Capitulo VIII

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No respondió enseguida. Corrió la vista de mí y miro al suelo, procesando toda la información que le acababa de dar. Si me iba a ayudar necesitaba saber todo. Sabía que tendría consecuencias en el futuro, pero no puedo volver sin ayuda.

-Te ayudare. – dijo mientras asentía aun sin mirarme. – Te entrenare.

-Pero... - pude notar la mirada en su rostro. Me miro cara a cara y luego dijo: "Solo si me llevas contigo en tu búsqueda"

-Ni lo pienses. No. Ben no tienes motivos para ir es muy peligroso.

-____, he esperado mucho tiempo esperando que mi vida de un gran giro. Quiero aventuras, quiero vivir. Acá no soy nadie.

-¿Qué vas a hacer cuando logre volver a mi tiempo? Solo necesito que me entrenes. No puedo ser tu amiga, te dejaría solo.

Relamió sus labios y me miro fijo. Luego pestaño rápidamente e hizo un ademan con las manos.

-Sí, eh... Yo te entrenare. – asintió repetidas veces. – Si, te entrenare. Iré a dentro, te veo en la tarde.

Se paró y mientras agarraba su libro entre las dos manos se alejó para luego entrar al castillo.

Me quede allí un buen rato y me pregunte si hacia lo correcto. Era humano y lo pondría en peligro, ¿Qué sabia el de "domesticar" Vampiros?

El futuro era lo que me asustaba más. Él debía ser padre de alguien en el futuro, él ya debía tener su futuro escrito pero ahora que yo interferí. Puedo estar segura de que cambio, para bien o para mal.

Quizás solo estaba paniqueando pero no era para menos. Comencé a caminar hacia el bosque para cazar y prepararme a lo que me enfrentaría esta tarde. No había podido hablar mucho con él, no sabía que intentaría por lo tanto es mejor prevenir que lamentar.

Bebí hasta saciar mi sed y al ver al animal sin vida en el suelo sentí que lo que estaba haciendo no era correcto. ¿Que culpa tenían los animales? Procure cazar días por medio así no mataría tanta cantidad.

Escuche como una buena cantidad de cascos golpeaban el piso de tierra infértil por el frio. Dejando un eco que recorría todo el bosque, o quizás era solo mi nuevo oído.

Olfatee el aire y el olor a caballo y humano inundo mis fosas nasales. Centauros. Y venían hacia mí.

Agudice mi oído y pude sentir el repiqueteo de las flechas en los tubos de cuero atados en sus espaldas. Pude sentir la atención de la cuerda del arco y el zumbido de la afilada punta de la flecha contra el viento.

Eran muchos y venían armados. Pero los centauros usualmente no eran agresivos, pero estaba claro que sabían pelear. Se dedicaban a leer las estrellas y raramente los podías ver en el bosque. Eran sabios y con muchos años de edad pero manteniéndose esbeltos y fuertes.

Aun no los podía ver, pero los podía sentir.

Podría huir y escaparme para luego ser la cazada y ellos el cazador, recordándome a cuando Charlie y su gente cazaban a Jacob y su manada; y Jacob a la vez cazaba a Victoria.

Sin embargo sabía que estaba mal. Debía enfrentarlos pero con magia. No me sentiría bien si tomara las ventajas de ser un vampiro neófito, aunque nunca vi una pelea entre un mago y un vampiro. No estaba segura de quien podía ganar.

Saque mi varita y a la vez mire mi ropa ensangrentada. Mis labios formaron una línea recta y mi entrecejo de frunció. Espero que la primera impresión no sea tan importante como dicen.

Los sentí más fuerte y los vi acercarse con sus arcos ya preparados apuntando hacia mí. Aunque sabía que era imposible que esas flechas perforaran mi piel me asuste.

SOULLESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora