Madre

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Pero no fue hasta que estuvo a unos 15 metros de nosotros que la reconocí.

Mi madre.

Corrió, y no se detuvo hasta mi pero a unos 10 metros Jace, quien rápidamente le apunto y grito:
-quieta porque te mando a la tumba-mi madre se quedo quieta y me miro suplicante. Mientras la expresión amenazante de Jace no cambiaba.
-¡es mi hija!-grito de todo pulmón. Y el arma de Jace se vio debilitada unos pocos milímetros. Intente soltarme e ir a abrazarla pero el agarre de Jace me lo impedía fuertemente.
-no me interesa, vuélvete-le ordeno. Pero mi madre no se movió siquiera. Seguía con una postura dura y una mirada suplicante.
-¡no le apuntes a mi madre!-suplique casi gritando, tome aire-por favor Jace-le mire suplicante-por favor. Déjame abrazarla-mis ojos se humedecieron. El ni me miraba-Jace, te lo ruego, haré lo que quieras. Pero déjame abrazar a mi madre-sentía que me derrumbaría en cada segundo. Jace me miro unos segundos y me soltó agresivamente.
-si te intentas escapar. Mueres-me apunto con el arma. Con la otra mano le hizo señas a mi madre para que se acercara. A ya 3 metros de Jace que era donde nos entrabamos, me aferre a los brazos de la mujer que me dio la vida, no aguante mas, y llore en su hombro.
-oh mi niña-decía entre llantos mi madre-no tienes una idea de lo que te extrañe-me aferre aun mas a ella.
-¿y papa?-intente decir entre lagrimas.
-esta haciendo hasta lo imposible por hacer que esa presidenta al menos salga de su alcoba, bebe-me acaricio el pelo-ya. Todo pasara. Lo prometo.

-estoy bien mama, no te preocupes-la abrace mas fuerte.

-¿te han hecho daño, cariño?-me susurro al oído. Cerré mi boca por unos segundos, y antes que la pudiese volver a abrir, otra voz mas potente me interrumpió.

-suficiente-sentí la gruesa y amenazante vos de Jace tras mio. Me solté débilmente de mi madre y Jace me cogió de la cintura y me pego a su cuerpo colocando me otra vez el arma.
-¡por favor!-gritaba mi madre-si al menos no la devuelves, llévame con ella. ¡No puedo vivir sin mi hija!-grito. Abrí enormemente mis ojos.
-¡mama! ¡no!-grite yo removiendome de un lugar a otro, logrando solamente que Jace me apegara mas fuerte.
-¿quiere unirsenos?-se rió Jace-¿para que? ¿para ver como me divierto con su hija, señora? ¿acaso se nos quiere unir a la fiesta?-dijo sinicamente y sonriendo con maldad.

El rostro de mi madre se puso pálido y quedo estática. Jace rió y dimos el ultimo paso entrando en la escuela. La puerta se cerro y me soltó.
Dio unos pasos hacia atrás y dejo el arma. Coloque mi mano en la puerta intentando volver el tiempo atrás y sentir el cálido cuerpo de mi madre de nuevo.
Mire hacia el suelo intentando calmar mis nervios. Jace en silencio abandono su arma y me empujo levemente para que empiece a canmiar.
Cuando llegamos al salón, volví a encaminarme derecho hacia la esquina ya tan conocida para mi, mientras que Jace, volvió a sentarse en su sillón tras el escritorio. Estos, eran como nuestros asientos ya predestinados.
-escucha, sabes que tuve que acerco-.tiro su cabeza hacia atrás derrotado.
-¿a que te refieres?-susurre yo furiosa-¿a amenazarme con un arma o hacerlo a mi madre?-el ni me miro.
-a no dejarte ir con tu madre-dijo sin expresión. Le mire con ojos húmedos, mirada la cual no fue respondida.
Baje la mirada y cerré los ojos intentando olvidarme de todo.

-ya tengo en claro que solo estas aquí para arruinar todo lo que puede llegar a rodear una vida, Jace-susurre mirando al suelo.

-no puede ser-se quejo poniendo los ojos en blanco.

-¿que es lo que no puede ser?-fruncí el ceño en expresión de confusión.

-estoy hablando de que eres muy niña como para comprender de que el mundo es cruel y puede llegar a ser peor. Es tan cruel que si sigues con esa impresión, puede llegar a ahogarte y matarte.

-no, te equivocas Jace. Tu eres quien puede matar y llegarse a ahogar con ello-le escupí en la cara en tono bajo. Creí que su expresión seria otra, pero lo único que hizo fue observarme por unos cortos segundos antes de volver a abrir la boca.

-yo soy parte de la vida, así es la vida, no me importa quien la hace así o no. ¿preferirías haberte muerto de hambre?-levanta una ceja.

-preferiría comer tranquilamente en mi casa-susurro.

-creo que ya te has dado cuenta, de que no estoy aquí para cumplir deseos-escupió sus palabras sin ningún remordimientos Se tiro para atrás en su asiento y miro al techo.

-eso lo se, estas aquí para destruirlos-le garantice, haciendo que sonriera levemente de costado.

-puede ser, pero también puedo sacarte ese peso de soñar de encima, recuerda, las pesadillas también van catalogadas como sueños, Carolina-levanto su tan conocida ceja, en mi dirección.

Gire los ojos y mire hacia el techo. Mirando a la nada. Pensando en nada.

-ademas, tengo 15, es como que aun soy lo bastante niña, ¿no crees?-me queje. El me miro por unos segundos con una mirada que no supe descifrar, y volví su vista hacia la nada.

-a veces, intento no creerlo-corrí mi mirada hacia el unos segundos, pero no me dio importancia, Se quedo unos minutos en sumo silencio, hasta que lo oí abrir la boca-se parece a ti-fruncí el ceño.

-claro que no, es sumamente diferente a mi-dije indignada, el sonrió de lado.

-es decir, ¿que clase de loca corre entre la multitud hacia un desquiciado asesino secuestrador? O eres tu, o es tu madre, tal parece-niega graciosamente con la cabeza unos segundos-quiso no soy el único con problemas-dijo gracioso.

-pera aun así, sigues primero en la lista-su sonrisa se ensancho.

-lo se.

hola! espero que les haya gustado, lo se, quedo corto, pero buah. me surgieron unos problemas que no pude ver antes con la novela jaja

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Stockholm syndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora