Capitulo XI

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Han pasado cuatro días desde que deje a Benjamín en la enfermería, dos semanas y media desde que deje a mi hermano.

Benjamín se encontraba inconsciente y la gran pérdida de sangre hizo que casi lo tuvieran que trasladar a San Murgo. Dumbledore se negó, ya que tendrían que dar explicaciones y si el ministerio se enteraba de que le daba estancia a un Vampiro en Hogwarts, uno que había atacado sin piedad a un pasante de medicina mágica, se verían en muchos problemas. Sin mencionar el hecho de que no debían enterarse que yo –si es que se lo creían- era de 1997.

Así pues, trasladaron todos los utensilios necesarios a Hogwarts y Benjamín fue atendido allí mismo. Me siento obviamente culpable, sin embargo el deseo de la sangre humana se ha vuelto parte de mí y la sangre animal paso a ser algo no tan sabroso.

Aunque debía admitir que gracias a él, cada vez que pensaba en lo deliciosa que sería aquel liquido carmesí me estremecía al recordar cómo había atacado de una forma brutal al chico que me había intentado ayudar.

Cazar es a lo único que me he dedicado este tiempo. Tome tanta sangre que me sentía hinchada y pensar en la sangre hacia que un dolor psicológico apareciera en mi panza.

También asistí a un partido de Quidditch. Gryffindor contra Slytherin y como siempre Gryffindor gano.

Por primera vez en mucho tiempo me sentí como en casa. Claro, como si estuviera en primero, cuando yo aun no podía jugar. Mi hermano logro que lo pusieran en el equipo, yo entre en segundo como cazadora.

Sentí una gran alegría al alentar a mi equipo. Como si estuviera con mis amigos, como si alentara a Harry a atrapar la snitch. Pero en este caso estaba alentando a James, mi padre, que estaba en el puesto de cazador.

Sirius alentó conmigo, también me sometió durante el descanso a un par de preguntas que me fueron difíciles de responder.

¿Por qué faltas a clases? Ni siquiera te tienen en la lista.

¿Me conocías desde antes?

¿Qué es lo que haces cuando no estás en clase? Que es básicamente nunca.

Podríamos hablar si quieres. Hay veces que me salto clases.

De alguna forma encontré como distraerlo y no responder a sus preguntas.

Quede con él para ir a Hogsmeade el fin de semana, para el cual faltaban tres días. Realmente no sabía si era buena idea y tenía mis grandes dudas.

Mientras me dirigía al el partido logre ver a mi padrino, Severus caminando usando su vestimenta de los colores verde y gris para alentar a su casa, también usaba una bufanda de los mismos colores. Caminaba a un lado de una chica de cabello pelirrojo que usaba ropa de Gryffindor, no le vi el rostro porque Sirius paro mi paso. Y me arrepiento terriblemente de quedarme al lado de él y no haber ido por la que podría haber sido mi madre.

Jamás me cruce con Lily en mi instancia acá. Realmente quería verla, ella me dio la vida, ella nos salvó a mí y a Harry.

Apreté la nieve con mis manos y esta no mostro signos de que se fuera a derretir. Quizás mi piel era tan helada que tenía la misma temperatura de la nieve.

-Disculpa. – me llamo un chico totalmente conocido.

-Remus... - susurre tan bajo que no hubiera podido escuchar aunque hubiese querido.

-Soy Remus Lupin, el prefecto de Gryffindor – el agujero en mi pecho se incrementó cuando alguien querido para mí, alguien que solía saber tanto de mí ahora se estaba presentando, como si fuéramos unos completos extraños. –, me han encargado decirte que el chico Benjamín Wright ya ha despertado.

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