida-. Cualquier cosa pudo haber pasado ahí.

   Tengo más dignidad y moral que tu, Angelina. Quise decir, en cambio, dije:

1. Venturas de la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora