Inesperadamente tú

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*** Mark***

El departamento se siente desolado sin Annie. Definitivamente debí haber ido a su departamento, aunque pensandolo bien aún no me sentía preparado para encontrarme con Randy sin partirle la cara.

Solo unos días más, solo eso faltaba para mis planes, le dije a Annie que iríamos a una reunión el viernes por la noche, mas sin embargo ella no sabía que no habría ninguna reunion por lo menos no una publica, solo era una cena para dos y una propuesta. Pero esta propuesta sería diferente a todas las anteriores. Anteriormente lo que me llevo a proponerle matrimonio era el deseo que sentía por ella, además de mi deseo egoísta de una yegua de cría, como ella lo llamo una vez, en esta ocasión se inmiscuía un gran amor entre ambos. Amor que me inspira un gran sentimiento de llamarla mía y que yo sea llamado como suyo, pertenecernos para siempre.

Con esos pensamientos y además de un gran nerviosismo y la excitación que sentía al pensar en lo que ocurriría el viernes me fui a la cama, la cual se sentía grande y fría sin Annie a mi lado, pero logre conciliar el sueño y no desperté hasta la mañana siguiente.

Los días pasaron deprisa, Annie no quiso contarme lo que había pasado con Randy, en realidad se lo agradecí, ahora entiendo parte de las interrupciones que Randy nos hacía cuando quería intimar con Annie, la verdad el conocimiento de que una hermana tuya tuviera sexo con alguien te hacía sentir incómodo.

Durante el día Annie se comportó un poco extraña, me dijo que no podía comer conmigo porque necesitaba ir a compra accesorios para esta noche, le dije que la acompañaba y se negó, no insistí más y nos despedimos en la entrada del edificio, la acompañe hasta el taxi que la esperaba fuera y cuando se perdió de vista regrese al estacionamiento del edificio para ir por mi coche, aún quedaban algunos detalles que necesitaban ser atendidos antes de la gran noche.

*** Annie ***

Le di la dirección al conductor, había hecho una cita con la ginecóloga para estar cien por ciento segura de mi embarazo, en este momento estoy un noventa y nueve por ciento segura pero que mejor que un médico lo confirme. Después de la reunión tenía planeado decirle lo del bebé a Mark.

Llegue a la consulta de mi ginecóloga de siempre, mi cita era a las dos y cuarto de la tarde, logre llegar a tiempo, solo espere unos minutos antes de que mi nombre fuera llamado.

― Hola Annie, que alegría verte ― dijo Karen mi ginecóloga cuando entre a su consultorio. ― Tan rápido pasó el tiempo, creí que tu siguiente revisión era hasta dentro de tres semanas.

― Y tienes razón, mi revisión rutinaria es hasta el siguiente mes, pero hoy vengo por otra razón, me hice un par de pruebas de embarazo y salieron positivas, vengo a confirmar si estoy embarazada ― le respondí sentándome frente a su escritorio.

― Bueno pues vamos a ver, ¿te parece?, ― dijo levantándose ― Ven, detrás del biombo hay batas, puedes ponerte una mientras preparo el equipo, te realizare una ecografía trasnvaginal.

Detrás del biombo encontré la bata que menciono, me cambie y una vez doblado mi roba salí de detrás del biombo, me acerque a la cama y me recosté, mientras ella preparaba el equipo de ecografía. Una vez estuvo preparado, me dio instrucciones para poner mis piernas en los estribos para mantenerlas abiertas, la sonda fue introducida en mi cuerpo y comenzó la ecografía, saber que estaba embarazada por unas pruebas caseras no hizo que se sintiera real, sino hasta el momento en que se escuchó un repiqueteo rápido.

― Felicidades Annie ― dijo Karen mirando el monitor ― Por el tamaño que aparece en el monitor, parece que tienes cinco semanas de embarazo.

Mientras mis ojos observaban el monitor y mis oídos escuchaban el latido rápido del bebé. De mi bebé, de nuestro bebé. Hasta este momento fue que me di cuenta que en realidad seriamos padres. Mis ojos se llenaron de lágrimas y mis labios se curvaron en una sonrisa. Lloraba de felicidad.

Inesperadamente ¿Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora