La eternidad para encontrarte (ZoSan-ZoroxSanji//Yaoi)

4. Pesadillas

4. Pesadillas

Trabajar. Eso era lo que tenía que hacer para distraerse y no pensar en el peliverde.

Matar vampiros era para lo que había nacido, y para mantener la mente ocupada, lo mejor era patrullar y despejarse.

Pero...

-Sanji...-la voz de Zoro le provocó un vuelco en el corazón inevitablemente. Temía voltearse y que fuera su imaginación.

Se giró.

No era una fantasía.

-Zoro...-había acordado con sus amigos y su vigilante, que no iba a matar al vampiro a no ser que éste le diera motivos...y morderle mientras se besaban apasionadamente no era la mejor de las excusas. Beso que había mantenido en secreto, por otra parte.

-Quería pedirte disculpas, por no habértelo dicho antes...yo temí...

-La culpa es mía, debí haberme dado cuenta, eras demasiado perfecto-se sonrojó de su metedura de pata-no es que creyera que nos íbamos a casar ni nada por el estilo...podemos seguir como antes, tú me ayudas y yo...no te mato, en fin, está claro que no tendríamos futuro...-a pesar de que estaba convencido de lo que decía, no pudo evitar que la voz se le quebrara levemente.

Zoro se le acercó. Se veía tan adorable, colorado hasta las orejas, que no pudo evitarlo. Le sujetó el rostro con ambas manos y lo besó. Sanji tembló un poco, y con timidez lo sujetó de la cintura. Al fin y al cabo, seguía siendo un crio, un crio de dieciséis años con más poder del que podía asimilar.

Quedar como amigos era lo mejor. Aunque para Zoro, eso significaba renunciar a lo que tanto quería, y para Sanji, perder la oportunidad de salir con el chico que indiscutiblemente empezaba a gustarle, y mucho.

-Ese mocoso sigue truncando nuestros planes-el Maestro empezaba a impacientarse, estar encerrado en las alcantarillas de la ciudad sin poder salir, era lo peor que había vivido nunca.

-Lo sé, pero como le está ayudando Zoro, no se le escapa ni una-Mihawk también estaba molesto, pero con su antiguo camarada-ya debería haber muerto, si me dejaras encargarme a mí personalmente yo...

-No, dependo de ti para salir de aquí, si te mata, me quedaré para siempre en este lugar-se quedó meditabundo unos instantes-pero creo que ya sé como tenerlo entretenido mientras me traes algo de comer...tendrás que buscar a alguien.

Cuando se levantó a la mañana siguiente, ya su abuelo se había ido al trabajo. Había conseguido empleo en la ciudad como jefe de cocina de un importante restaurante, puesto que su comida era bastante famosa y exquisita, lo que hacía más comprensible el sueño de Sanji de seguir sus pasos.

Desayunó un par de tostadas con mermelada y salió de allí. Aún tenía el cigarrillo en la boca cuando divisó el instituto y entró en el. Lo primero que hizo, obviamente, fue ir a la biblioteca.