Silencios que hablan

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Perdimos el control de la situación, nos dejamos llevar por falsas atracciones. Por falsas caricias que nos erizaban la piel. Con los pelos de punta y las miradas clavadas entre nosotros, nos perdimos, nos perdimos en un beso tan de mentira que parecía verdad. Solo era necesidad, o eso intentaba creer. Pero en el fondo tú no eras un juguete más con el que pasar el tiempo, pero yo para ti si lo fui. Pasaron los días, los besos dejaron de saber a nubes y las caricias empezaron a ser ásperas. Te miré a los ojos fijamente y en ellos pude ver reflejado el dolor de no quererme. El dolor que te estaba matando al verme feliz contigo. Tu no me querías, pero eso yo ya lo sabía desde el primer abrazo. Yo a ti te importaba pero no lo suficiente como para llegar a quererme de la forma en la que yo te empezaba a querer a ti. Anocheció, como cada día juntos, pero esta vez en vez de un beso fueron dos, uno en cada mejilla, y en vez de un "Hasta mañana" fue un "Adiós". Ambos sabíamos lo que acababa de pasar y como sin decirnos nada, todo se había esfumado para siempre.

Pensamientos de una adolescente problemáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora