La eternidad para encontrarte (ZoSan-ZoroxSanji//Yaoi)

20. Drácula

20. Drácula

Era de noche en Going Merry y Sanji por fin se pudo tumbar en la cama tras un largo día de trabajo, pero Zoro tenía otros planes.

-Voy a por más sangre-dijo en voz baja. Le besó en los labios y salió por la ventana.

El rubio estaba tan agotado, que ni le escuchó marcharse y se quedó profundamente dormido. Sueño que fue interrumpido cuando sintió una presencia a los pies de la cama y abrió los ojos de sopetón.

-¿Quién eres tú? -preguntó usando la manta como si de un escudo se tratase.

Frente a él había un hombre alto, de cabellos oscuros y ojos color ocre.

-¿Cómo has entrado?

El desconocido hizo un leve movimiento con la cabeza, señalando su punto de entrada.

-No deberías dejar la ventana abierta.

-Los vampiros no pueden entrar si no se les invita...

-Yo no soy un simple vampiro. -El desconocido caminó hacia la cama, se inclinó hacia él y le tomó de la barbilla. -Eres famoso, cazador. Todos los vampiros del mundo te conocen, y hasta ahora, yo no había tenido el placer de verte en persona. Soy Dracule Mihawk.

-¿Has dicho Drácula?

El otro entrecerró los ojos, molesto. -Ese es el nombre que me han dado los mortales, para contarles cuentos a sus hijos y que no hablen con desconocidos o se escapen de casa. Una especie de hombre del saco con el que Hollywood saca tajada cada vez que puede.

-¿Cómo has entrado? -repitió Sanji enfadado.

Mihawk sonrió levemente. -Si bajo tu techo vive un hijo mío, yo puedo entrar libremente.

-¿Un hijo...?¿Eres el creador de Zoro?

Dio un manotazo al vampiro para que le soltase, se alejó de él y acabó al otro lado de la cama con una estaca en la mano que había tenido escondida debajo de la almohada.

-Lo creé hace mucho, mucho tiempo. Pero aún teniendo tantos años, éste hijo mío no aprende. Comete los mismos errores una y otra vez...-su tono de voz denotaba cansancio, y se frotó una de las sienes con los dedos. -Estar contigo siempre le trae problemas, pero he venido a ayudarle con eso.

-¿Vas a matarme tú? Te invito a que lo intentes-dijo sin un atisbo de miedo.

-¿Matarte?

En un visto y no visto, aquel vampiro se materializó a su lado, y le sujetó la mano con la que sujetaba la estaca, haciendo que la tirase al suelo.

-No te confundas, jovencito. Entiendo a mí hijo, y le apoyo más que nadie aunque se equivoque. Se encaprichó de ti. Y teniéndote cerca puedo ver el por qué. Eres hermoso y valiente. Tu sangre huele mejor que la de la mayoría de los humanos corrientes. Y por encima de todo, eres la viva imagen de aquel a quien amó. -Sanji iba a replicar algo, pero los dedos del vampiro se afianzaron en sus hombros y le olió el cabello cuando se acercó para hablarle al oído. -¿Piensas que se alegrará si te convierto en vampiro?

El rubio de pronto se sintió aturdido. Como hipnotizado, dejó que su cabeza cayera hacia atrás por su propio peso, dejando expuesto su cuello. Podía ver a su alrededor una especie de niebla que hacía que su piel se erizara por el frío. Y notó cómo uno de los brazos del vampiro le rodeaba por el torso para que no cayera al suelo.

Sintió sus dedos acariciarle la mandíbula, y poco después, sus afilados colmillos atravesando su cuello sin impedimentos. Entonces, fue ahí, cuando perdió el mundo de vista.