Capítulo 26.

79 3 2
                                    

Me duele en el alma odiar a quien un día fue el amor de mi vida. El que pensé que sería el padre de mis hijos pero hay personas que te obligan a odiarlas y aunque resulte doloroso es la cruda realidad. Llego a casa y me tumbo en la cama, quiero llorar y dormir, y tal vez no despertar nunca más y poder ir en busca de Gorka y ver su reacción al saber que nunca más volverá a verme. ¿Lloraría? ¿Gritaría? No me da miedo la muerte, me da miedo que cuando yo ya no este no haya nadie que me recuerde. Miro el whatsapp y tengo unos cuantos mensajes:

Sofía: "Hola reina, que tal?"

Christian: "Me ha sabido a poco, demasiado poco"

Luc: Llámame.

Como resulta que el día no puede empeorar decido enfrentarme a Lucas. Tengo miedo porque creo que le estoy haciendo un daño por el que yo estoy pasando, y me parece hipócrita hacerle eso. Le llamo, un tono, dos tonos, tres tonos, al cuarto responde.

=¿Ruth eres tú?

=Si, hola Luc.

=Hola pequeña, perdón por lo de antes, soy un imbécil, no debí irme y dejarte así. 

=La única que tengo que disculparme soy yo, siempre has estado ahí... ¿Luc? ¿Estás ahí? Vaya, me ha colgado.

Como no me apetece seguir hablando me meto en la ducha, el agua caliente parece un regenerador para mí. Salgo de la ducha y me coloco una toalla al rededor del torso. Cojo el móvil que dejé en el lavamanos y veo un whatsapp de Lucas.

"Baja, estoy en tu portal"

Ni si quiera contesto, voy corriendo a la habitación y me pongo unos vaqueros y una sudadera, me recojo el pelo mojado en una coleta y bajo las escaleras de dos en dos. Salgo del portal y un aire gélido choca contra mi cara, instintivamente me abrazo e intento darme calor. Lucas sonríe como si estuviera ante un ángel. Me abraza y me dice:

=Ruth, te hubiera esperado pero bajar con el pelo mojado hará que cojas una pulmonía y no quiero que enfermes por mi culpa. 

Nos sonreímos. Pasa su brazo por encima de mis hombros y me lleva a un banco un poco alejado, como es de noche no pasa nadie ni hay mucha luz. Con lo que me he arreglado lo agradezco. 

=Gracias por bajar R, no quería molestarte.

=Luc, es lo mínimo que puedo hacer, llevas en mi vida años, cuando eras mi amigo eras genial, no dejabas que nadie me hiciera daño, y siendo novio eras todavía mejor y yo no supe valorarlo, y ahora cada vez que te acercas a mi te muerdo porque siento a ver perdido a alguien tan importante.

=Nunca me has perdido, siempre ¿recuerdas?

=Ya me entiendes.

=R, gracias a ti por enseñarme que tus lunares y el brillo de tus ojos forman mi universo y que tu sonrisa es mi cielo.

Un rubor intenso me sube por la cara, siento que las mejillas me arden, me acerco a él y le colocó una mano detrás de la nuca, nuestras bocas se acercan, lentamente como lo hacen los enamorados, sonrío dudosa cuando no nos separa ni un milímetro, nuestros labios se juntan, pero no es un beso, es el paraíso en una boca. Seguimos besándonos,  no sé cuanto tiempo pasa, segundos, minutos, pero me he sentido una astronauta en nuestro pequeño universo. 


Si fuéramos lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora