Desastre personal

248K 9.6K 538
                                    

Mientras salía del restaurante iba maldiciendo a mi querido jefe, me pare a un lado de la acera para esperar que pasara un taxi, pero como siempre cuando más los necesitas menos pasan los desgraciados, pero que mas me quedaba que esperar, ya llevaba 15 minutos y ni luces de alguno, estaba empezando a desesperarme quería irme a mi departamento a dormir ya era muy tarde; de pronto un BMW Z2 rojo, muy bien conocido por mi ya que era el automóvil de Mark se detuvo enfrente de mí.

 —     ¿Qué haces ahí? — Dijo cuando bajo la ventanilla del copiloto.

—     Solo esperaba a un auto que se detuviera y me preguntara que hago aquí —dije sarcásticamente, por que se tenía que detener, ya había hecho lo que me pidió, ahora que le impedía marcharse.

—     Sube, te llevo a tu departamento.

—     No gracias, mejor espero un taxi — no pensaba subirme con él

—     Vamos, ya es tarde y por lo que veo no hay ningún taxi a la vista. — Tenía razón, además ya estaba cansada de esperar.

—     Está bien — abrí la puerta del copiloto y me subí al auto.

*******

Como no me había dado cuenta de lo hermosa que era mi asistente, aunque no era del tipo de mujer que me gustaba, ya que ella tenía el cabello castaño el cual siempre lo llevaba en un recogido muy rígido, si no fuera por los ridículos lentes que usaba y que ocultaban los hermosos ojos ¿verdes? Diría que su cara era perfecta, esos labios, y su cuerpo no era delgada como me gustaban pero tenía las curvas necesarias para hacer que cualquier hombre quisiera pasear por ellas, por dios donde tenía puesta mi vista que no la había visto, ¡Pero que estoy diciendo! Estoy hablando de la señorita Anderson, tengo que poner atención al camino en lugar de estar pensando idioteces.

 No tenía idea de qué tipo de platica llevar con ella que no fuera de trabajo, a pesar de que llevaba trabajando cinco años con ella no tenía conocimiento de sus gustos ni siquiera sabía donde vivía…

 —     Disculpe Srta. Anderson me podría decir por donde está su departamento.

—     Siga derecho por donde va y en la tercer avenida de vuelta a la derecha, mi departamento está en el tercer edificio de esa avenida.

—     Muy bien.

 Ya estábamos llegando cuando vi que ella se puso un poco tensa, que habrá visto que la hizo ponerse así.

 —     Déjeme aquí, ya estamos cerca, es el edificio ese —dijo apuntando el edificio que estaba como a media cuadra de donde nos encontrábamos.

—     Ya estamos aquí, mejor le dejo sana y salva en su departamento.

—     No, ya le dije mejor me bajo aquí.

—     No sea testaruda dije que la traería a su departamento y eso es lo que voy a hacer.

*********

¿Qué voy a hacer?, lo último que me esperaba era ver a Robert fuera de mi edificio, no era bueno que me viera bajar del automóvil deportivo de mi guapo jefe, ahora si me ajusticiaba, cuando le dije que cancelaba la cita le dije que era porque el pariente de mi amiga Sara estaba en el hospital y quería acompañarla, no le podía decir que era por trabajo. Ahora si llegaba con mi jefe pensaría que todas sus sospechas eran ciertas.

Y el maldito de Mark que se quería hacer el caballero conmigo, por que los hombres se hacían los caballeros cuando menos nos convienen, tenía que pensar una escusa rápido para decirle a Robert, pero fue demasiado tarde Mark ya estaba aparcando en mi edificio, y ahora que hago.

 Hubiera deseado desaparecer en ese momento, cuando Robert me vio en el auto de mi jefe, vi la furia reflejada en su mirada, y al siguiente segundo vi como abría la puerta y me sacaba a jalones del auto, no pode reaccionar de la sorpresa que me había dejado la actitud de Robert, vi como mi jefe se bajaba del auto y se ponía enfrente de nosotros.

 —     Disculpa, pero esa no es manera de tratar a una mujer — Dijo mi jefe cruzándose de brazos y poniendo postura de chulo.

—     A ti que te importa, yo trato a MI novia como se me pegue la gana — recalco la palabra Mi novia para que a mi jefe le quedara claro quien era él. Fue en ese momento que reaccione, como que me podía tratar como quisiera, acaso se creía mi dueño o que, una cosa era que fuera mi novio pero eso no le daba el derecho de hacer lo que él quisiera y mucho menos jalonearme así.

—     ¿Disculpa? — dije zafándome de su mano. — Tú ni nadie tienen el derecho sobre mí —y yo que venía pensando cómo explicarle lo sucedido.

—     Sí, ya veo — dijo Robert mirándome despectivamente — nadie tiene derecho sobre ti, pero todos los hombres o… ¿solo los que tienen dinero dime? que se te pongan enfrente tienen los brazos o mejor dicho las piernas abiertas de ti verdad

Me enoje tanto que en lugar de darle una cachetada como cualquier mujer ofendida hubiera hecho, cerré mi mano en un puño y se lo estrelle en la nariz, la verdad no pensé que reaccionara como reacciono, me volvió a ver y me lanzo un golpe también a la cara, lo único que pude hacer fue cerrar los ojos y esperar el golpe, golpe que nunca llego, ya que cuando abrí mis ojos mi jefe tenia sujeto su brazo evitando que pudiera tocarme.

—     No sabes que a la mujer ni con el pétalo de una rosa se le debe golpear. — Robert me miro furioso, se soltó de la mano de mi jefe y me miro.

—     No sabía que Sara fuera pariente de tu jefe. — yo no supe que contestar — Sabes que, ahora me doy cuenta que no vales nada aquí se termino.

 Robert se dio la vuelta y se marcho hecho una furia del lugar, porque me tenía que suceder esto a mí, y lo peor del asunto enfrente de mi jefe, ahora con qué cara voy a voltear a verlo.

 —     Gracias por su ayuda Sr. Dinovak — dije dando me vuelta para que no viera las lagrimas que se resbalaban por mi mejilla — Buenas noches, nos vemos mañana en la oficina

 Deje a mi jefe en la entrada del edificio y yo corrí al ascensor, abrí la puerta de mi departamento y al cerrarla me recargué en la puerta y fui resbalando al piso destrozada, aunque Robert no era el mejor hombre del mundo yo le amaba y me dolieron mucho sus palabras, ni siquiera tuve las fuerzas de levantarme para ir a la habitación me hice bolita en la entrada  llorando hasta que el sueño me venció.

Inesperadamente ¿Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora