Diferencia entre M y N.

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Capítulo 21.

Lo primero que hice fue estornudar sobre los labios de Hunter.

   Lo segundo, fue apartarme de él,  incrédula de haber acabado de besarlo, con el sabor de sus labios un poco impregnado sobre los míos.

   Miré hacia arriba, hacia donde estaba Angelina, quien estaba sonriendo. Si Nick no me hubiera tomado de la mano, estoy segura que hubiera sacado uñas y dientes para enterrarlos por todo su cuerpo.

   Sonrió aun más, y lo supe: Ella lo había hecho adrede. Sabia quien era desde el comienzo, y había jugado con las verdades.

   Me llevé instintivamente mi mano hacia mis labios, esperando volver a sentir los labios de Eric sobre los míos, pero lo único que sentí fue el pequeño santiamén que había creado que ese sabor fuera remplazado por uno que ni siquiera había llegado a saborear. 

   -Siempre has sido una mala actora Anneliese, muy mala, mala, mala- dijo Angelina, negando con la cabeza y con una sonrisa en su rostro. Chasqueó su lengua-. Y eres una peor novia aun, ¿Qué dirá Eric cuando se entere de todo esto?

    -¿Qué posiblemente deberíamos de matarte?- sugerí.

   Nick me lanzó una mirada, yo solo me encogí de hombros.

   Él puso los ojos en blanco.

   Angelina chasqueó la lengua.

   -No creo que él diga eso.

   Y, antes de que ninguno de nosotros pudiera reaccionar, ella se dio la media vuelta, elevando sus manos en el aire para que la siguiera su pandilla que había reaparecido de la nada, y desapareció entre la multitud; el bullicio que sonaba aun más fuerte en mis oídos, al igual que las luces centellaban como estrellas en mis ojos.

    Y seguía sin entender que era lo que acaba de suceder.

   Solo sabía una cosa: que Hunter ahora ya no estaba en estado soñoliento y dormitando.

   Yo tampoco lo hacía. De alguna manera, todo se veía distinto, y no de la manera distinta que se veía cuando había besado a Eric, sino de la manera que había visto todo cuando me enteré que la bolsa no estaba: los colores se veían mas lucidos y vívidos, los sonidos bombeaban en mis oídos y las siluetas, a lo lejos, se movían en un baile que me desconcertaba.

   -¿Qué fue eso…?- preguntó Hunter, con los ojos bien abiertos y señalando a Angelina que ya estaba saliendo por la puerta.

   Nick presionó sus labios en una línea recta, me vio fijamente por largos segundos y después abrió la boca,  como si quisiera decir algo, pero calló segundos después y sacudió su cabeza. 

   -Solo busquemos ese anillo y larguémonos de aquí.

    Me sorprendió que él no dijera nada, o que comentara algo o se enojara con Hunter, pero al mismo tiempo me alegró; sabía que habíamos sido tendidos en una gran trampa, y que teníamos peores problemas que esos.

   -Si- dije, reacomodándome mi peluca-, busquémoslo.

   Y eso hicimos.

   Pero no encontramos nada.

   Todos,  sin hablar o decir algún comentario, caminamos hacia la mesa en la que habíamos estado horas atrás con Eric. En esos momento, cuando había estado con él, todos se veía tan bien, tan correcto y perfecto, veía como todo iba a suceder, como debía de suceder, pero ahora solo estaba desesperanzada porque no entendía que hacer. No entendía nada, no entendía como había perdido el anillo, tampoco entendía como era que estaba a más de las cuatro de la mañana en un restaurante, como era que había besado a Eric,   y como era que había llegado a besar a Hunter y solo sentía un hedor en mis propios labios, como si me hubieran puesto veneno, o mis labios estuvieran secos; una sensación parecida a un invierno sofocante. 

1. Venturas de la vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora