Ganas de empezar (Lishandra)

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Corrió tan deprisa como pudo. No sabía bien por que razón, pero su cuerpo necesitaba alejarse de allí cuanto antes. Sus piernas pedían a gritos interponer miles de kilómetros de distancia entre aquel hombre de ojos tenebrosos y Lishandra. Los pájaros la cantaban al pasar a toda velocidad entre los arboles del camino. El aire le golpeaba la cara y hacía agitar su pelo negro y suelto hacía atrás. Los pulmones le quemaban, pero no iba a detenerse por eso. Se adentró en el corazón de la ciudad girando hacía la izquierda , donde las calles comenzaban a ser mas estrechas y menos transitadas, había salido del paseo floral de antes. Allí el olor de una ciudad de poco alcantarillado la golpeó a quemarropa. Siguió corriendo mas rápido si cabe. Dos mujeres se apartaron de ella lanzando pequeños grititos irritados , a una se le cayó la cesta desparramando las frutas que había en su interior, Lishandra pisó una y continuó su camino.

Llegó al barrio del Quinkeye , donde hace solo unos días la guardia de la ciudad había asesinado a mas de un conocido reciente. En eso Athanasi tenía razón, el rey estaba llevándose todo a su paso con tal de encontrar a los responsables de esa famosa rebelión en las sombras. Todo el mundo sabía de ella, pero muy pocos entendían realmente de que se trataba y quien estaba metido en el asunto. Ahora Lishandra podría llegar a ser una de ellos con tal de cazar a Kuth. Solo debía esperar a que aquella piedra roja de comunicación brillara...

Llegó por fin a su destino, un edificio lleno de mugre instalado en un rincón oscuro en la tercera calle del Quinkeye, en los Barrios Bajos. Apoyó su espalda en la pared fría de ladrillo y respiró de forma entrecortada. Se permitió el lujo de recordar lo cansada que se encontraba. Se había asustado de veras. A pesar de que sabía que Athanasí la había considerado valiosa, al menos un poco, y que no la perseguía en ningún caso, había recorrido todo ese camino con el corazón en la boca, asustada por que alguien la siguiera y le clavara algo punzante en el vientre. No se había sentido tan mal desde que Kuth la abandonara en la calle, sola y sin nada para sobrevivir. Sin embargo necesitaba a aquel hombre terrorífico llamado Athanasi para cumplir su auto juramento.

Llamó a la puerta con el numero de golpes habituales. La opresión de aquel callejón en especifico siempre la intimidaba, ahora mas que nunca. Escuchó unos pasos fuertes al otro lado , y la puerta comenzó a hacer chasquidos de múltiples cerraduras abriéndose. Le gustaba que Sinell fuera precavido y seguro con sus cosas, se sentía un tanto protegida. La puerta se abrió lentamente y el hombre que había detrás de ella se detuvo en el marco , mirándola con el ceño fruncido. Tenía una calva mugrienta y los hombros encogidos hacia delante , adoptando una postura semi encorvada. Lishandra siempre tragaba saliva cada vez que miraba aquellos ojos inexpresivos de Sinell.

-¿Que te ha ocurrido? -dijo Sinell, con su voz rasgada habitual, debido probablemente a sus muchos años como fumador de pipa. -pareces asustada, parece que tus ojos se van a salir de sus orbitas, mm parece que te los quieres sacar y golpearme con ellos. ¿Alguien te persigue?

-Hace veinte minutos lo creía de veras - dijo ella con la voz cansada -pero hace un momento he llegado a la conclusión de que soy una paranoica.

-¿Creías que Kuth te seguía? -Pregunto intrigado -bueno al menos estas de una pieza , pasa. ¿Como ha ido?

-Digamos que el supuesto Kuth no era Kuth en absoluto.

-Cuidado con eso -advirtió Sinell mientras cruzaban a una habitación pequeña y vagamente iluminada, la madera parecía apunto de pudrirse del todo. A Lishandra le falto poco para golpear una caja de botellas en un lado del pasillo. -Creí haberme enterado bien. ¿Qué otro príncipe se iba a encontrar en esa taberna de mierda ? Se sabía que Kuth estaba haciendo tratos con alguien de tapadillo.

-Puede que estén relacionados de alguna forma -Dijo Lishandra , pensando por un momento que quizá Athanasi y Kuth lucharan por la misma causa. -pero no estaba allí. Me encontré algo mucho peor.

Los Guerreros de la JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora