Todo lo que nunca te dije lo dejé escondido debajo del colchón. Pero si tuviera que sacarlo, limpiarle el polvo, te diría: que todo fue demasiado rápido, demasiado intenso, pero que no cambiaría ni un segundo de todo el tiempo que pasé contigo. Te diría que desde el primer momento sabía que no era el momento. Que para ti era el momento de caminar solo.
Te diría que fallé, fallé en no saber darle tiempo al tiempo, pero que las ganas de vivir me perdieron. Te diría que siempre fuimos a ritmos distintos, y que contrariamente a lo que tú me decías, ese nunca fue el problema. Te diría que por favor, no hacía falta decir ni hacer todo lo que hiciste y dijiste si no querías que me enamorara.
También me gustaría decirte que no me olvido. Que no me olvidaré nunca de que fuiste el primero de muchas pequeñas cosas que nunca había vivido. Te diría que me va a llevar mucho tiempo escuchar esa canción. Que confié demasiado rápido.
Y es que el día que nos volvamos a ver, te dejaré ver todo esto que en su momento escondí. Y que sí, entonces, te darás cuenta de que me perdiste pero será tarde. Así como desempolvo esto, también te diré que sabes bien que soy guerrera y que tenía planes y proyectos antes de que llegaras a mi vida. Y que siguen en marcha ilusionándome cada día. Te diré que no me rindo, te juro que no, que sigo hacia delante,que hacía mucho tiempo que nadie me arañaba el corazón, y que, para bien o para mal, te tocó a ti ese papel.
Pero aún así, gracias por darme un cursillo rápido sobre niños que se hacen pasar por hombres, gracias porque ahora sé que puedo dejar ir a alguien, por mucho que duela. Que hay personas que no deben estar en mi vida, por mucho que yo quiera. Que a veces nos damos contra la pared tontamente y que cuando algo se acaba es porque algo mejor está por llegar. Hasta siempre.
