La Base (Fowest)

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Fowest y el hombre de las cloacas recorrieron unos estrechos laberintos húmedos y malolientes hasta llegar a una boca que se extendía hacía abajo y hacía los lados en un circulo inmenso. Cuando Fowest bajó la mirada encontró lo que tanto estaba buscando, la guarida de los rebeldes de La Rosa Negra. Tal como había imaginado, se habían apiñado en aquel lugar lúgubre y oscuro para pasar desapercibidos y atacar objetivos útiles de forma sigilosa y rápida.

 El campamento estaba dispuesto en un circulo rodeado de agua turbia que caía por los bordes de las piedras y que formaba una especie de lago artificial. Se conectaba a la entrada de los túneles por tres puentes de madera endebles. Solo el hecho de imaginarse viviendo allí durante estos años de planes y oscuridad le revolvía las tripas. La tiendas de los rebeldes eran poco más que cuatro telas mal colocadas y humedecidas por las circunstancias. Podía ver la suciedad en los rostros, las caras pálidas y demacradas, el paso lento y cansado. Posiblemente más de uno llevaba mucho tiempo sin disfrutar de la maravillosa luz del sol. El hombre de las cloacas parecía sorprendido.

—Te impresiona —aventuró Fowest evitando hablar en alto.

—Sabía que había gente danzando en mis dominios  —dijo, contrariado— Por no imaginaba hasta que punto se habían asentado en este lugar. Siempre he creído que este lugar no esta hecho para nadie. Bueno, para nadie excepto para mi, claro.

Fowest asintió en silencio

—Da la sensación de que llevaban muchos años en estas condiciones ¿Cuanto tiempo debe haber pasado desde que se esta organizando esta rebelión contra el rey? Con cada descubrimiento que hago, me sorprendo mayormente del alcance de este movimiento. La cabezas pensantes de esto son auténticos genios, he de reconocer.

—La inteligencia de los cabecillas de la Rosa Negra es indudable. —confirmó el hombre de las cloacas— Pero el aparato económico que lo ha sustentado desde entonces sorprende aún mas. Y el espíritu de lucha de estas personas... De verdad tienen un motivo muy fuerte para haber abandonado a sus familias y amigos y estar aquí abajo muertos de frió y calados hasta los huesos liderando una lucha donde se juegan la vida constantemente.

Fowest se estremeció ante la idea. Entendió que era gente que no tenía nada que perder, ya lo había perdido todo o había renunciado a ello hace mucho por unos ideales.

Siguieron observando cautelosos. La gente iba de aquí para allá aparentemente con muchos quehaceres rutinarios, todos vestían con harapos, sus camisas antaño blancas lucían en el pecho la flor negra que daba nombre a su organización. 

Por un estrecho túnel abajo y a su izquierda apareció un chico de no más de quince años a la carrera, visiblemente cansado.

—A las armas— gritó cuando hubo llegado al circulo del campamento —A las armas.

Fowest y el hombre de las cloacas se pusieron en tensión.

Antes de que nadie del campamento moviera un musculo apareció un hombre corpulento tras una de las tiendas de campaña. No vestía como los demás; tenía unas hombreras con astas de toro y un casco negro bajo el brazo. Sujeto al muchacho con firmeza.

—Tranquilízate hijo, y cuéntanos que ha pasado. —El eco de su potente voz resonó por las paredes.

El joven hizo un esfuerzo por recomponerse y hablar con claridad.

—Me encontraba varios metros por detrás de nuestro grupo , llevábamos preso al Capitán de Ciudad Azul. Seguí avanzando y de repente... me los encontré allí tirados. ¡A todos! Estaban despedazados y mordidos hasta las entrañas. Todavía quedaban algunas de esas sucias ratas despedazando por partes a mis amigos... —Quiso contener las lágrimas pero no pudo.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2022 ⏰

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