Capitulo I

1.3K 70 8
                                    

El viento golpeo mi cuerpo y mis ojos se abrieron en respuesta. Mis pulmones le dieron entrada libre al oxigeno e inhale de forma desesperada. Mi cuerpo estaba inmóvil pero no parecía querer dejar de toser. Parecía que me había atragantado con el aire mismo. Observe el cielo nublado, con los ojos llorosos, desde mi incomoda posición en el suelo.

Poco a poco mis extremidades se fueron haciendo presentes y me di vuelta, quedando sobre mí estomago. Estire mis piernas y brazos aun tomando aire. Un cosquilleo extraño, casi mágico me recorría todo el cuerpo, aún más en las puntas de mis dedos. Cerré con delicadeza mi mano al contorno de mi garganta e intente tranquilizar mi pulso. Cerré mis ojos. Poco a poco el aire comenzó a sentirse cortante y helado. Mi respiración fue constante pero tranquila.

Fruncí el ceño cuando mi mente reacciono a mi ambiente. Me di cuenta de que estaba acostada sobre una pequeña manta de nieve, Harry ya no me sostenía en sus brazos y que de ninguna manera me podía encontrar en la casa de los Weasley o en su patio. Me asalto la confusión cuando observe alrededor y me di cuenta de que me encontraba en el patio de Hogwarts. Solo que este no se veía del todo como lo recordaba. 

Me levante despacio, como pude y mire alrededor. La nieve cubría la mayoría de las cosas. Y ahí estaba yo. Con un short, la remera de Gryffindor y un buzo atado a la cintura.

- Por los calzones más holgados de Merlín...

¿Cómo había llegado hasta acá? ¿Cómo podría haber cambiado el clima tan rápido? Tome mi varita de mi bolsillo por puro instinto. Me mire las manos. 

Estoy viva...

Una risa se escapo de mi boca y sin pensarlo me palpe el rostro. Cerré mis ojos y tape mi sonriente boca con mis manos pero la realidad me golpeo mas rápido de lo que hubiera deseado. Y me sentí culpable. Si yo estaba viva... 

- ¡MIERDA! - grite.

Mis rodillas me fallaron y arrodillada mis manos me ayudaron a no perder el equilibrio. Cerré mi mano en la nieve. Mis ojos se llenaron de lágrimas que derritieron la nieve debajo de mi. 

¿Qué pasará con Harry?¿Funcionó? ¿Él tiene lo que era mi alma? ¿No tengo alma? Ya había aceptado el hecho de que mi vida había acabado, lo que la vida tenía preparado para mí y tuve el suficiente valor para enfrentarlo. Pero ahora que estaba viva no estaba segura de poder juntar el valor suficiente para hacerlo de nuevo. Ya me había adaptado a la idea, pero ahora la situación dio un giro completo y no quiero morir. No de nuevo.

Nuevas lágrimas se desbordaron de mis ojos e iniciaron su recorrido por las mejillas hasta mi cuello, dejando un rastro tibio durante unos segundos: mis lágrimas estaban calientes y mi piel todo lo contrario.

Grite. Grite lo más fuerte que mi garganta me permitió hasta que se me quebró la voz y termino en un alarido penoso. La frustración y el cansancio se apoderaron de mi mente y cuerpo. El enojo, la ira me acompañaron en otro grito, como si fuéramos viejos amigos. Mi grito se perdió en la soledad del patio. Inspire hondo y me apoye sobre mis talones para luego taparme la cara con las manos y comenzar a llorar en silencio. Pasaron los minutos y la nieve caía sobre mí. De alguna forma llorar se siente bien mientras dura, pero tarde o temprano se tiene que parar y entonces decidir qué hacer. Levante la cabeza y mire las imponentes paredes y torres de piedra que se encontraban frente a mí.

Se escucharon unos pasos detrás de mí. Después de unos segundos, la persona y/o criatura hablo.

-Te escuche gritar. – me dijo una voz masculina. A pesar de haberlo ignorado, su voz me sonaba ligeramente familiar.

-Deberías ponerte ese buzo. – volvió a hablar. Se acercó a mi lado. – Esta nevando.

Me di cuenta que eso era lo que debería haber pasado durante el invierno, pero la nieve nunca había llegado. ¿Cómo había llegado tan repentinamente? Vapor salía de mis labios. Me desate el buzo y mi siguiente acción fue ponérmelo. Me estaba congelando.

SOULLESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora