Enamórate de alguien que se ría contigo, no de ti. Enamórate de alguien que no te mire de manera extraña cuando quieres hacer algo ridículo. Enamórate de alguien que te acompañe y apoye en todos esos divertidos momentos. Enamórate de quien se enamore de tu locura, y verás cómo el amor se fortalecerá cada día. Pues no habrá rutina, los momentos amargos no significarán nada al lado de todas esas anécdotas increíbles que vivirán, y, lo mejor, no tendrás necesidad de ocultar tu personalidad, no necesitarás dejar de ser quien eres, tal como te gusta ser, porque te enamoraste de alguien que te permite ser así e, incluso, se enamora cada día más de eso.
Enamórate de quien te inspire a vivir aventuras, a quien te permita vivir la vida al máximo y a disfrutar de cada momento. Enamórate de quien se enamore de tu sonrisa cuando haces esas locuras que te definen. Que se enamore de ese lado infantil que vive en ti y que aflora cada vez que sonríes. Y, sobre todo, que no sienta vergüenza al estar a tu lado.
Enamórate de quien te ha visto en tus peores momentos y aún así está contigo, a tu lado, amándote más que nunca. Porque eso significa que no solo se enamoró de ese lado divertido y alegre, también se enamoró de tus batallas, de tus tristezas, de tu dolor, que, en cierta manera, lo hizo parte de sí y te ayudó a cargar. Enamórate de quien tomó tu corazón, lo curó y lo guardó con el mayor de los recelos, pues eso te dice que no te ama a pesar de tus defectos, te ama tal como eres.
Enamórate de quien se enamore de tu locura y te permita ser feliz, contigo misma, y juntos.
Pero, sobre todo, enamórate de alguien que se enamore por ser tú.
