Capítulo 20 "Final"

254 28 7
                                    


El comandante se quedó rígido frente al oficial, todo estaba apunto de ser descubierto y el lugar no tardaría en llenarse de policías si descubrían los fraudes e incluso los asesinato que el reformatorio escondía con mucho recelo. No tuvo más que asentir y tomar la carta entre sus manos temblorosas para leerla. Al terminar de hacerlo, se levantó de su silla y miró fijamente el oficial al mando.

-Adelante.- Dijo tratando de sonar lo más calmado posible, dándole permiso al hombre para registrar el edificio, el oficial sonrió y caminó afuera seguido por el comandante, sus refuerzos y varios guardias del lugar.

La puerta se cerró y echó el pestillo, tenía que salir de ahí cuanto antes, si se quedaba, sería condenado a muerte por todos sus crímenes cometidos y no iba a dejarse encerrar. 

...

Tom intentaba inútilmente hacer comer un poco a su hermano, Bill se apartaba de él cada vez que le tendía la cuchara con un poco de sopa en ella, la merienda constaba de un trozo de pan y leche fría, pero Maggie había hecho la excepción con los gemelos, le había dado un plato de sopa caliente a Bill esperando a que finalmente la comiera, pero el menor se negaba rotundamente.

—Por favor, Bill.—Rogó Tom.

Bill negó con la cabeza, Tom se rindió. Bajó la cuchara intentando ocultar las lágrimas que cristalizaban sus ojos y sorbió la nariz, al parecer Bill lo notó y le arrebató la cuchara y el plato, y sin mirarlo comenzó a comer despacio.

Tom sonrió. Uno de sus tantos chantajes para con Bill que siempre funcionaban.

La noche había caído y las luces se encendieron, blancas y pobres que iluminaban la habitación, el frío que hacía calaba en sus huesos y los hacía temblar. Tom se acercó más con su silla a su hermano para calentarse un poco pues el aire que hacía afuera se colaba por las grietas y hacía todo mucho peor.

Los murmullos de los demás chicos llenaban el ambiente, Frank se sentaba a un par de mesas lejos de los gemelos pero no apartaba la mirada de ellos, como si fueran una presa a la que estaba apunto de atacar. Los ojos de Tom se toparon con los suyos e instintivamente todos sus sentidos se pusieron en alerta cuando las comisuras de los labios de su enemigo se curvaron en una sonrisa socarrona y llevaba un porro a su boca.

—Salgamos de aquí. 

Los oficiales irrumpieron en el comedor al momento en que los gemelos se ponían de pie para salir y se dispersaron todos en las esquinas y mirando a todos alternativamente dejando el lugar rodeado y Tom pudo ver como Frank buscaba esconder el porro que fumaba. Todos se pusieron de pie en cuando el general entró con sus botas haciendo eco en el lugar, todos guardaban silencio, nadie se atrevía a preguntar que estaba pasando. Bill se colgó del brazo de Tom buscando un poco de protección y Tom se interpuso entre el cuerpo de Bill y la mirada interrogante del hombre al mando.

—Muy buenas noches, chicos.- Saludó con cortesía el comandante—¡Todos serán trasladados esta noche a otro estado así que formen filas! — Habló con voz firme pero amable y los chicos no tardaron en obedecer, tenían tanto miedo de ser castigados, de ser golpeados y humillados que no reprochaban cada vez que se les daba una orden.

El oficial tragó saliva mientras un escalofrío recorría su espalda. Estaba aliviado de que ellos no tendrían que pasar por eso al igual que los demás, estaba seguro de que por lo menos vivirían un poco más a salvo de todo eso.

Bill se movió con Tom pegado a él, viendo a la distancia a Frank empujar a uno de sus colegas para apartarlo del camino y verle dirigirse a él con decisión. 

Vergessene KinderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora