Capítulo 35

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Como os iba contando, mi vida empezó a dar un giro. Me arreglaba para ir a clase y deseaba que entrara por la puerta todos los días. Yo dejé de sentarme con mis amigos y dejaba una mesa libre al lado de la mía y él siempre se sentaba allí. Era tan guapo que todas las chicas siempre le sacaban conversación y yo solo podía morirme de celos, pero él siempre me prestaba más atención a mí. Cada día al empezar las clases me quedaba mirando hacía la puerta deseando que el la cruzara y cuando lo hacía mi sonrisa desbordaba por todas partes. Un día no llegó y pasé una clases muy aburridas pero al llegar al recreo me dirigía con mis amigos a la cafetería y alguien me agarró del brazo. Me giré y era él. Se acercó a mi oído y me dijo: "¿Me has echado de menos?" Y siguió caminando por el pasillo mientras yo me quedaba de piedra con los ojos abiertos como platos y el corazón abriéndose paso para salir de mi pecho. Y bueno, nuestros encuentros nunca fueron mucho mas lejos. Tal vez por eso me gustaba tanto, me enganchaba su manera de hacerse de rogar y su aire misterioso. Nos hicimos tan amigos que nunca me vio como algo más. Y yo quería poder besarle y pasear por ahí de la mano. Pero la situación, era totalmente distinta. Me hablaba de lo muy enamorado que estaba de una, y de otra, y de otra, y luego hubo otra... No le vamos a llamar mujeriego, vamos a llamarle enamoradizo. Porque el las amaba mucho a todas. Hablábamos a todas horas. Y yo estoy segura de que él sabía lo que yo sentía por él. Aunque yo nunca se lo dije. Y me gustaba ser su amiga, pero que me contara como y cuanto amaba a las otras y lo que hacía con ellas solo me provocaba celos. Pero no quería perder a un buen amigo... Siempre me decía "eres muy mona" "eres muy guapa" "eres muy inteligente" Y yo siempre pensaba "y no soy para ti" Y bueno, como todas mis amistades con hombres... La historia llego a su fin. Su última y más amada era un secreto para todo el mundo. Pero como yo era su amiga y tenía mucha curiosidad me pasó una foto... Sólo que en esa foto no salía solo la chica. Él también. Y los dos estaban dándose un beso. Me quedé perpleja mirando el móvil, no podía creerme que sabiendo cuanto le quería me pasara esa foto que solo iba a causarme daño. Desde entonces no le volví a hablar más. Hasta hoy. 


Si fuéramos lluvia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora