El aire estaba cargado. Un gran peso que se metía por su garganta cada vez que respiraba. Había pasado ya tres o cuatro noches durmiendo en las instancias de su antes enemigo , Blazh, y ahora no sabía muy bien que pensar. Las pruebas , cabe mencionar, eran irrefutables. El rey fue y es , un asesino.
En todo el tiempo que estuvo entre aquellas paredes no había visto la luz del sol , y por el comportamiento y pesadez del aire que le rodeaba , pudo suponer que se encontraba bajo tierra. Se desperezó lentamente, se levantó de la cama y puso en orden sus ideas. Ayudaría a Blazh, que le parecía un asesino , oscuro y siniestro, a acabar con el rey de una forma u otra ¿Sería capaz de ello? lo dudaba mucho . Se vistió con rapidez con unos pantalones que le dejaban los tobillos al descubierto y una camisola blanca, y salió hacía el inmenso salón de piedra gris donde hace tan solo unos días Kan se había quedado maravillado. Cuando llegó miró hacia arriba , aquella bóveda que parecía medio construida entre la piedra le hipnotizaba. En la zona de arriba , mas y mas libros donde la historia del reino se aglutinaba sin fin. Solo se podía acceder a aquella parte a través de una escalerilla que rotaba por todo el circulo del salón. El aire allí estaba menos cargado. La tenue luz perpetua de cientos de antorchas desperdigadas por el Gran Salón centellearon en las armas que había colocadas en una mesa justo en el centro.
-Espero que la estancia aquí no te este resultando... opresiva. -Blazh apareció por una puerta en una de las esquinas envuelta en sombras. Llevaba el pelo negro y largo suelto sobre los hombros, y cuando la oscuridad se retiró , pudo ver que iba pulcramente vestido y una sonrisa asomaba en su rostro. Casi no parecía aquel sanguinario que había matado a toda una compañía de soldados armados.
-No me vendría mal algo de aire fresco - Terció Kan , incapaz de disimular su frustración con aquel ambiente tan pesado y enfermizo.
-Te acostumbrarás. -Blazh se acercó despacio al centro del circulo, donde descansaban aquellas armas que parecían mirarle y pedir sangre en sus relucientes hojas.
-¿Piensas tenerme aquí encerrado durante mucho tiempo? -preguntó Golus Kan angustiado , compuso una mueca.
Blazh agarró una daga curva de la mesa, se la tiró a Kan sin mirar , y dijo:
-Estarás el tiempo que sea necesario. Te veo verde en la lucha , entrenemos. -y sonrió divertido.
Pero entrenar no había sido la palabra que mejor definía aquel baile de despropósitos que Kan, al intentar poner empeño en simular combatir, había realizado durante todo el día. Toda la tarde . Y, aunque no veía el exterior, muy posiblemente, toda la noche.
-No te tires a por mí como un jabalí asustado- le decía Blazh , mientras esquivaba cada uno de sus golpes.
Aquella daga curva le resultaba rara y poco practica, si le hubiese dado una espada , las cosas se habrían puesto mucho más divertidas. Pero continuó hora tras hora , asestando cuchilladas al aire como un inútil , corrigiendo su postura. Chasqueaba los dientes a cada fallo, se frustraba, y para colmo sus piernas eran losas de piedra que le amargaban la existencia con cada punzada de dolor, pues llevaba mucho tiempo moviéndose de un lado al otro intentando luchar con aquel cabrón escurridizo.
-No te centres en tus errores - le adoctrinaba Blazh -Sigue , sin descanso. No pienses.
Pero lo que no sabía ese imbécil , es que resultaba imposible no pensar en el dolor de piernas que sentía Kan con cada nuevo golpe, la vibración cargada en sus hombros al levantar el brazo , por no mencionar el sofocón que inundaba todo su cuerpo como una tempestad acuciante.
-Sé un luchador, y no te quejes. -le repetía una y otra vez
Olvidaba un detalle importante: Kan no era un luchador, y en su opinión , no creía que lo fuera a ser nunca. Cuando se encontraba a punto de desfallecer, Blazh le propinó un ligero corte en su brazo derecho , justo a la mitad entre el hombro y el codo, que le hizo soltar el cuchillo y parar el combate. Se encontraba todo lo exhausto que podía estar tras haber pasado sin descanso todo el día "entrenando" como le gustaba llamarlo a Blazh. Golus Kan sin embargo pensaba que lo único que hacía era el gilipollas. Se tiró al suelo jadeando.
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Los Guerreros de la Justicia
FantasyHistorias épicas que se desarrollan y entrelazan en un mundo lleno de discordia, traición y conspiraciones políticas.