Capitulo XV

366 32 5
                                    

Salimos a la intemperie mientras que los pequeños y delicados copos de nieve descendían del cielo.

Llevaba la mochila de Benjamín en los hombros, la cual contenía ropa muggle abrigada que había tomado de la sala de menesteres para poder disimular en la ciudad. Era muy liberador poder salir a la intemperie sin que la temperatura de esta te afectara. Ni el frio ni el calor lograban alguna reacción de parte de mi cuerpo a no ser que estas sean temperaturas demasiado bajas o extremadamente altas. El fuego nos puede matar, pero tienen que arrancar muestras extremidades como brazos, piernas y cabeza. Para luego, ahí sí, prendernos fuego y matarnos permanentemente. Como hicieron con James.

Diablos, él debe estar vivo. Sin embargo ahora él no es de mi preocupación y si lo matara tampoco lo seria para mi "futuro yo".

Aleje todos aquellos pensamientos incoherentes y observe a mi compañero de viaje. Sinceramente no daba buena pinta que viniera conmigo, sin embargo una pequeña parte de mi estaba resignada a hacer sola este viaje.

Pasamos a unos metros de la cabaña de Hagrid. En su pequeña ventana, la única cosa que decoraba el exterior de su cabaña, se podían divisar grandes sombras. Parecía tener compañía.

Nunca vi a Hagrid...

Fang me ladro desde su escondite detrás de unas calabazas. Ladraba y se escondía. Mi corazón se estrujo. Su instinto sabe y le dice que se aleje de mí, a diferencia de los humanos. Que mientras más peligro hay, más atraídos se sienten.

Nos internamos en el bosque mientras Benjamín daba uno que otro traspié frente a mí. Formábamos una línea perfecta donde yo estaba de última y un Sirius enojado a la delantera.

Con los minutos que pasaron una niebla comenzó a descender y vapor no hacía más que salir de la boca de benjamín.

Su nariz estaba totalmente roja al igual que su oreja. Frotaba sus manos para conseguir calor. Baje la mirada y observe mis manos, parecían hielo puro.

-No logro ver nada. – comento Benjamín.

-Ni yo. – agregó Sirius.

-Apuesto – dijo mientras caminaba y luego me miro –, que tu lo ves todo. – rio.

Iba a responder pero por no estar mirando hacia delante se tropezó con una rama que Sirius había esquivado. Lo agarre del brazo un segundo antes que golpeara el suelo.

-Si veo todo. – dije levantándolo. – Pero vos no, así que concéntrate en el camino. – lo solté y espere a que comenzara a caminar para poder posicionarme detrás de él. Sirius no había detenido su paso.

-Engreída. – dijo Sirius de espaldas en cuanto lo alcanzamos. Lo mire mal.

-Yo no pedí esto. – me defendí.

-Entonces, ¿Qué te paso? – pregunto Ben poniéndose a uno de mis lados. – ¿Te mordieron y te dejaron viva? O...

-No. – lo interrumpí. – No funciona así.

-¿Entonces cómo te convirtieron? – volvió a preguntar.

Inspire hondo. – No lo sé. – respondí.

-¿Cómo que no sabes?

-No lo sé, Benjamín. Desperté así.

-Noche alocada. – dijo Sirius mientras que su risa se escuchaba en la oscuridad. Bufe.

-De hecho la peor tarde de mi existencia y si lo recuerdo todo. – un escalofrió desagradable me recorrió la espalda baja.

-¿Qué sucedió? – pregunto Benjamín interesado en el tema.

SOULLESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora