13. Sueño

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13. Sueño

Meses pasaron y nadie sabía nada de Sanji. Obviamente sabían que había salvado al mundo, pero no lo habían vuelto a ver desde el incidente con Acathla. Ni Zeff, al que carcomía la culpabilidad por las últimas palabras que le había dirigido. Ace campaba a sus anchas por la ciudad y Nami y Luffy mataban vampiros como buenamente podían, aunque muchos se les escapaban.

El rubio había estado subsistiendo como le era posible. Encontró un empleo como camarero en una cafetería algo cutre. Vivía de alquiler en un apartamento minúsculo. Y no pasaba un solo día en el que no pensara en Zoro.

Empezó el nuevo curso en el instituto Thousand Sunny. Y un par de días después, Sanji decidió que ya era hora de volver a casa. Cuando Zeff le abrió la puerta no hubo discusiones, ni enfrentamientos. Simplemente se abrazaron.

Decidió dar un paseo nocturno. Volver a caminar por los rincones de la ciudad que hacía tiempo que no veía y tal vez ir al Baratie para encontrarse con sus amigos, si es que estaban ahí. Mientras andaba, se encontró con alguien sospechoso, del que solo veía la espalda, pero que no le daba buena espina. Anduvo detrás de él, pero sin querer pisó una lata vacía que había en el suelo, llamando así la atención del sujeto.

Resultó ser Luffy, armado con una estaca, y varías cruces colgadas del cuello. Sanji le quitó la estaca sin dificultad.

El moreno le miró estupefacto durante unos instantes.

-¿No te han advertido nunca que no juegues con estacas?-reprendió en broma el rubio-es muy divertido, pero podrías sacarle un ojo a alguien.

-No deberías acercarte a mi por detrás-aún estaba algo aturdido-dios San...-sonrió, pero después se sobresaltó, dado que un vampiro apareció de la nada.

Nami llegó a socorrer a su amigo. Y cuando Sanji mató al vampiro, por fin el trío pudo abrazarse.

Tanto Luffy como la pelinaranja obligaron al cazavampiros a ir a ver a Robin. Aunque el rubio no estaba muy convencido.

Los tres estaban parados frente a la puerta.

-Oye, tal vez sea muy tarde, deberíamos volver mañana-dijo Sanji-¿estará enfadada?

-¿Enfadada?-cuestionó Luffy- ¿solo porque te marcharas abandonando tu puesto, a tus amigos y a tu abuelo y haya pasado las noches preocupada por ti?. Deberíamos quedarnos fuera-sugirió a su amiga.

El rubio llamó al timbre.

Cuando se abrió la puerta, Robin le miraba como si estuviera viendo una alucinación.

-Fíjate, tu vigilado ha regresado-rompió el hielo el chico moreno-justo cuando estabas pensando cambiar de trabajo y hacerte panadera o...secretaria.

-Gracias Luffy- dijo la mujer y sonrió-bienvenido Sanji.

Los chicos entraron y se sentaron en el sofá, con el rubio en medio. Y Robin sentada frente a ellos.

-He llegado hace unas horas-explicaba el cazador-pero he ido a ver a mi abuelo antes.

-Si, claro ¿cómo lo has encontrado?-preguntó la vigilante.

-Bueno, todavía recordaba su dirección.

-Si, ya, quiero decir ¿cómo va todo entre los dos?-no pudo esperar la respuesta, porque la tetera la reclamaba en la cocina.

-¿Dónde has estado?¿te fuiste a Bermudas?-preguntó Luffy.

-¿Y qué iba a hacer yo en Bermudas?

-Creo que la contestación a eso es obvia...ver mudas-rió de su propio chiste.

Robin, feliz, les escuchaba desde la cocina. Todo había vuelto a la normalidad. Volvió a la sala con una bandeja con té y galletas.

La eternidad para encontrarte (ZoSan-ZoroxSanji//Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora