Ya hace una semana de que le prometí a Annie presentarle a mi familia, aunque no me seguía gustando la idea, la entendía, si en algún momento la convencía para que se casara conmigo tenía que conocer a mi madre, espero que Alec se mantenga lejos de ella, porque esta vez sí lo molería a golpes con el simple hecho de que le dijera algo fuera de lugar. Había arreglado con mi madre una reunión para el próximo viernes, Abril al parecer también estaría en la cena junto con el nuevo noviecito que se cargaba.
Cada momento que pasaba con Annie, más me convencía que ella era la mujer perfecta para mí, aunque al principio se trataba de solamente conseguir un heredero, poco a poco Annie se fue metiendo en mi cabeza y mi corazón, en que momento me convertí en un cursi de mierda, no lo sé, pero se sentía increíble que ella me hubiera dado la oportunidad.
— Annie, puedes venir un momento por favor — dije por el intercomunicador.
— Claro que sí — respondió, unos segundos después se escuchó e golpe en la puerta
— Adelante.
— Dime, que se te ofrece Mark — Me encantaba escuchar mi nombre de sus labios
— En realidad, tienes que preguntar que se me ofrece — dije, levantándome de la silla y acercándome a ella. Ella retrocedió unos pasos. — Quiero un beso.
— Mark, estamos en horas de oficina.
— ¿Y?
— No podemos dejar de trabajar cada vez que tengas ganas de besarme.
— Pero hace mucho que no recibo un beso
— Pero si hace cinco minutos fuiste hasta mi lugar y me besaste, — dijo cruzando sus brazos
— Ves, ya paso mucho tiempo, además tú lo has dicho te bese, hasta el momento tu nunca has iniciado un beso, siempre soy yo el que te besa.
— No lo puedo creer — dijo dando un paso hacia mí, con una sonrisa en sus labios — En que momento te convertiste en un niño de pucheros, Sr Dinovik — paso sus brazos por mis hombros y se puso de puntitas para alcanzar mi boca
— En el momento en que descubrí que tenía una hermosa mujer por asistente — dije antes de besarla.
Al principio el beso comenzó suave, pero perdí el control cuando su lengua toco la mía, envolví mis manos alrededor de su trasero y la levante para que quedara a horcajadas en mí, ella envolvió sus piernas por mis caderas, mi pene ya estaba muy animado y listo para entrar en acción, me di la vuelta y camine hacia el escritorio, no me importo lo que se encontraba encima, hice todo a un lado tirándolo y la senté en el, sin que nuestros labios se separaran un segundo, daba gracias a dios que siempre vestía faldas, esto me daba mucha libertad, una de mis manos la coloque en su cuello y a otra en su pierna desnuda, mi mano fue subiendo por su pierna hasta que encontré el fino encaje de sus bragas, no introduje mi mano en sus bragas hasta que ella me diera permiso de hacerlo, y tome como respuesta la manera en como ella movió sus caderas contra mi mano, en el momento en que mis dedos estaban entrando dentro de sus bragas sonó el teléfono, pero no me importo que se jodiera la persona que marcaba en un momento inoportuno.
— Mark el teléfono — jadeo Annie separando sus labios
— No me importa — respondí besando su cuello
— Puede ser importante — insistió, me di por vencido saque mi mano de debajo de su falda y puse mi frente en la de ella, el maldito teléfono no dejaba de sonar, recuperamos un poco la compostura y Annie respondió.
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Inesperadamente ¿Tú?
RomanceMark Dinovik empresario exitoso lo tiene todo en la vida, todo excepto una esposa adecuada para proporcionarle un heredero. Annie Anderson hija modelo, trabajadora, inteligente, orgullosa, buen trabajo, novio fiel, se podria decir que esta feliz co...