Es irónico que seas lo último en lo que pienso antes de acostarme y lo primero al levantarme.
No existe una palabra que defina todo esto que mi corazón siente y no sabe controlar.
Eres la salida al final del túnel siempre, eres quien me arropa las noches frías y quien me abraza a pesar del calor en las noches de verano.
Amo tus manías, tus decisiones, tus enfados, tu risa, y tus gestos.
Es cierto que yo amo que me abraces para sentirte mejor.
Dicen que el amor es demostrar y querer, y tú, mi niño, lo haces a la perfección.
¿Qué será de mi el día que me faltes?
Mi vida se convertiría en una cuesta imposible de subir, y yo me quedaría abajo por siempre.
Pero volviendo al tema, también amo cuando me acurrucas entre tus piernas,me abrazas, enciendes la tele y duermes; se te ve tan tierno, tan tranquilo y relajado.
Esas sonrisas que sin querer te delatan.
Amo cuando apoyas tu cabeza en mis piernas y te haces el dormido y entonces yo aprovecho para hacerte cosquillas.
Me gusta que confies que conmigo te sentirás bien, y que apoyes tus dolores en mi sonrisa, para después terminar sonriendo tú también.
Son muchas noches las que te pienso, muchas más las que te escribo. Cosas que jamás dejaré de hacer, pase el tiempo que pase.
Amo cuando por las noches, me das las buenas noches para que así duerma a gusto y tranquila.
Amo tus 'te amo' sin un por qué. Amo tus besos por que te apetecen.
Pero sobre todo y por encima de cualquier cosa, te amo a ti, con tus manías y razones, con tus errores y tus aciertos, con tus alegrías y penas.
Te amo, sin más. Como nunca lo supe hacer.
