Baño

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día 81

Solo tenia dos palabras que decir; Que. Delicia.

Sentía en todo mi cuerpo el agua tibia cayendo y humedeciendo cada parte de mi. Hacia siglos que no me sentía tan bien. Por mas de 15 minutos que estaba sumergida en la glorioso liquido transparente y tibio que me hacia quitarme todas las memorias de la cabeza.

Me sumergí mas en la bañera cerrando los ojos. Podría vivir una vida así.

Me había costado tanto lograr que Jace me permitiera darme una ducha. Esta algo frenético con que me la valla a pirar de nuevo. Como si lo intentara estando en Idaho. Aunque debía admitir, que cerca de allí tenia una tía, una tía que siempre llamaba por las noches a casa, pero no lo pensaría.

Todo sentimiento de suciedad que sentía, todo calor o frío que alguna vez tuve en estos días toda incomodidad de tela que me impedía a mi misma, se había ido con el glorioso baño que tanto extrañaba.

Me levante de la bañera cuando sentí que el agua se estaba enfriando mas y escurrí un poco mis pies antes de bajar hasta el piso. Mi cuerpo recibió un escalofrió al pisar el helado suelo bajo las yemas de mis dedos. Cogí uno de los finos toallones anaranjados y lo enrolle en mi cabello apresándolo con este. Luego cogí uno de los felpudos blancos, y lo enrolle en mi cuerpo.

Di unos pasos lentos hasta la toma de agua. Mis heridas habían mejorados. Solo me quedaban algunas cicatrices de aquellos azotes, los que habían sido mas profundos. Y en el lugar del balazo, ahora solo tenia una lastimadura de unos 5 cm en forma vertical en al parte delantera de mi pierna a unos pocos centímetros bajo el comienzo de mi muslo.

Levante mi cabeza y me mire en frente del espejo. Mi estomago se revolvió y casi sentí un flujo corriendo por mi garganta. Es increíble, yo misma me doy ganas de vomitar.

Y no era para menos. Me veía desastrosa.

Tenia unas bolsas bajo mis ojos, no tan marcadas por las bolsas sino por el color oscuro que tenían mis ojos en la parte baja.

Mis brazos estaban súper finos, y en la parte del hombro se me estaba comenzando a notar uno de los huesos de este. Mis piernas casi marcaban sus huesos, y juro que odiaría esas rodillas por toda la vida.

Mi rostro se haba encogido unos milímetros y mi cuello estaba mas marcado. Mis labios estaban casi sin color y un poco rosto de piel.

Mi estomago casi ni parecía estar allí. estaba totalmente plano, totalmente. a los costados, los huesos de mis caderas se comenzaban a marcar. Siempre quise eso, pero no me podía dar créditos positivos en estos momentos.

Lo único bueno de todo ese rollo es que así parecía que tenia mas pechos y trasero, aunque, pensándolo bien, ahora mismo no era la mejor imagen que podía tener para mi seguridad.

Joder, me di cuenta que me había olvidado la estúpida ropa con al cual vestirme justo ahora. Mi piel aun tenia gotas de humedad, pero aun así salí de la habitación del baño en dirección al placar.

Rápidamente llegue a este mientas me fijaba en Jace quien me daba la espalda aun mirando televisión a todo volumen.

Tome una camiseta celeste deportiva y unos short de jeans entre toda la ropa que días atrás Jace me fue a buscar a quien sabe donde. Tome una de las perchas que estaban colgadas, pero mis manos mantecas hicieron que estas se resbalasen de mis dedos y se me cayeran al suelo efectuando un breve sonido.

Jace dio rápidamente vuelta su cabeza con la intención de reprocharme algo, pero cunado dirijo su mirada hacia mi su boca se cerro instantáneamente. Me miro de arriba hacia abajo detenidamente sin perderse ningún detalle de mi mojado cuerpo. Joder. Su mirada me ponía los nervios de punta, y baje la mirada con mejillas del tan conocido color rojo.

-hay, Carolina-se quejo en silencio negando su cabeza mirando hacia el suelo.

-¿que..que sucede?-dije susurrando con un hilo de voz. El se levanto y se dirijo hasta mi a paso lento. Y quedo justo en frente de mi. tomo mi mentón con sus dedos y me obligo levantar la vista hasta encontrarme con sus ojos tan intensos como siempre.

El era una cabeza mas alto que yo y se notaba cunado tenia que levantar la vista hacia el.

Jace se inclino un poco hacia mi y escondió su rostro en mi cuello.

-sucede...que deberías cuidarte mejor-dijo en un susurro que hizo estremecer todo mi cuerpo-porque después yo soy quien tiene la culpa-dijo entre finos beso en mi cuello.

Cerré los ojos estremecidamente. Bajo los besos en su ya tan conocida recorrida hasta que llego al limite.

Tomo mis muslos entre sus brazos obligándome a subir a horcadas a el. Rápidamente sentí una suave y acolchada superficie a mi espalda, y note que estábamos acostados en la cama matrimonial.

Puso sus manos a mi costados encerrándome bajo el, y comenzó a besar mas frenéticamente mi cuelo y toda parte descubierta de mi cuerpo.

Mi mente se negaba a viajar a la realidad esta vez. ¿no estaba mal lo que estábamos hacinado? ¿tendría que parar? ¡¿siquiera tendría que tener miedo?!

Todas las preguntas se respondieron cuando Jace desabrocho el nudo que tenia hecho mi toalla en mi espalda dejándolo completamente suelto.

Joder, una ráfaga de miedo recorrió todo mi cuerpo a la idea de estar completamente desnuda con Jace arriba mio. Por mas que quería detenerme no podía, era como estar ebria, mi cuerpo no obedecía a lo que quería que haga.

Jace comenzó a deslizar el blanco toallon hacia bajo, hasta que se libro completamente de este. Joder ahora si mi mente vagueaba por el espacio exterior.

Libero mi cuello para dirigirse hasta mi abdomen y comenzar a marcarlo con sus besos hasta llenarlo completamente. Se quito la camiseta negra dejando ver un flaco y tonificado abdomen junto con unos fuertes y musculosos brazos que le seguían.

Se quito el cinturón y mientras lo poseía en su mano un escalofríos recorrió todo mi cuerpo y mis ojos se cerraron fuerte e involuntariamente. Jace lo noto y vi arrojar el cinturón fuera de la cama.

El toallon de mi cabeza había desaparecido completamente de la escena, al igual que su pantalón.

-Jace..-el me callo besándome en los labios.

-ni siquiera digas que estas pensando que esto esta mal-dijo con voz agitada-porque se que lo esta. Pero en este momento no puedo parar-dijo volviendo a besarme frenéticamente y esta vez, ni siquiera mis palabras fueron capaces de detenerle.

Separo mis piernas minimamente y cerré mis ojos intentado evadir todo sentimiento de vergüenza o pudor hacia mi.

Coloco ambas manos a mis costados y se acerco mas a mi uniendo nuevamente nuestros labios. Pero ese beso fue distinto. Fue un beso conservador y con un intento de ser tranquilizante.

Soy una mujer débil, y el es un hombre impotente en muchos sentidos. Fui yo la estúpida que cayo en la trampa.

Jace se movió de repentemente y un insoportable dolor recorrió todo mi cuerpo.


Stockholm syndromeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora